lunes, 9 de agosto de 2010

CARTA DE UN LECTOR DEL DIARIO "EL MERCURIO" DE CHILE.TOROS Y COHERENCIA.

Cartas
Lunes 09 de Agosto de 2010
Sobre toros y coherencia


Señor Director:

Desde hace mucho tiempo vemos que la Cataluña de La Renaixensa —la de Verdaguer, Torras y Bagés, Gaudí, Güell y tantos otros— dejó tristemente de ser lo que fue para transformarse casi en lo contrario. Entre las regiones de España es aquella que hoy registra el más alto índice de violencia intrafamiliar y divorcios, donde más radicalmente se ha expresado en los hechos y en las calles de sus ciudades y balnearios la apología del “matrimonio” homosexual; y suma y sigue.

Mi amigo Hernán Corral ha señalado aquí que si bien es una incoherencia que se prohíba dar muerte al toro en las plazas catalanas mientras se aprueba una ley general autorizando a cualquier mujer pedir la eliminación quirúrgica del niño que espera, lo primero es muy justificado. Se trata, a su parecer, de una pasión, la de los toros, que no tiene ya cabida en una sociedad como la nuestra donde la recreación, dice, ha dado pasos hacia formas más civilizadas. Aficionado a concurrir semanalmente a los estadios de fútbol desde mi niñez, no haré aquí mención a las razones que hace décadas me convidaron a abandonar esa afición, pues el tema en discusión es otro.

Ortega y Gasset escribió en alguna página de “La deshumanización del arte” que “es sorprendente y misteriosa la compacta solidaridad consigo misma que cada época histórica mantiene en todas sus manifestaciones”. Don José, que solía recibir como contertulio en La Revista de Occidente a Domingo Ortega —castellano originario de una modesta aldea toledana y que llegó a ser uno de los más célebres toreros de su época—, no se habría sorprendido ni habría calificado de incoherencia la prohibición de las corridas de toros dispuesta por el Parlamento de Cataluña. La reciedumbre, virilidad y contenido vital de una fiesta cargada por el sentido de lo épico y el temor de la muerte, además de sus tertulias, pudo inspirar el arte de Gerardo Diego y García Lorca así como el de Picasso, Manet y Goya. Pero resulta incompatible con una cultura híbrida y dominada por un inmediatismo funcional y egoístico —como es por ejemplo la que se expresa en la cultura del aborto— incapaz, como se comprueba, de arrancar manifestaciones de arte y humanismo similares.

No es éste entretanto un fenómeno exclusivamente catalán, sino global. Por lo que prepárense los que supieron del templado arte de las “manoletinas” y las “gaoneras” a que esa preciosa raza animal que ha sido el toro de lidia, forjado por el trabajo de generaciones en legendarias ganaderías como las de Miura y Santacoloma, desaparezca definitivamente del planeta; mientras aquellas joyas de la arquitectura como la limeña Plaza de Acho y la sevillana Plaza de la Maestranza se reconvierten en funcionales malls o en multicines... Como lo apuntó bien el torero catalán Luis Francisco Esplá, según la misma “lógica cultural”, pronto sonará también la hora del hermoso y abnegado caballo español de “pura raza”.

Jaime Antúnez Aldunate

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