viernes, 4 de febrero de 2011

Militares impecables.

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Los militares siempre son impecables, señora ministra


Virginia Ródenas - sociedad
08 de diciembre de 2010

Cobran por hilvanar naderías y obviedades y les aseguro que nos salen por un pico. La última ha sido protagonizada por la titular de Defensa a quien no se le ha ocurrido otra cosa que decir en la "radio amiga" que "la actuación de los militares del Ejército del Aire en la gestión del conflicto de los controladores ha sido desde el primer momento impecable, a pesar de que ellos también tenían sus vacaciones y puentes". ¿Y esta señora qué piensa que son las Fuerzas Armadas? ¿Acaso ha oído rechistar jamás a alguno de los 130.000 hombres que componen nuestros ejércitos cuando se les ha pedido que cumplan con su deber, cuándo se les ha mandado a misiones imposibles, cuándo el ir a la guerra –que ni siquiera esto se lo han reconocido- había dejado de ser voluntario y han ido obligados en rotaciones cada vez más seguidas?

La última vez que vi a Carme Chacón lucía una sonrisa helada tras el perdedor José Montilla el día nefasto para el PSC en que fue desembarcado del poder por los votantes de CIU. Tal vez pensara, como tanto se comenta en los mentideros, que le iba a tocar sufrir a ella el relevo del desastre, a lo que no parece dispuesta. Ella mira más hacia La Moncloa. Porque desde luego hacia donde no vuelve ni un segundo la vista es hacia nuestras Fuerzas Armadas y los militares lo saben. La voz engolada y marcial que emplea para dirigirse a las tropas, a las que por cierto se permite la licencia de tutear, no cuela. Y entre el generalato se la tiene por lo que es. Porque como a la mayoría de sus antecesores, nuestros ejércitos le importan un pito. Sólo interesa el cargo por la proyección, esa plataforma que es Defensa donde además se cuenta con la anuencia de unos administrados respetuosos al máximo con la jerarquía y obedientes por juramento.

Miles de hombres y mujeres de nuestras Fuerzas Armadas a las que, además, se les niega el pan y la sal. Porque escucho a la ministra Chacón hablar de la "actuación impecable" de los 190 efectivos del Ejército del Aire desplegados por las torres de control, por obra de un decreto de alarma de su Gobierno, y me acuerdo de cómo con motivo de la Fiesta Nacional se me denegó una entrevista para la última página del periódico con el jefe de la escuadrilla de los eurofighter, donde pretendía que explicara a los lectores cómo se forja un piloto, las condiciones de vuelo en un avión de combate de última tecnología, sus inquietudes en el aire, el pensamiento a esa velocidad, con el cuerpo presionado por un traje especial que impide que el cerebro se quede sin sangre… Quería que los contribuyentes supieran a dónde también va su dinero y conocieran el altísimo nivel y excelente preparación de estos otros españoles. No me dieron ni una sola razón para la negativa. Porque no las hay. Porque no se puede poner negro sobre blanco que el único protagonismo es para la ministra.

Pero yo he visto en bases militares cómo los mejores trabajan a destajo para ahorrarle al Estado dineros en mantenimiento, ingenieros de primera línea que sólo tendrían que cruzar la delgada línea que les separa de la industria civil para ganar fortunas y que se mantienen firmes en sus puestos por "servicio y amor a España". En ningún sitio he visto gente mejor preparada, más cualificada y más sacrificada. Un tesoro que ningún político poderoso ha querido o ha sabido valorar. Tampoco Chacón que no deja desde el Ministerio que salgan a la luz sus logros si no van precedidos de su propia foto. Para ellos, los militares, es el todo por la Patria; para la especie política, el todo por el poder. Luego los juntas y los segundos no saben ni inglés; los primeros, sin excepción. ¿Hasta cuándo los militares seguirán siendo víctimas de los políticos? ¿Hasta cuándo permitiremos los ciudadanos que eso ocurra?



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