martes, 16 de diciembre de 2014

Capellanes de la Armada española en Trafalgar. Juan Roca Núñez.



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Capellanes de la Armada española en Trafalgar

La presencia de sacerdotes en los buques de guerra de nuestra armada viene desde muy antiguo. Así conocemos a los franciscanos: Juan Pérez y Antonio Marchena, quienes acompañaron a Cristóbal Colón en su viaje a las Indias. El benedictino Bernardo Boíl, ex capitán de galeras, llegó a ser Vicario Apostólico de América. No nos olvidemos del insigne defensor de los indios: Fray Bartolomé de las Casas. En tiempos de Felipe II, se lleva a cabo la organización de la asistencia religiosa en las galeras. Aunque no se va a celebrar Misa a bordo de los buques hasta mediados del siglo XVII, el capellán de la Armada se va a encargar de la asistencia religiosa, y se preocupará de inculcar en las dotaciones de los buques una serie de ideales, como: defender la fe católica, arrancando de raíz cualquier pensamiento hereje. Además, será mediador y apaciguador, convirtiéndose en un auténtico líder, inculcando a los marineros y soldados; valor, coraje y heroicidad en el combate justo, en defensa de Dios y España. En el año 1571, se crea la Liga Santa, y con este motivo el Papa Pio V; dará una serie de normas a las dotaciones de los buques aliados: No se jurará, se limitará el juego, y se rezará, alternando todo ello con las prácticas navales y militares. Establecerá un programa de actividades,  el cual incluirá las oraciones a determinadas horas de la mañana. En cada galera habrá un capellán sacerdote, confesor y predicador, mientras que en la galera del capitán general de la flota; habrá un capellán superior que tendrá funciones de superintendente y visitará a los demás capellanes. Además; los capellanes se harán cargo del Hospital Real. En vista que los enfermos y heridos, de los buques, estaban en muy malas condiciones, y no precisamente por falta de medios, sino por mala organización sanitaria, el Papa entrega una galera desarmada para que se instalen en ella camas para unos 400 enfermos, los cuales han de permanecer en cubierta y no en bodegas, con el fin de evitar el contagio. Se proveerá de medicinas y víveres. Van a formar parte de la dotación ocho o diez religiosos capuchinos, más algunos laicos voluntarios. Habrá un médico y un cirujano, diez marineros y diez remeros voluntarios. Pronto va a aparecer un juez especial con la categoría de vicario. Jerónimo Manrique, será juez ordinario eclesiástico, inquisidor de la Armada, y administrador del Hospital Real. Se nombraran capellanes militares a expensas de capuchinos, franciscanos y jesuitas. Participará también la Orden Hospitalaria. El servicio eclesiástico de la Armada, no se va a organizar formalmente hasta finales del siglo XVIII. Durante mucho tiempo, las instrucciones de este servicio dependían de los capitanes generales de los departamentos. En 1762 se crea la figura del Vicario castrense de los Ejércitos de mar y tierra, cuyo cargo va a recaer en el Patriarca de las Indias. Más tarde, en las Ordenanzas de la Armada de 1793, se dictaminarán las funciones y obligaciones de los capellanes. 

En tiempos de Trafalgar; en la preparación para el combate, si el comandante del buque o general embarcado, consideraba adecuado, reunía a la dotación en el alcázar y en las proximidades de este, con el fin de hacerles una exhortación militar. Después de que el personal se retirara a sus puestos, estos eran recorridos por el capellán, acompañado por el oficial ayudante del comandante. El personal, recogido en el mayor silencio y respeto, recibía del capellán la Absolución. El oficial jefe del puesto recordaba la pena de muerte a todo aquel que lo abandonara, se portase con cobardía o no obedeciera una orden superior. Después, el capellán se retiraba a la enfermería de combate, manteniéndose todo el tiempo con los Sagrados Oleos.

Gracias a la  documentación conservada en el Archivo General de Marina, recogida por González-Aller, podemos conocer quiénes fueron los capellanes de la Armada que participaron en el combate del 21 de octubre de 1805, frente al cabo Trafalgar. Dicha documentación está basada en los informes reservados que dirigen cada uno de los comandantes de los navíos al Mayor General de la escuadra: Antonio Escaño. En dichos informes apreciaremos que se indica la clase de capellán; si es de número o provisional. Junto a ello; el departamento a que pertenece, navío donde estaba embarcado, antigüedad en el servicio, conducta en la acción y conducta anterior. Habrá un matiz, reflejado por los informantes: la graduación de la conducta ha sido sacada de los informes reservados de los tenientes vicarios del Departamento a que pertenece cada uno. De esta forma, tenemos:

Fray José Cumbo. Del número de Cádiz. Navío Santísima Trinidad. 6 años de antigüedad en el servicio. Conducta en la acción con esmero. Conducta anterior: Sospechosa y amonestado.

Francisco Durán. Provisional. Navío Santísima Trinidad.3 años de antigüedad. Conducta con mayor esmero y anterior sin nota.

José Fernández de la Cal. Del número de Cádiz. Navío Santa Ana. 13 años de antigüedad. Conducta regular y anterior buena.

Vicente Agüero. Provisional de Cádiz. Navío Santa Ana. Moderno en su antigüedad. La conducta fue con esmero y exactitud, y la anterior sin nota.

Pablo Gomila. Del número de Cartagena. Navío Príncipe de Asturias. 12 años de antigüedad. Conducta con el mayor celo y la anterior mediana.

Francisco Díaz. Provisional de Ferrol. Navío Príncipe de Asturias. Moderno en su antigüedad. Conducta con el mayor celo. La anterior sin nota.

José Antonio López. Del número de Cartagena. Navío Rayo. 13 años de antigüedad. Conducta con especial celo. La conducta anterior fue muy buena.

Bartolomé Cerdá. Del número de Cádiz. Navío Rayo. 13 años de antigüedad. Conducta con especial celo y la anterior muy buena.

Francisco Fernández Durán. Provisional de Ferrol. Navío Neptuno. 3 años de antigüedad. Conducta con particular celo y la anterior muy buena.

Jacinto Roel. Provisional de Ferrol. Navío Neptuno. 3 años de antigüedad. Conducta con particular celo y la anterior muy buena.

José de Cao y Núñez. Del número de Ferrol. Navío Argonauta. Antigüedad: Considerando los servicios prestados por mar y tierra; es de 12 años. La conducta fue muy a satisfacción de sus jefes. La conducta anterior fue de sobresaliente.

Manuel de la Puerta. Del número de Cartagena. Navío Argonauta. Antigüedad de 4 años. La conducta fue muy a satisfacción de sus jefes, y la anterior calificada de sobresaliente.

José María Rubio. Del número de Ferrol. Navío Monarca. Antigüedad de 16 años. La conducta en la acción fue exacta. La anterior fue buena.

José Gabín. Provisional de Ferrol. Navío Monarca. Antigüedad de 3 años. Conducta exacta y la anterior buena.

Alonso Infante. Del número de Cádiz. Navío San Agustín. 20 años de antigüedad. Conducta bastante celosa y la anterior arreglada.

Bartolomé Seoane. Provisional de Ferrol. Navío San Agustín. 3 años de antigüedad. Conducta bastante celosa y la anterior arreglada.

Antonio Alabedra. Provisional. Navío Montañés. Moderno en su antigüedad. Conducta muy exacta y la anterior arreglada.

Lorenzo Salas. Del número de Cartagena. Navío Montañés. 13 años de antigüedad. Conducta muy exacta y la anterior arreglada.

Ramón Rodríguez de Lema. Del número de Cádiz. Navío San Justo. 13 años en su antigüedad. Conducta con mucha puntualidad y celo. La anterior buena.

Jacobo Maggi. Provisional de Cádiz. Navío San Justo. Moderno en su antigüedad. Conducta con mucha puntualidad y celo. La anterior sin nota.

Ángel Toca. Provisional de Ferrol. Navío Bahama. 8 años de antigüedad. Conducta con singular caridad y celo. Conducta anterior buena.

Tomás Flaquer. Provisional de Cartagena. Navío Bahama. Moderno en su antigüedad. Conducta con singular caridad y celo. Conducta anterior sin nota.

Alfonso Víbigo. Provisional de Ferrol. Navío San Ildefonso. 5 años de antigüedad. Conducta con mucho celo. Conducta anterior muy  buena.

Manuel Fernández Blanco. Provisional de Ferrol. Navío San Ildefonso. 3 años de antigüedad. Conducta con mucho celo. Conducta anterior muy buena.

Miguel Febrer. Del número de Cádiz. Navío San Francisco de Asís. 7 años de antigüedad. Conducta fervorosa. Conducta anterior buena.

Rodrigo Fernández. Provisional de Ferrol. Navío San Francisco de Asís. 3 años de antigüedad. Conducta fervorosa. Conducta anterior sin nota.

José Raíces. Del número de Ferrol. Navío San Leandro. 14 años de antigüedad. Conducta con singular celo. Conducta anterior buena.

Fray Juan de la Rosa. De San Francisco. Provisional de Cádiz. Navío San Leandro. Moderno en su antigüedad. Conducta con singular celo.  Conducta anterior si nota.

Fray Salvador Daroca. De San Francisco. Provisional de Cádiz. Navío San Juan Nepomuceno. Único en el buque. Moderno en su antigüedad. Conducta con mucha puntualidad y caridad. Conducta anterior sin nota.

El Teniente Vicario de Cádiz: advierte que solo los capellanes de los navíos Santa Ana, el Príncipe, San Justo y San Leandro; han salvado sus equipajes. Se otorgará una serie de beneficios a los capellanes de la Escuadra de Federico Gravina que estuvieron en el combate de Trafalgar. Los capellanes del número y provisionales con 12 años de servicio: Serán destinados en canonjías de iglesias catedrales. Los capellanes del número con cinco años de servicio continuaran en este. El capellán José Cao Núñez, por haber sido lesionado, se le concederá la canonjía de Charcas o Buenos Aires. Francisco Fernández Durán, capellán provisional, por inutilidad para el servicio pasa a un destino de descanso. Algunos otros beneficios más, con préstamos de ducados para la continuidad en el servicio.

Los capellanes embarcados en la Escuadra de Gravina, ejercieron su ministerio; antes, durante y después del combate naval del 21 de octubre. Atendieron a heridos, moribundos y náufragos, tanto en el navío propio como en el enemigo cuando se vieron obligados a trasbordar. Otros muchos sacerdotes de la Armada y diocesanos, junto a frailes de las distintas ordenes religiosas de Cádiz; participarán activamente en el auxilio de las víctimas, tanto españolas como francesas.





                        Combate de Trafalgar. Rafel Monleón. Museo Naval de Madrid.






BIBLIOGRAFÍA
GARCÍA HERNÁN, E. “Capellanes Militares en el Mediterráneo del siglo XVI”. Historia. Año XXV. Nº 132, pp. 3-21.

GONZÁLEZ - ALLER HIERRO, J. I. La campaña de Trafalgar 1804-1805. Corpus Documental. Ministerio de Defensa. Madrid, 2004. Biblioteca Naval de San Fernando. Cádiz

ROCA NÚÑEZ, J.B. Los otros de Trafalgar. Médicos y cirujanos, Boticarios, Sangradores, Enfermeros, Socorristas, Victimas y Hospitales. Publicaciones del Sur Editores. Sevilla, 2011

VIGÓN SÁNCHEZ, A.M. Guía del Archivo Museo D. Álvaro de Bazán. Viso del Marques, 1985. Instituto de Historia y Cultura Naval

 

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