domingo, 11 de diciembre de 2016

Un visionario - tal vez el mejor documento sobre el tema- Dr. Díaz-Balart y Fidel Castro.




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En mayo de 1955, el Dr. Rafael Díaz-Balart pronunció un discurso ante la Cámara de Representantes de Cuba en protesta a la amnistía que se le concedería a Fidel Castro.
A continuación aparece el texto de ese discurso: breve, visionario y completamente acertado, Díaz-Balart pronunció palabras que retrataron a Castro como "psicópata" mucho años antes del desastre que se avecinaba.

Vale la pena releerlo (o leer, por primera vez)

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Este discurso fue pronunciado en la Cámara de Representantes de la República de Cuba en mayo del año 1955 por el Dr. Rafael L. Díaz-Balart, en ese momento el líder de la mayoría y presidente del comité parlamentario de la mayoría en la Cámara, contra la ley que amnistió a Fidel Castro y demás asaltantes al cuartel Moncada, cuando habían cumplido solamente dos años de cárcel y después de haber sido condenados por un tribunal civil. Castro había recibido una condena de 15 años. 


La Amnistía (1955) 
Por Rafael Díaz-Balart 


Señor Presidente y Señores Representantes: 

      He pedido la palabra para explicar mi voto, porque deseo hacer constar ante mis compañeros legisladores, ante el pueblo de Cuba y ante la historia, mi opinión y mi actitud en relación con la amnistía que esta Cámara acaba de aprobar y contra la cual me he manifestado tan reiterada y enérgicamente. 

      No me han convencido en lo más mínimo los argumentos de la casi totalidad de esta Cámara a favor de esa amnistía. 

      Que quede bien claro que soy partidario decidido de toda medida a favor de la paz y la fraternidad entre todos los cubanos, de cualquier partido político o de ningún partido, partidarios o adversarios del gobierno. Y en ese espíritu sería igualmente partidario de esta amnistía o de cualquier otra amnistía. Pero una amnistía debe ser un instrumento de pacificación y de fraternidad, debe formar parte de un proceso de desarme moral de las pasiones y de los odios, debe ser una pieza en el engranaje de unas reglas de juego bien definidas, aceptadas directa o indirectamente por los distintos protagonistas del proceso que se esté viviendo en una nación. 

      Y esta amnistía que acabamos de votar desgraciadamente es todo lo contrario. Fidel Castro y su grupo han declarado reiterada y airadamente, desde la cómoda cárcel en que se encuentran, que solamente saldrán de esa cárcel para continuar preparando nuevos hechos violentos, para continuar utilizando todos los medios en la búsqueda del poder total a que aspiran. Se han negado a participar en todo proceso de pacificación y amenazan por igual a los miembros del gobierno que a los de oposición que deseen caminos de paz, que trabajen a favor de soluciones electorales y democráticas, que pongan en manos del pueblo cubano la solución del actual drama que vive nuestra patria. 

      Ellos no quieren paz. No quieren solución nacional de tipo alguno, no quieren democracia ni elecciones ni confraternidad. Fidel Castro y su grupo solamente quieren una cosa: el poder, pero el poder total, que les permita destruir definitivamente todo vestigio de Constitución y de ley en Cuba, para instaurar la más cruel, la más bárbara tiranía, una tiranía que enseñaría al pueblo el verdadero significado de lo que es tiranía, un régimen totalitario, inescrupuloso, ladrón y asesino que sería muy difícil de derrocar por lo menos en veinte años. Porque Fidel Castro no es más que un psicópata fascista, que solamente podría pactar desde el poder con las fuerzas del Comunismo Internacional, porque ya el fascismo fue derrotado en la Segunda Guerra Mundial, y solamente el comunismo le daría a Fidel el ropaje pseudo-ideológico para asesinar, robar, violar impunemente todos los derechos y para destruir en forma definitiva todo el acervo espiritual, histórico, moral y jurídico de nuestra República. 

      Desgraciadamente hay quienes, desde nuestro propio gobierno tampoco desean soluciones democráticas y electorales, porque saben que no pueden ser electos ni concejales en el más pequeño de nuestros municipios. 

      Pero no quiero cansar más a mis compañeros representantes. La opinión pública del país ha sido movilizada a favor de esta amnistía. Y los principales jerarcas de nuestro gobierno no han tenido la claridad y la firmeza necesarias para ver y decidir lo más conveniente al Presidente, al Gobierno y, sobre todo, a Cuba. Creo que están haciéndole un flaco servicio al Presidente Batista, sus Ministros y consejeros que no han sabido mantenerse firmes frente a las presiones de la prensa, la radio y la televisión. 

      Creo que esta amnistía tan imprudentemente aprobada, traerá días, muchos días de luto, de dolor, de sangre y de miseria al pueblo cubano, aunque ese propio pueblo no lo vea así en estos momentos. 

      Pido a Dios que la mayoría de ese pueblo y la mayoría de mis compañeros Representantes aquí presentes, sean los que tengan la razón. 

      Pido a Dios que sea yo el que esté equivocado. 

                Por Cuba. 






(Este documento nos ha sido gentilmente suministrado por el Representante de la Cámara del Congreso de los Estados Unidos de América, Lincoln Díaz-Balart, hijo de Rafael Díaz Balart. 

En aquella época, como Rafael Díaz Balart era cuñado de Fidel Castro, muchos creyeron que había consideraciones personales involucradas en este discurso excepcionalmente lúcido, cuando lo que había era un conocimiento cabal del personaje, pues Fidel incluso le había solicitado que lo introdujera con el General Batista, antes de que éste diera el golpe de estado. 

Existen diversos testimonios de la admiración que Fidel Castro sentía por Mussolini y el título de su alegato de defensa en el juicio civil que se le celebró "La Historia Me Absolverá" la tomó de Adolf Hitler. 

Compárese como fue sancionado Fidel a 15 años de prisión por dirigir un ataque armado a un cuartel, con las sanciones que él les impone a periodistas tan sólo por informar y a los disidentes por reunirse y no estar de acuerdo con el régimen, los que son condenados a penas carcelarias de 20 y 25 años. Compárese el tipo de prisión que sufrió Fidel, que él relató luego en un libro, con la que sufren hoy en día los prisioneros políticos en Cuba. Para ello lea la carta valiente de Sahilí Navarro. Lea también el análisis radiográfico que se hace de la personalidad de este "psicópata fascista", como muy bien lo define Rafael Díaz Balart.) 


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Si hay una figura que se ha convertido en un verdadero mito del siglo pasado, esa figura, sin duda alguna, es la de Ernesto Guevara de la Serna, alias "Che", nacido el 14 de Junio de 1923 en la ciudad de Rosario, Argentina. 

Sin embargo, este hombre que pasó a la historia universal como un Robin Hood moderno, como un santo de la Revolución, no es un hombre de una pieza, como sí lo es Fidel Castro, sino que él fue dos hombres en uno, muy diferentes el uno del otro, como iremos demostrando. Y eso facilita mucho el hecho de que los apologéticos vean en él tan sólo su dedicación sublime, franca y sincera a su causa, la causa de los pobres y desvalidos, y que los detractores vean tan sólo su frialdad e inhumanidad en la consecución de sus objetivos: ambos puntos de vista son válidos, porque se refieren a dos hombres distintos con un mismo ropaje carnal. Él dirá en un ensayo que escribirá ya en el cenit de su carrera, racionalizando esa inhumanidad que él sabe existe en él: "
Quizás sea uno de los grandes dramas del dirigente; éste debe unir a un espíritu apasionado una mente fría, y tomar decisiones dolorosas sin que se contraiga un músculo. Nuestros revolucionarios de vanguardia tienen que idealizar ese amor a los pueblos, a las causas más sagradas y hacerlo único, indivisible. No pueden descender con su pequeña dosis de cariño cotidiano hacia los lugares donde el hombre común lo ejercita."

Ese amor indivisible es, sin dudar un momento, una creación de la imaginación de índole mística, un artilugio cerebral para preservarse de la fealdad inhumana de las decisiones que toma un "revolucionario de vanguardia", que no puede "descender" de la altura en la que él mismo se coloca, hacia la pequeñez del hombre "común", quien duda, por ejemplo, en quitarle la vida a sangre fría a otro ser humano, sobre todo, o al menos debiera ser así, cuando se piensa que no hay otra vida, cuando se piensa que se le va a quitar la única vida que tiene al susodicho infeliz. El Che dice y lo probó, que a él no le tiembla ni un músculo en esas circunstancias. Él fue el que mató a sangre fría al primer cubano ajusticiado por el incipiente Ejército Rebelde. En una carta a su padre ya le había hablado de su sed de sangre y cuando ya era internacionalmente conocido en su "Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental" dirá "El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar".


Por otra parte, la contrapartida con Fidel Castro hay que hacerla en todo momento, porque Ernesto Guevara no hubiera llegado a ser el "Che" en la historia, sino es porque se montó en el tren que dirigía Fidel.

A diferencia de Fidel, que fue un niño bastardo, concebido fuera del matrimonio legal y resentido por esa situación, Ernesto Guevara fue un niño querido y mimado, con una familia dispuesta a sacrificarse a sí misma por las necesidades de un hijo marcado por la enfermedad, porque la debilidad biológica del infante lo hizo propenso a enfermedades respiratorias que cuajaron en un asma crónica y violenta.
El padre, Ernesto Guevara Lynch, un culto ingeniero de ideas socialistas, alejó a Celia de la Serna del servicio de Dios como monja, aunque también el padre de ella había sido un militante radical. Fue pues, el ambiente familiar que rodeó al futuro "Che", un ambiente altamente politizado. La Guerra Civil Española era tema frecuentado en las tertulias familiares y Ernestico no sólo tenía en su habitación un mural donde seguía paso a paso el desarrollo de la guerra, sino que había construido con sus amigos una línea de trincheras en un terreno cercano para jugar a "la guerra española". Más tarde acompañaba a su padre a los actos de una asociación anti-nazi como miembro juvenil. 
Es ésta la fragua del "Che" que brilla al sol, del ser humano interesado por los que sufren, que de niño no se come a los pollos "porque son muy pequeños y no se pueden defender", este es el ser humano que comparte con los pobres, que estudia y se supera, que en las fiestas saca a las más feas, porque nadie las saca: la parte oscura es la que sufre el asma y aprende a sobrevivir ese martirio, que empieza a crear una voluntad ascética de autodominio, que no es más que el castigo de la debilidad propia odiada en sí y en los demás, a despreciar a la muerte con la que él tuvo una cita diaria desde niño, y este sobreponerse cotidiano a la propia debilidad es un arma que puede ponerse al servicio de cualquier fe, de cualquier creencia, buena o mala y responde por entero a la emoción de poder, de conquista; en este caso, de la enfermedad, de la debilidad propia.

¿Qué es el asma?

Los que no han padecido esta enfermedad o algo parecido tienen que hacer un esfuerzo para comprenderla. Yo la comprendo porque tuve una vez una bronquitis asmática con sólo siete toses en mi haber.

Tosía y me quedaba sin poder reiniciar la respiración durante segundos eternos, en los que la muerte por ahogo o apendejamiento tocaba a mi puerta.

Tenía que llevar conmigo un dilatador branquial y bajo el galope del miedo beber la pócima que transformaba el ahogo total en respiración trabada y silbante.

Un ataque de asma es mucho peor y dura mucho más y si se hace crónica se puede hacer un fardo paralizante para toda la vida.
Pero el asma también lo empuja a leer y el padre disponía de una gran biblioteca. Aprendió a jugar ajedrez y en 1939 conoció a Capablanca, uno de los genios más grandes del ajedrez de todos los tiempos.

Es importante subrayar esta cualidad intelectual del futuro "Che", que cuando ya es un dirigente en Cuba propugna el desarrollo del ajedrez en Cuba, organiza el Primer Torneo Interestatal por equipos, en el cual jugué por el Club Juvenil de la Víbora, compite en los torneos internos del Ministerio que dirige y juega con un amigo mío, con el que sostiene una discusión teórica. A pesar de que pierde en la práctica, cuando lo vuelve a ver le repite que él está en lo cierto; es decir, es un intelectual de convicciones tercas o firmes, depende de cómo se quiera ver.

Uno de los Ernestos es un intelectual que piensa, que sabe organizar su pensamiento para exponerlo en diarios, en cartas a los familiares, en ensayos sobre la guerrilla y sobre el socialismo en Cuba, al contrario de Fidel, que es un gran orador, pero no sabe hacer ensayos, porque el ensayo presupone un rigor lógico del que él carece. La lógica es la censura social de la imaginación y si bien el Ernesto intelectual es capaz de aceptar esa censura porque fue mimado por una familia amorosa y sabe disciplinar por lo tanto la expresión de lo que piensa, Fidel es un indisciplinado que no es capaz de aceptar la lógica de una sociedad que lo hirió con los prejuicios sociales de la época, pero que sabe muy bien como ponerse en sintonía con quien lo escucha. Donde Fidel memoriza libros, Ernesto los razona; donde Ernesto expresa sus pensamientos aceptando las normas de tales expresiones, Fidel habla durante horas y sus discursos, si bien muestran cierta coherencia interna y reaccionan al entorno, desobedecen las normas de coherencia sucesiva: cada discurso es un mundo aparte que donde dijo "digo", luego en otro discurso dirá "Diego"; en un discurso dirá que la Revolución Cubana es tan verde como las palmas, para negar la acusación de que es roja, comunista, y en otro dirá que es comunista. Con las contradicciones de los discursos de Fidel se puede hacer un libro completo. El "Che" siempre dirá lo que piensa y es coherente, Fidel siempre dirá lo que le conviene.

La atracción por la carrera de medicina puede haber obedecido a su condición física asmática, a la muerte de su abuela por un derrame cerebral, o por su tendencia a mitigar el dolor ajeno, pero la característica más notable de su personalidad no fue esa, sino el hambre de novedad que lo empujaba siempre a nuevos espacios: es un viajero incansable.

Recorrió las provincias con Alberto Granado en 1950. Como enfermero en un buque del estado recorrió la costa Argentina, Brasil, Venezuela y Trinidad y ya se familiarizaba con Marx y Engels. Quiso casarse con Chinchina Ferreira, pero fue rechazado por la familia por sus convicciones políticas. 

En 1951 realizan un recorrido por América Latina -Chile, Perú, Brasil y Colombia- país éste del que fueron deportados a Venezuela.

El Ernesto aventurero, y como todos lo aventureros, adicto cada vez mas a la adrenalina, olvida su menos fuerte interés por la medicina y decide viajar a Guatemala para conocer la revolución de Jacobo Arbenz. Allí se encuentra a la peruana Hilda Gadea, que había tenido que abandonar su país por la dictadura de Odría. Aquí participa en la Alianza de la Juventud Democrática. Y es aquí donde las circunstancias casuales le abren el camino de la inmortalidad, porque en 1954 conoce a Antonio López Fernández, que pasaría a la historia cubana como Ñico López, participante del ataque al Cuartel Moncada capitaneado por Fidel Castro y llevado a cabo el año anterior.

Cuando el gobierno de Jacobo Arbenz fue derrocado, Ernesto finaliza en Méjico, y fue presentado por Ñico López a Raúl Castro, y posteriormente Raúl lo presenta a Fidel. Después de horas de conversación y de identificación ideológica, éste lo acepta en el grupo expedicionario que será entrenado militarmente por el coronel español, veterano de la Guerra Civil española, Alberto Bayo.

El 18 de agosto de 1955 se casa con Hilda Gadea, después se casará de nuevo. Baste decir a este respecto que fue enamoradizo y tuvo varias amores, y que nunca dudó dejarlos atrás sin que le temblara un músculo, porque él no fue, en modo alguno, un hombre común.

El 25 de Noviembre zarpa en el yate "Granma" para iniciar su viaje a la historia. ¿Si Ernesto Guevara no conoce a Fidel, si Fidel no lo acepta en su expedición, se hubiera convertido en el "Che"? La respuesta es "No". Al Che le faltaban las condiciones políticas indispensables para ser un líder por sí mismo: El "Che" era demasiado franco, demasiado sincero. 
Un excelente líder detrás de otro líder. Un líder absoluto debe ser capaz de transigir, de negociar, de involucrar al mayor número de personas en su proyecto, excepto en el caso de los líderes místicos, religiosos.

Sin embargo, su autodominio inflexible, casi inhumano, lo convierte en uno de los primeros ejecutores personales de la pena de muerte; el ser el primero en dar el ejemplo, a pesar de su enfermedad, lo convierte en alguien casi imposible de seguir y así va tallando su leyenda.

Cuando Fidel decide formar una nueva columna lo pone a él al frente de ella. Y es que en la primera parte de su existencia política, cuando era realmente necesaria esa cualidad, Fidel sabía evaluar muy bien la capacidad de sus seguidores.

El "Che" crea un periódico, "El Cuba Libre", pero su aporte más descomunal a la lucha guerrillera fue la creación de "Radio Rebelde", la emisora clandestina que galvanizó a Cuba, y que Fidel trasladaría a su mando poco después. Más tarde, después del triunfo, crearía "Verde Olivo". una revista de los soldados y "Prensa Latina", una agencia de noticias para Latinoamérica. El guerrillero que aportó más, entre todos los subalternos de Fidel, fue sin suda alguna, el "Che", por su condición intelectual.

Pero al lado de esa condición creativa debemos señalar los innumerables fusilamientos que se produjeron en La Cabaña, en la que él era el Jefe, sin debido juicio. El crimen más grande de la Revolución Cubana, y por ende, del Che, fue la aplicación de la ley Penal de la Sierra, un papel de apenas dos páginas donde se establecía el principio de la condena por convicción moral de los jueces -no por pruebas- y la falta de recursos de la defensa.

Un ejemplo innegable de la falta de justicia que se entronizó en Cuba al triunfo de la Revolución fue el juicio colectivo a los aviadores. En el primer juicio fueron declarados inocentes, no obstante Fidel ordena un SEGUNDO JUICIO en contra del sacrosanto principio jurídico de que nadie que sea declarado inocente puede ser juzgado por el mismo delito dos veces. El comandante de la Revolución Peña, que había presidido el primer juicio, se suicidó a resultas de esta barbaridad.

¿Cómo es posible que un ateo que no crea en la otra vida sea tan dado a eliminar la vida de otra persona?

Para los no creyentes esa es una decisión mucho más tajante, y debiera crear en la persona un mayor respeto tanto por la vida ajena como por la propia.

Eso no funciona así debido al sentimiento de poder, de conquista, sentimiento que algunos humanos poseen de forma exacerbada, sobre todo los supervivientes, los grandes sobrevivientes de odiseas, como Fidel y el Che.

La gran diferencia de Fidel y el Che radica en otro sentimiento, el de potencia, raíz del humor y de un narcisismo abstracto: Fidel no tiene ningún sentido del humor y el Che, sí.

Desde niño el Che lleva diarios.

¿Para qué se llevan diarios?

Para recrear con mayor fidelidad lo que uno ha vivido.

Yo tenía una libreta a la que transcribía todas mis partidas de ajedrez. Uno de los objetivos era aprender de mis errores, otro preservar para mi mismo mis producciones y por último, recrearme en mis aciertos; es decir, sentirme potente, ejercitar un narcisismo no hacia mi parte física, sino a mis realizaciones.

El Che fue desarrollando desde niño un gran complejo de superioridad y en Fidel es irrelevante si lo tiene o no. Fidel confunde memoria con sabiduría, y no se puede confundir el super egoísmo que él tiene con complejo de superioridad. El Che, a la inversa, no era egoísta.

Pero para entender por qué afirmamos que el Che sufría de un complejo de superioridad, tenemos que entender dos cosas: el impulso perenne del Che y las cualidades específicas del proceso cubano.

Lo que movió a Ernesto Guevara toda su vida fueron dos cosas: el hambre de novedad de nuevos espacios y de ahí sus incesantes viajes y su triunfo repetido una y otra vez sobre sí mismo, sobre su enfermedad. Él no se ve de otra manera: se ve como un viajero incansable y como un triunfador.

Me recuerdo como si fuera hoy de un día, cuando yo estaba en la sala de mi casa en el Vedado y acompañado de un ruido fuerte, la luz pestañeó en mi casa. Me asomé y debajo, yo vivía en un primer piso, vi al Che de pie al lado de un vehículo, que al parecer acababa de tener un accidente. Él iba conduciendo. Las escoltas que venían en carros detrás de él se bajaron corriendo y él les contestó que estaba bien, que el chofer estaba detrás y de inmediato preguntó por su boina. Los escoltas no entendieron bien la urgencia de ese pedido y él tuvo que repetir varias veces ese pedido hasta que se la encontraron y se la dieron. Y cuando la tuvo en su mano se la encasquetó enseguida.

A mí se me quedó grabada esa insistencia por la boina.

Y es que los símbolos juegan gran parte en la vida, incluso de aquellos que son materialistas, ateos.

Para Fidel el uniforme verde olivo significa parte de su imagen pública, es un efecto calculado de su negocio del poder. Por ese mismo negocio, por ese mismo cálculo, ha sido capaz a veces de prescindir del uniforme.

En el caso del Che lo veo de otra forma, como una imagen, sí, pero de sí mismo, de como él se veía a sí mismo.

Hay que ubicarse en que el grado máximo que se otorgaba en la insurgencia era el de comandante y que la boina era negra. Cuando el proceso comienza a "institucionalizarse" y los comandantes empiezan a pasar por escuelas militares, cambian la boina negra por una verde olivo. Pero el Che no cambió nunca su boina. Es por ello su urgencia por la boina en el accidente. La boina es su decisión de mantenerse cómo es él, de seguir su futuro sin traicionarse.

En "El Socialismo y el Hombre en Cuba", el Che dice: "
Claro que hay peligros presentes en las actuales circunstancias. No sólo el del dogmatismo, no sólo el de congelar las relaciones con las masas en medio de la gran tarea; también existe el peligro de las debilidades en que se puede caer. Si un hombre piensa que, para dedicar su vida entera a la revolución, no puede distraer su mente por la preocupación de que a un hijo le falte determinado producto, que los zapatos de los niños estén rotos, que su familia carezca de determinado bien necesario, bajo este razonamiento deja infiltrarse los gérmenes de la futura corrupción. En nuestro caso, hemos mantenido que nuestros hijos deben tener y carecer de lo que tienen y de lo que carecen los hijos del hombre común; y nuestra familia debe comprenderlo y luchar por ello. La revolución se hace a través del hombre, pero el hombre tiene que forjar día a día su espíritu revolucionario."

Desde luego, ése no era el camino de Fidel, los dirigentes en Cuba tienen acceso a lo que ningún cubano de a pie tiene acceso, pero para el Che es natural auto controlarse, el ascetismo. Todas las religiones han tenido personajes como el Che: el Che es un asceta de la Religión Comunista.

Ya siendo Ernesto Guevara de la Serna, el "Che", una figura mundialmente conocida, que ha ocupado diversos cargos dentro de la Revolución Cubana y que ha viajado por el mundo entero representándola, decide continuar su camino y he aquí que lo traiciona su tremendo complejo de superioridad. En un ensayo dice: "Quien abre el camino es el grupo de vanguardia, los mejores entre los buenos, el Partido." Note lo que puse en cursiva.

Pero analicemos la realidad.

En Cuba él fue a luchar bajo condiciones políticas ya creadas. Batista había roto la continuidad política. Fidel había llamado la atención pública sobre sí mediante un ataque romántico y absurdo en contra de un cuartel. Era conocido el documento "La Historia Me Absolverá", que había sido el discurso de defensa de Fidel ante el Tribunal que lo había juzgado. En toda esta parte del proceso Fidel había ocultado la naturaleza marxista, comunista que lo guiaba. Yo invito a cualquiera a que encuentre algo comunista en ese discurso.

Por esa desmoralización del régimen batistiano la resistencia que encontró la guerrilla nunca fue muy fuerte y la ayuda que recibieron los insurgentes fue grande.

Es decir, existía la situación revolucionaria, el ambiente necesario para hacer una insurrección. La gente no pone sus vidas a disposición de una aventura, si no existen las condiciones propicias y si no se reconoce un liderazgo adecuado.

El Che de esas pocas nueces escribió ensayos sobre cómo debía operar toda guerrilla y se va, señor mío, AL CONGO a pelear. Benigno, Dariel Alarcón, ametrallador, segundo jefe de vanguardia y cocinero en la última cruzada del Che, ve las cosas de otra manera. El Che en Argel en 1961 alertó sobre el imperialismo soviético y la necesidad de emprender la vía guerrillera. Cuando el Che salió para el Congo a pelear le entregó la carta de despedida donde renunciaba a todos sus cargos y a la ciudadanía cubana, para que fuera leída cuando él muriera, pero Fidel no esperó ese hecho y la leyó en una concentración pública. Cuenta Benigno que "le vimos zapatear el suelo con ira y comparar a Fidel con un nuevo Stalin". El movimiento fracasa, porque de ninguna manera se podía pensar que las condiciones que existieron en Cuba eran de carácter universal, y poco después se dirige -es enviado- a Bolivia donde lo primero que hace, según una versión, es pelearse con el jefe del Partido Comunista de Bolivia, Mario Monje, quien como es natural quiere que su Partido dirija la lucha en su país, pero quizás el Che se creía tan arriba de todo que él no necesitaba ayuda de nadie. Denuncia Benigno que "Fidel acordó con la Unión Soviética y con el Partido Comunista boliviano enviar al Che a morir a la selva de Bolivia. La desaparición del Che fue un alivio para muchos", y que por ello, Mario Monje, el líder comunista de Bolivia, llegó tarde a la cita, sólo para decir que no habría apoyo ni infraestructura. Dice Benigno: "Al campamento de Ñancahuasu venía Fidel a instruirnos para morir, nos visitaba todos los fines de semana, hasta hacía de cocinero. Quería hacernos la vida agradable para que le creyéramos mejor tal vez, y nos decía que en Bolivia nos convertiríamos en mártires de la patria y otras cosas que sonaban igual de lindas y profundas. Nos invitaba a la muerte, por la Revolución."

No es raro en Fidel hacer tales cálculos, porque él considera la muerte de cualquiera que le rodee como una simple cifra en su fórmula de poder. Y es verdad que el Che, con su ascetismo fanático, su delirio de grandeza y sobre todo, su arraigo popular, era un riesgo para su poder, y cuando menos, un obstáculo importante para la absolutez de ese poder. Pero también es cierto que al Che, por su complejo de superioridad, le era imposible darse cuenta o reconocer que estaba equivocado, aunque en ello le fuera la vida, porque él estaba muy por arriba de esas minucias.

Hay que darse cuenta de que en Cuba existía un Movimiento 26 de Julio que cubría toda la nación y que otras organizaciones, la mayoría del pueblo, los apoyaba también. ¿De dónde sacó el Che los equipos de Radio para montar en la Sierra la estación Radio Rebelde? Al Che se le había olvidado o menospreció por completo la ayuda que venía de todo el país hacia las sierras cubanas. Se siente tan superior que descarta en un exhabrupto a los comunistas que viven en Bolivia (o si Benigno está en lo cierto, su orgullo no lo deja retirarse), y permanece luchando en un lugar donde él y los que están con él, van a perecer. Si esto no es un enorme complejo de superioridad es estupidez y el Che nunca fue un estúpido, al contrario, fue un hombre inteligentísimo. Pero el hombre que escribe que los vanguardias no pueden permitirse las emociones del hombre "común", que los del Partido son los mejores entre los buenos, que hay que crear un "hombre nuevo", lo que implica que hay alguien que los crea y entre esos creadores está por supuesto él, es un elitista de marca mayor, un hombre que se cree mucho mejor que todos. Y aún cuando diga, según Benigno, "Bueno, muchachos, aquí no hay nada que hacer. El que quiera puede salir por Chile como acordamos para casos de invalidez. Nadie les considerará traidores", el hecho de que él iba a permanecer de todas formas era una manera de decir en la lógica del orgullo "revolucionario" o "machista" que todos ellos serían unos pendejos si lo abandonaban. Si él hubiera de verdad sentido lo que decía, les hubiera "ordenado" o los hubiera "conducido" hasta cerca de la libertad y hubiera regresado él sólo. El podía dar por descontado, por la forma en que lo dijo, que nadie se iba a "rajar".

Pero la experiencia de este hombre común, de este que escribe estas líneas, y que se siente honrado cuando le tiemblan los músculos o le parpadea una lágrima por el dolor de un ser querido, es que, por regla general, uno se valora a sí mismo muy por arriba de lo que en realidad es. Y que mientras más alto se valora un individuo, está más propenso a equivocarse.

Aunque me duela reconocerle valores al tirano de Cuba, el Che, como lider por sí solo, jamás alcanzó a ser la chancleta de Fidel. Fidel siempre se caracterizó por crear una imagen sencilla, campechana, de sí mismo, y hacía lo indecible por atraerse la buena voluntad de todos. Es verdad que Fidel posee un Mega "Yo", pero es un genio político, y en política no se obtiene por primera vez lo que se quiere, sino lo que se puede.

El Ché ERA DEMASIADO ÉL Y DEMASIADO SINCERO. El "Che" no había aprendido nada de la capacidad negociadora de Fidel, de la capacidad de atraer gente para la causa.

Obviamente contra un ejército que sí luchaba, sin apoyo local, y con la etiqueta comunista en la boina, el Che no podía triunfar de ninguna manera. Lo más probable es que él ya se había dado a sí mismo el papel de mártir.

El 8 de Octubre de 1967 la columna del Che es diezmada en la cañada del Yuro, siendo capturado. El 9 de octubre es ultimado en la escuela de La Higuera.

El carácter dictatorial de la doctrina que él propugnó está más que demostrado.

Él sólo vivió los primeros años de entusiasmo de las "masas".

Yo viví entre esas masas admirándolo, tratando de imitar a alguien que sabía inimitable.

Por ser revolucionario, intransigente consigo mismo.

Por ser franco y sincero como no lo eran los demás dirigentes.

Por ser ajedrecista, por ser intelectual.

Sufrí de esa "coacción social" en el barrio donde vivía, por no ser colectivista del todo, por no hacer la vida comunitaria total que me reclamaba la Revolución.

Poco a poco la coacción social se incrementaba y el "trabajo voluntario" cada vez lo fue menos.

Poco a poco el individuo perdía su individualidad y se iba convirtiendo en una pieza de ajedrez que podía ser sacrificada en cualquier momento.

Todavía recuerdo la orden que le dio Fidel a los trabajadores de la construcción que estaban en Granada de que se sacrificaran sin motivo alguno, ante la invasión americana a aquella isla.

Todavía recuerdo cómo los miembros del Noticiero Nacional de Televisión se levantaron con el himno nacional, dando por hecho el sacrificio de esos trabajadores que habían ido a fabricar un aereopuerto en Granada.

En aquel entonces yo todavía era revolucionario, pero no podía creer que los cubanos fueran tan borregos como para sacrificarse tan sólo porque Fidel lo mandaba en una situación tan absurda.

Fue un choque para Fidel comprobar que él ya no podía mandar cualquier cosa a cualquiera.

Ni Fidel ni él, como todos los comunistas, nunca entendieron, o les importaba un comino, que el ser humano ES individualidad: la masa es manada, es animalidad. Tortoló, que fue denigrado por ser el autor de esa huída, en realidad fue la primera manifestación importante de la individualidad cubana: no fue un borrego que se sacrificaba en una situación absurda porque se lo ordenaban. ¿Y por qué quería Fidel esos mártires? Para cavar una fosa profunda entre los norteamericanos y los cubanos. Para seguir soberbio sobre la ola del antiyanquismo que lo había elevado desde el comienzo de su carrera al estrellato de la fama mundial.

El amor entendido en abstracto, hacia una idea, un fin, es desprecio y odio hacia el individuo concreto y real. El amor hacia los seres concretos y reales es odio y desprecio hacia los "grandes" ideales y los "sublimes" fines de todas las ideologías tremendistas y totalizadoras.

No hay soluciones totales y definitivas.

No hay caudillos salvadores que todo lo resuelvan en el mundo.

El Che fue un místico, tenía el calibre de un líder místico, cuya religión era el comunismo y en aras de la cual era capaz de cualquier acto, por inhumano que pareciera, sin que le temblara un músculo, y fue el complejo de superioridad que tenía el que en realidad lo mató.

Así de simple.
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