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jueves, 10 de mayo de 2018

EL LIBRO DE LOS INSULTOS (Pancracio Celdrán) ( from Emilio Fernández )


Si bien está estructurado como un diccionario al uso, la obra se lee casi como una novela, y puedo dar fe de que resulta incluso más entretenida que muchos best-seller. Pancracio Celdrán no se contenta con darnos la acepción de cada vocablo y su raíz etimológica, si no que ofrece, también, una amena relación de anécdotas que pudieran haber dado origen a algunas de las entradas.

Comentario aparte merecen los personajes, muchos de ellos reales, cuyas ocurrencias provocaron que sus nombres se asociasen con determinados improperios, deviniendo éstos en insultos de fama universal entre los hispanohablantes. ¿Quién no ha oído o dicho alguna vez aquello de «es mas tonto que Abundio, que echó una carrera solo y llegó el segundo»? Ambrosio, el de la carabina, parece que también existió realmente. Se dice que cargaba su carabina con cañamones y sin pólvora, por lo que metido a atracador, nadie se lo tomaba en serio. Y es que asombra la profusión de tontos que desfilan por las páginas del libro: desde el «tonto pichote», hasta el «tonto del culo», pasando por «el del haba», «el de los pasteles» o «el que asó la manteca», la gama de tontainas comprende docenas de variantes; muchas de las cuales, dicho sea de paso y sin ánimo de ofender, están de plena actualidad; basta ver las «capacidades intelectuales» de que hacen gala hoy día muchísimos personajes del famoseo y la cosa pública.

 

Lo más destacable del libro es la habilidad de Pancracio Celdrán para ofrecernos una obra rigurosa y seria, a la par que divertidísima de leer. De hecho, quien esto firma se la leyó en una noche, de un tirón. Libro de obligada lectura para quienes deseen profundizar en uno de los aspectos menos estudiados de nuestra lengua, el INVENTARIO GENERAL DE INSULTOS demuestra que la riqueza del español, como el Universo, no tiene límites. Y sirve también para constatar que muchas de las expresiones que empleamos hoy, aunque se nos antojen muy actuales, «tienen más años que la boina Viriato».

 

Disfruten de su lectura y que ustedes lo insulten bien.

 

 

 

 

 

 

 

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