Los tripulantes de un barco que surcaba las aguas del Mar Blanco, en el océano polar Ártico, se llevaron la sorpresa de su vida cuando la llamada de socorro que lanzaron por radio fue respondida por un gigantesco submarino nuclear, que rescató a los marineros e incluso remolcó la nave accidentada, convirtiéndose en algo así como la grúa más sofisticada del océano.
Según explica el Ministerio Ruso de Defensa en su página web, los marineros a bordo de la pequeña nave Barents 1100 lanzaron una señal de alarma el domingo por la tarde, cuando se hallaban perdidos en algún punto del Mar Blanco, un extenso y gélido golfo al sur de la península de Kola.
Para su sorpresa, la llamada la respondió el submarino Voronezh de la clase Oscar, perteneciente a la Flota del Norte de la armada rusa, que en aquellos momentos estaba en a ruta del barco accidentado. En la inusual operación de rescate –hábilmente inmortalizada por un helicóptero ruso- la tripulación del Voronezh procedió a trasladar a los cinco ocupantes del barco a bordo y a continuación amarró la nave accidentada a su costado, tal y como muestran las imágenes.
Por desdicha, relata el blog especializado GCaptain, el mal tiempo provocó que el barco se perdiera en su trayecto a puerto, aunque los marineros llegaron sanos y salvos (y secos) al puerto de Severodvinsk. Por su parte, Rusia se apuntó un importante en el campo de las relaciones públicas humanitarias, algo que le viene de perlas en estos atribulados tiempos en las fronteras del sur.
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