jueves, 25 de junio de 2020

Carta abierta de Roberto Granda – Presidente del Club de los Viernes





Hacia la referencia del liberalismo en español

El Club de los Viernes nació una Nochevieja de una reunión de amigos en una pequeña ciudad al norte de España, y hoy cuenta con delegaciones en todas las provincias y con sedes en distintos países de América, tales como Argentina, Venezuela, Chile, Uruguay o Colombia.

Es la muestra más inequívoca de que las ideas liberales cogen de nuevo músculo, si es que alguna vez lo han perdido, frente a las corrientes populistas y nacionalistas que con gran ferocidad azotan los cimientos democráticos del mundo libre.

En oscuros tiempos de neomoralistas y el éxtasis de los populismos, nos debemos proponer reivindicar la cultura ante el analfabetismo por decreto, las embestidas de los indocumentados, los bárbaros y los cafres de siempre, que sólo cambian ligeramente con el tiempo y que Antonio Machado ya aseguraba que "envueltos en sus andrajos, desprecian cuanto ignoran".

Conocemos las trágicas consecuencias de las ideas totalitarias. En nuestro ánimo inconformista está la chispa que se rebela frente a las pulsiones de los que quieren cercenar derechos y libertades, cebando los engranajes de un Estado cada vez más autoritario y cuyo afán es controlar todos los ámbitos de la vida de los ciudadanos.

Somos liberales, independientes, apartidistas, y defendemos el individualismo emancipador (y emprendedor) que hace oposición al colectivismo que agrupa a la sociedad en absurdos compartimentos de pensamiento uniforme para ser fácilmente pastoreada.

La vocación de ir contra los dogmas oficiales está en nuestro ADN, y en el momento que dejemos de ser entes pensantes para convertirnos en parte más del vulgo idiotizado por las soflamas de los políticos y la charlatanería, habremos perdido nuestra razón de ser.

Dentro de nuestro Club pueden convivir los liberales de tendencias conservadoras y aquellos más progresistas, basta con entender las bases que ya se muestran en el manifiesto fundacional: libertad individual, propiedad privada y estado limitado.

Frente a los nacionalismos de corte tribal, exabruptos supremacistas que ensalzan el hecho diferencial para imponer una visión identitaria y absurda de los territorios, El Club de los Viernes defiende los derechos de las personas con independencia del lugar de nacimiento, y sin privilegios. Ciudadanos libres sin agravios históricos, imposiciones lingüísticas ni teorías raciales. Los fanatismos étnicos siempre chocan contra las iniciativas democráticas de la sociedad civil, contra su propia ética.

De la misma forma, las creencias privadas no tienen repercusión alguna en la vida pública, y el liberalismo debe huir de doctrinas religiosas que traten de vertebrar moralmente a la sociedad, sea cual sea la religión que se profese en la intimidad. La separación de Iglesia y Estado fue una de las ambiciones iniciáticas de los Ilustrados y también de los liberales españoles que sacaron adelante sucesivas constituciones, con la oposición constantes de los absolutistas.

Somos un Club de trinchera y eso no quiere decir irracional ni estúpidamente belicoso: significa que estamos dispuestos a dar la batalla ideológica, ante una abrumadora superioridad de la ingeniería social que implanta de forma tiránica el marxismo cultural.

Es nuestro deber y nuestro orgulloso reivindicar, por ejemplo, el legado de los que se enfrentaron al absolutismo de Fernando VII. Esas algaradas triunfantes que darían fin al Antiguo Régimen.

Nuestras raíces combativas se remontan al liberalismo gaditano, al sacrificio de Mariana Pineda y también al general Torrijos y sus cuarenta y ocho compañeros fusilados en las playas de Málaga, inmortalizando Antonio Gisbert aquel alto coste que significa la lucha por la libertad.
Tenemos herencia también de Gaspar Melchor de Jovellanos, que decía admirar a quien defiende la verdad y se sacrifica por sus ideas.
No tenemos complejos en reivindicar a Espartero y su lealtad a la monarquía constitucional.

Podría hablar también de la herencia ideológica de aquellos pioneros americanos y anglosajones (Thomas Jefferson, Adam Smith) así como las teorías económicas que cultivaron, pero eso se lo dejo a mis compañeros del Club más versados en economía.

Agradecer en este discurso inaugural de la presidencia a aquellos que me precedieron, su inestimable labor, el compromiso con los valores del Club y con el ideario liberal. Presidentes del Club de los Viernes, miembros de las distintas juntas directivas, socios y simpatizantes: gracias.

Mi objetivo estos dos años como presidente será perfilar esas líneas de batalla, con los más lúcidos miembros que han demostrado una extraordinaria capacidad para sacar adelante textos, entrevistas, proyectos e iniciativas. Poder encabezar eventos que sigan consolidando la marca institucional del Club, como la organización liberal de referencia en español.

Continuar estrechando lazos con nuestras delegaciones en América, países hermanos con quienes compartimos esa fascinante historia de más de 500 años, legado cultural, intercambio de pensamiento, coraje y lengua común.

Son ellos los que más han sufrido las penurias de populismo varios y de ese arrollador comunismo que ha generado miseria, caos, represión y exilio.

Con los testaferros del chavismo hincando sus garras en España y su Gobierno, la única manera es fortalecerse y crecer para que sepan que nos van a tener enfrente.

Un pequeño grupo de contendientes que al menos digan claro que no se resignan. Un corto paso para seguir avanzando, pues es en los pequeños gestos donde todo comienza, donde todo crece, y donde se desarrollan las mejores cosas que forjan el futuro de los hombres libres.

Roberto Granda, presidente del Club de los Viernes
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martes, 23 de junio de 2020

El mestizaje español y la libertad de esclavos en sus provincias de Ultramar. Guerra sucia de la izquierda generalizada contra España en América.




Fernando:

¿Sabías que el primer oficial negro en América del Norte (los EE UU todavía no se habían inventado) fue un mandinga nombrado por las autoridades españolas cuando aquel país era en gran parte español?

Era un esclavo huido de las plantaciones británicas a territorio español. Allí encontró la libertad, se hizo católico y fue bautizado como Francisco. 

¿Y sabías que la primera población de negros libres en América del Norte fue el asentamiento de Gracia Real de Santa María de Mosé, conocido más tarde como Fuerte Mosé, en La Florida? 

¿Sabías que la primera boda interracial celebrada en América del Norte (los EE UU no existían todavía) se celebró en 1565? Los contrayentes fueron un segoviano y una negra libre

Pero cuando América del Norte dejó de ser española y nacieron los Estados Unidos, las bodas interraciales fueron declaradas ilegales. Y así hasta 1967. Hasta esa fecha no se anularon las leyes antimestizaje. 

Desde el océano Ártico al Cabo de Hornos, desde el océano Pacífico al Atlántico, lo mejor de América hunde sus raíces en España.

Y la herencia española, cuyo legado tratan de destruir, fundamenta y explica los grandes valores de aquel continente.

¿Quién es el racista?

Los habitantes de Fuerte Mosé, todos ellos negros huidos de la esclavitud británica, se gobernaban a sí mismos, no tenían más autoridad que sus propios jefes, que estaban amparados por la Corona española, y tenían su propia milicia.

El enclave se convirtió en el primer pueblo de hombres negros libres.

Incrementándose constantemente el número de quienes escapaban de las plantaciones esclavistas de Carolina, el Gobernador de San Agustín, Manuel de Montiano ordena constituir bajo bandera de España, una Milicia Negra, con oficiales de la propia raza. Transcurre el año de 1738. 

Los lidera el Capitán Francisco Menéndez, en otro tiempo esclavo evadido, y con buenos conocimientos militares. 

La Milicia Negra es una fuerza operativa y capaz, habida cuenta de que su calidad de veteranos fugitivos les había dado un buen conocimiento de la zona, mientras que su condición de antiguos esclavos, los hacía valientes y con resuelta voluntad de vencer, para no volver jamás a la servidumbre. (La Milicia Negra libre de la Norteamérica Española)

Estos días gentes que se diría salidas de una nauseabunda mezcla de La naranja mecánica, Farenheit 451 y 1984, e impregnadas del mismo veneno que alimenta al fundamentalismo talibán, destruyen estatuas. Y la Historia revela a través de esa turba dónde está el racista y dónde quien defendió a los oprimidos.

«La ley y las costumbres españolas garantizaban a los esclavos una personalidad moral y legal, así como ciertos derechos y protecciones que no se encuentran en otros sistemas esclavistas», destaca la historiadora Jane Landers en «La nueva historia de Florida» (University Press of Florida, 1996). 

«Tenían derecho a la seguridad personal y mecanismos legales por los cuales escapar de un amo cruel» y «se les permitía poseer y transferir propiedades y presentar demandas legales, un derecho significativo que en América evolucionó al derecho de autocompra», señala Landers, profesora de la Universidad Vanderbilt. 

En este sentido, señala, «el énfasis en la humanidad y los derechos del esclavo, y la actitud indulgente hacia la manumisión incorporadas a los códigos de esclavitud y la práctica social españolas hacían posible que existiera una importante clase de negros libres, primero en España y después en la América española». (La desconocida historia de los negros libres en la Norteamérica española)

En fechas tan tempranas como 1512 España empieza a dictar leyes contra la esclavitud y en favor de los pueblos nativos de América. 

Hoy, los tribunales de justicia norteamericanos están devolviendo las tierras que les fueron arrebatadas [a los nativos norteamericanos] tras la salida de España, y lo hacen al amparo de las Leyes de Indias, el Código de las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio, y las concesiones otorgadas por el Rey de España, y son afortunadas las tribus que conservan esos títulos, tan antiguos como valiosos. (Borja Cardelús: EE.UU. sin la historia de España)

Las leyes de Burgos (1512) y de Indias (1542) dan origen al concepto de derechos humanos y a la aparición del derecho internacional, gracias la Corona y a personajes y universidades españolas. 

Estados Unidos de España

Hasta los grandes mitos de la historia de Estados Unidos proceden de España:

El mundo del cow boy, con el vestuario vaquero, la vaca, el caballo, la montura, las espuelas, el sombrero, el rancho y el manejo ganadero, es una réplica exacta del modelo ecuestre y ganadero de las Marismas del Guadalquivir, trasplantado al Oeste y popularizado por el cine. 

En puridad, John Wayne es un vaquero de las marismas con un par de pistolas, y ese modelo es radicalmente distinto al de granjero a pie y recogida de heno que trasladaron los pioneros ingleses al Este. (Borja Cardelús: EE.UU. sin la historia de España)

Y junto a los mitos heredados de los españoles, los orígenes de su modo de vida:

Tampoco Texas o Nuevo México hubieran alcanzado su pujanza ganadera de no ser por las vacas, ovejas y caballos importados desde España. Y California no sería la potencia vinícola que es gracias a las uvas misioneras, que introdujeron los frailes españoles en las misiones. (Borja Cardelús: EE.UU. sin la historia de España)

Importantes zonas de Estados Unidos existen tal como las conocemos hoy gracias a España:

Hoy California sería territorio soberano de Rusia, y no de Estados Unidos, porque España penetró en California precisamente para frenar la expansión rusa.

Carlos III dio la orden de ocupar California, lo que se logró en una brillante acción, y España se asentó y desplazó a los rusos, que venían descendiendo desde el Norte. 

Y cuando España se marchó de California y la heredó México, a los Estados Unidos les costó poco trabajo expulsar a los mexicanos, pero no hubieran podido hacerlo con la potente Rusia, y hoy en California no se hablaría inglés. (Borja Cardelús: EE.UU. sin la historia de España)

El genocidio que nunca existió

Estos días la chusma y no pocos de sus portavoces, cargos electos que jamás debieron abandonar la primaria, aventan un supuesto genocidio a cargo de cualquier personaje histórico, con la condición de que no sea Marx, ni Engels, ni Mao, ni Pol Pot, ni Lenin, ni Stalin, ni Dolores Ibárruri, ni Carrillo, ni tantos otros criminales con calles, plazas y monumentos por toda España.

Pero el genocidio de España en sus colonias nunca existió:

La probanza demográfica de que esto no aconteció es el elevado número de nativos, mestizos y mulatos que en América se asientan. 

Véase, por el contrario, la tragedia de los indios norteamericanos exterminados en su práctica totalidad en la conquista del oeste, en el siglo XIX, o la limpieza étnica que realizaron los ingleses en Australia y Nueva Zelanda con los maoríes hasta bien entrado el siglo XX. (José Manuel Azcona: La América hermana)

Las «inocentes» víctimas 

Para construir la leyenda negra de los descubridores genocidas es preciso modificar los hechos verdaderos de diversas formas. 

En primer lugar hay que convertir a los habitantes nativos en lo que no fueron:

Se tiende a idealizar la existencia de los pueblos pre-colombinos de América, a los que se dibuja como pertenecientes al paraíso terrenal. 

Se insiste en su alta capacidad de observación astronómica y de su conocimiento matemático, y en las ampulosas pirámides arquitrabadas que construyeron. 

En mi opinión, una catedral gótica contiene progresos y novedades técnicas de elevado y superior rango. (José Manuel Azcona: La América hermana)

En segundo lugar es preciso convertir a los verdaderos genocidas en víctimas:

Se calcula, de forma general, que el promedio de ejecuciones en el imperio azteca estaría en las cien mil anuales con fines ceremoniales. 

El holocausto más grande conocido por la humanidad en menor tiempo tuvo como protagonista al imperio azteca en 1487 cuando, en la inauguración de la pirámide de Tenochtitlán, se sacrificaron a 80.400 personas en un día para calmar la ira de los dioses. Además, aztecas e incas desarrollaron la nefanda costumbre de comer carne humana.

La esclavitud y la violencia extrema sobre otros pueblos enemigos de los aztecas, mayas e incas fue ampliamente desarrollada para ser la base de estos sacrificios y comida, y como abundante mano de obra para la ejecución de sus impresionantes construcciones.

La historiografía científica afirma que la conquista de estos imperios por escasos grupos de españoles dependió del apoyo masivo de otras tribus enemigas de esos imperios. (José Manuel Azcona: La América hermana)

La guerra sucia 

La izquierda nunca se ha caracterizado por el fair play. Al contrario, el barro es su elemento preferido. Y en las guerras culturales es donde más recurre a él.

La destrucción de estatuas en América es idéntica a la campaña de la memoria histórica en España. Mismos objetivos, mismas técnicas.

Lo que está en juego en los Estados Unidos, en Europa y en otros lugares donde esos movimientos radicales se reproducen no es la condena del racismo, que es unánime en las democracias, ni la necesidad de reconocer las injusticias históricas (que por otra parte todos los pueblos han cometido en uno u otro momento), sino la imposición de un pensamiento único que asfixie el debate y destruya la democracia no mediante las bayonetas, sino mediante símbolos, consignas y narraciones pretendidamente liberadoras.

Derribar monumentos es una de las etapas del camino. (Ricardo Ruiz de la Serna: Derribar monumentos)

La destrucción de estatuas en América es idéntica a la campaña de la memoria histórica en España. Mismos objetivos, mismas técnicas.

Se trata de alterar el curso de la Historia para que el presente blanquee su ideología y resulte más cómodo aceptar sus propuestas.

  • En América la izquierda pintarrajea una estatua de Cervantes o derriba una estatua de Colón. 

  • En España "contextualizan" esas mismas estatuas, cuando no las "confinan" en almacenes municipales.

  • Y promueven "investigaciones" de "historiadores" avalados por sus correspondientes "universidades", que sostienen que Cervantes o Colón eran catalanes, y por lo tanto progresistas.

Derribar estatuas o volar el Valle de los Caídos, América o España, memoria histórica, la guerra sucia de la izquierda:

El derribo de estatuas, los daños a monumentos y los intentos de reescribir la historia forman parte de un proyecto mayor: imponer un supuesto "progresismo" como forma única de pensamiento a través de los distintos dispositivos de control del discurso: la corrección política, la imposición de pretendidas culpas colectivas, la explotación de hipotéticos agravios, el uso del rencor y la indignación para neutralizar los debates, etc. 

Hay evidentes contradicciones que revelan la naturaleza totalitaria de esos grupos radicales al asalto de los símbolos nacionales de los Estados Unidos.

Ahí están la condescendencia con el terrorismo (que recuerda a las narraciones políticas post-coloniales), la estigmatización de Occidente y la exaltación de todo lo demás desde el islam radical hasta la Nueva Era, la exaltación de la violencia y, sobre todo, el antisemitismo. (Ricardo Ruiz de la Serna: Derribar monumentos)

Tiempo de barro y guerra cultural sucia es la que nos ha tocado vivir, Fernando. Por ello es tan importante en nuestros días conocer la historia. 

La de verdad. La Historia.



TU DÍA ACTUALL

Monseñor Reig llama a «no callar» antes las leyes de Educación y Eutanasia

Monseñor Juan Antonio Reig Pla: "Los mismos que se enzarzan con los mayores que han muerto en las residencias están preparando la ley de eutanasia". El obispo de Alcalá de Henares alerta de la vuelta "los bárbaros que quieren acabar con la civilización cristiana" y reivindica a Isabel la Católica.

No es un chiste: Woody Allen reflexionó sobre el relativismo del mundo posmoderno, por Alfonso Basallo

Su autorretrato 'A propósito de nada' ha vuelto a poner en el candelero al cineasta, con sus luces y sombras. Un Molière con gafas, neurótico, atrapado en sus dudas a sus 84 años, pero que ha reflexionado sobre el relativismo y la pérdida del sentido de culpa, dos rasgos de la posmodernidad.

Vox considera «muy sensato» que los padres no lleven a los hijos al colegio en la semana del Orgullo

El vicepresidente de Vox Sevilla respalda un acto de HazteOir.org de rechazo a la aceptación del PP de la imposición de la semana LGTBI en los colegios. Morillo: "Obligar a celebrar durante una semana la fiesta del Orgullo Gay significa una semana de imposición y de lavado cerebral a nuestros hijos".

Isidro Fainé, sobre la eutanasia: «La gente se quiere morir porque no se siente querida»

Claridad del presidente de La Caixa sobre la ley de eutanasia: "No estoy a favor de la eutanasia, porque es una manera de eliminar". Isidro Fainé denuncia que "la soledad de la gente mayor te cruje el corazón" y apuesta por desarrollar los cuidados paliativos .

sábado, 20 de junio de 2020

Siempre Chesterton




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Buenas noches:

Creo no exagerar si afirmo que G.K. Chesterton (1874-1936) está entre los cinco o diez mejores escritores católicos del siglo XX. Se cuentan por cientos de miles los lectores a los que han cautivado su estilo, tan fresco y ágil, sus desconcertantes paradojas y su iluminador sentido común.

Esto último, lo del sentido común, es importante. Chesterton fue el escritor del hombre corriente; en cierto sentido, escribía para él. Reacio a las sofisticaciones y a esas sutilezas más propias de sofistas que de filósofos, tenía la gran virtud de disertar con sencillez y humor sobre asuntos aparentemente tediosos y complejos. Frente al esnobismo intelectual de su época, creía que las intuiciones del obrero, el maquinista y el albañil estaban más cerca de la verdad que los pretenciosos razonamientos de los intelectuales.

Dada mi admiración hacia Chesterton, he acogido alborozado la publicación de Esencia de mujer, un libro en el que el autor inglés reflexiona sobre la feminidad, el matrimonio, la familia y el feminismo, y en el que resplandecen con especial fulgor esa frescura estilística y ese sentido común tan propiamente chestertonianos.

A mi modo de ver, este fragmento del prólogo resume vigorosamente tanto la tesis que subyace en cada capítulo de Esencia de mujer como la visión de Chesterton sobre el problema del feminismo:

No es que Chesterton se opusiera al feminismo porque detestase a la mujer, sino porque la amaba demasiado como para desear que se convirtiera en un hombre. No es que pretendiera que la mujer se ocupase de lo doméstico porque la minusvalorase, sino porque valoraba lo doméstico por encima de todo. No es que deseara mantener a la mujer al margen del mercado laboral porque la considerase incapaz de desenvolverse en él, sino porque consideraba al mercado laboral incapaz de hacer justicia a su belleza. Chesterton no despreciaba la feminidad; en cierto modo, la apreciaba demasiado. Si le podemos imputar algún crimen, no es el ninguneo, sino la idealización.

Cuando uno investiga las raíces profundas del feminismo, se topa con una percepción errónea del hogar y la familia. El feminista quiere librar a la mujer del hogar porque antes ha concebido el hogar como algo odioso. En su imaginación éste se dibuja como una suerte de prisión en la que imperan la monotonía, la opresión y la infidelidad. Naturalmente, Chesterton se revuelve contra esta imagen. No sólo no concibe el hogar como ese reino del tedio sobre el que disertan cáusticamente los feministas, sino que lo reivindica como el último bastión en el que la mujer puede guarecerse del tedio de la vida moderna. No hay que liberar a la mujer del hogar y la familia porque sólo el hogar y la familia, con su inefable dignidad, pueden hacer justicia a su naturaleza:

De todas las ideas modernas engendradas por la riqueza, la peor de todas es la idea de que la vida familiar es aburrida y sosa. Dentro del hogar –dicen- no hay más que rutina, y fuera está la marcha y la variedad. Es la opinión de los ricos, claro. Del que sabe que su casa descansa sin problemas sobre su fortuna. Su dinero le permite vivir como un vagabundo, si le da la gana. Pero su aventura más arriesgada acabará en un restaurante, mientras que la aventura más inocente de un vagabundo puede acabar en la comisaría. El rico tampoco sabe que, para la gente moderadamente pobre, el hogar es el único sitio donde se respira libertad. Más aún, es el único sitio donde se permite la anarquía, donde puedes alterar de repente cualquier plan y tener un capricho. Fuera del hogar hay que aceptar las reglas estrictas de la empresa, el hotel, el club o el museo. Pero en la propia casa uno puede comer en el suelo si le apetece. Yo mismo lo hago a menudo: da una sensación como de picnic extraño, infantil y poético. Si lo hiciera en una cafetería, provocaría un desagrado considerable. Un hombre puede ir por su casa en bata y zapatillas, pero eso no se lo permitirían en su oficina.

Para quien se gana la vida trabajando duramente, el hogar no es el espacio domesticado y manso en medio de un mundo lleno de aventuras. En realidad es el sitio indómito y libre dentro de un mundo lleno de reglas y rutinas. El hogar es el sitio donde podemos poner la alfombra en el techo y las tejas en el suelo, si nos da la gana.

Esencia de mujer constituye un efectivo antídoto contra los tópicos cacareados por el feminismo sistémico y una hermosa exaltación de la feminidad, la familia y el hogar. Te recomiendo encarecidamente que lo leas.

" Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera".

Un fuerte abrazo

Fernando Beltrán

Director

www.infovaticana.com