jueves, 23 de marzo de 2017

Rafael Zaragoza Pelayo. "Largo Caballero, hoy".

 VIVACádiz. Opinión. Calle Libertad. 23/03/17

Hoy hace 71 años de la muerte de Largo Caballero, líder socialista de los años 30. Largo fue el artífice de la bolchevización del PSOE tras la derrota electoral de 1933 en favor del centro derecha, y el inductor del golpe de estado contra la República de 1934. En realidad, el golpe tuvo lugar porque la facción del “centrista” Prieto apoyó al sector guerracivilista de Largo, en contra del moderado de Julián Besteiro. Fue algo más que apoyo, pues Prieto compró las armas y organizó una revolución que costó 1300 muertos, por la que no pidió perdón hasta su dorado exilio mejicano. Hubo otras hazañas de Largo, en su camino hacia la destrucción de la legalidad republicana y la consecución de la guerra civil, según sus propias palabras. Algunas las compartió con toda la izquierda: la autoafirmación en el golpe de 1934, la brutal campaña de odio a la derecha sobre “la represión de Asturias” (encima, eso), el fraude electoral de 1936 -lean el libro reciente de los profesores Tardío y Villa-, la toma ilegal de los Gobiernos Civiles, la destitución irregular del presidente Alcalá Zamora, etc. Pero hubo una hazaña de su propia cosecha que nos recuerda a un famoso “no” actual: su negativa a que los socialistas gobernaran con los jacobinos de Azaña, que se quedaron solos en el gobierno del Frente Popular. Fue aún peor. Largo propició la destrucción del orden público y el acoso a la derecha –que empezó a defenderse, con el resultado de cientos de muertos-, con la esperanza de que el gobierno de Azaña, impotente, cayera en sus manos. Claro que Prieto no se quedó atrás: terminó escondiendo a los asesinos del líder monárquico, Calvo Sotelo. Hoy, salvando todas las distancias, el radical es Pedro Sánchez, y la centrista, Susana Díaz. De momento, todo parecía ir bien, dentro de lo que cabe con una líder tan “sui generis”. En su disparatada carrera en pos de un Frente Popular bis, con sus avíos separatistas, Pedro Sánchez fue justamente descabalgado. Pero ahora “la centrista”, en primarias, como concesión a una militancia radical, acaba de aprobar en Andalucía una Ley de Memoria claramente totalitaria que impone desde el estado una versión falsificada de la Historia en la escuela, y se salta la Amnistía del 77, y la Constitución de 1978. ¡Javier Fernández, no te vayas! ¡Felipe, vuelve!
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Calle Libertad

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