( Leonor de Castilla, hija de Fernando III, reina de Inglaterra. Se casó con Eduardo I de Inglaterra, el Rey de Braveheart )
Toda Inglaterra está impregnada de ella. De Eleonor, la reina castellana que 740 años después de su coronación en la abadía de Westminster sigue reinando en la memoria y el corazón del pueblo británico. Existe en Inglaterra un culto ancestral a Leonor de Castilla, aquella hija de Fernando III El Santo, fundador de la Catedral de Burgos, que se casó en el Monasterio de Las Huelgas en 1254 con Eduardo I fruto de una alianza pacífica entre la Corona británica y el Reino de Castilla por la Gascuña francesa. Leonor -Eleonor para los ingleses-. Aquel impuesto matrimonio resultaría al cabo uno de los más sinceros y apasionados de la época, como lo demuestra la historia que traemos aquí.
Viajemos al centro de Londres. Al kilómetro 0, ubicado en Charing Cross. En el corazón de esta punto neurálgico se levanta una un monumento de más de veinte metros de altura. Es lo que los ingleses llaman cruz. No es el elemento escultórico original, el que se construyó en 1290, pero sigue consagrado a la misma persona: Leonor de Castilla. La reina castellana y el monarca inglés se amaron profundamente. Tuvieron una descendencia prolija, quince criaturas nada menos, y hay numerosas leyendas en torno a su pasión como pareja, como la que cuenta que ella salvó la vida de su esposo, recién mordido por una víbora, succionando su veneno. Lo cierto es que a la muerte de Eleonor, acaecida en 1290 en Nottingham, su desolado marido ordenó que en cada parada del itinerario del cortejo fúnebre desde este Condado hasta la Abadía de Westminster, donde fue enterrada, se construyera una cruz para honrar su memoria. Así, el mandato real fue cumplido a rajatabla y en las 12 paradas -Lincoln, Grantham, Stamford, Geddington, Northampton, Stony Stratford, Woburn, Dunstable, St Albans, Waltham, Westcheap y Charing Cross- se erigió un monumento que primero fue de madera y posteriormente de piedra. De los doce hitos, se conservan enteros tres (la cruz de Geddington es la que mejor estado presenta), siendo el de Charing Cross el más famoso porque, aun no siendo el original, se construyó inspirado en éste. De los demás quedan restos o han sido también reconstruidos, si bien no tan fidedignamente como el antes citado.
La cruz de Charing Cross se alza 21 metros, tiene una planta octogonal y está compuesta por tres pisos. En el inferior y entre los arcos apuntados, pueden verse los escudos de Inglaterra, de Castilla y León y del condado de Ponthieu; en el segundo piso, hay varias esculturas que representan a la reina castellana con diversos atributos reales. Leonor se separó muy pocas veces de su marido; tan es así, que incluso le acompañó a Tierra Santa cuando el monarca se hallaba tomando parte de la Novena Cruzada. Según las crónicas de la época, fue en aquella empresa cuando él fue mordido por la víbora, veneno que la leyenda dice le extrajo ella misma. También estuvo a su lado durante la conquista de Gales, tierra en la que la reina castellana dio a luz a su último hijo, varón que al cabo se convertiría en sucesor de la Corona inglesa con el nombre de Enrique II que fue, además, el que ostentó el primer título de Príncipe de Gales. Su tumba se encuentra en la llamada Capilla de San Eduardo de la Abadía de Westminster.
Fue esculpida en bronce dorado por el artista William Torel en el año 1291. Tanto en la cabecera del sepulcro como en los laterales de su basamento hay reconocibles emblemas de Castilla y León .Además, en una lápida del monumento puede leerse esta inscripción: Aquí yace Eleanor, quien fue reina de Inglaterra, esposa del rey Eduardo hijo del rey Enrique e hija del rey de España y la condesa de Ponthieu, en cuya alma Dios, en su misericordia, ten piedad. Amén
.Fuente- DiarioBurgos
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