Un político, que estaba en plena campaña, llegó a un pueblo del
interior, se subió sobre un cajón e inició su discurso:
-¡Compatriotas, compañeros, amigos! Nos encontramos aquí convocados,
reunidos o arrejuntados, para debatir, tratar o discutir un tópico,
tema o asunto trascendente, importante o de vida o muerte. El tópico,
tema o asunto que hoy nos convoca, reúne o arrejunta;, es mi
postulación, aspiración o candidatura al Parlamento de esta, nuestra
Comunidad.
De pronto una persona del público interrumpe, pide la palabra y le
pregunta al candidato:
- ¿Por qué utiliza usted tres palabras para decir lo mismo?
- Pues mire, caballero: la primera palabra es para las personas con un
nivel cultural muy alto, como poetas, escritores, filósofos, etc. La
segunda es para personas con un nivel cultural medio, como usted y la
mayoría de los que están aquí hoy. Y la tercer palabra es para las
personas que tienen un nivel cultural bajo como por ejemplo, ese
borracho que está allí, tirado en la esquina.
De inmediato, el borracho, se levanta y le dice:
- Postulante, aspirante o candidato... ¡hic! El hecho, circunstancia o
razón de que me encuentre en un estado etílico, borracho o hasta el
culo... hic! no implica, significa, o quiere decir, que mi nivel
cultural sea ínfimo, bajo o jodido… ¡hic!. Y con todo el respeto,
estima o cariño que usted se merece ¡hic!, puede ir agrupando,
reuniendo o arrejuntando... ¡hic!, sus bártulos, efectos o
cachivaches... ¡hic! y encaminarse, dirigirse o irse, derechito a
perjudicar, molestar o joder a su progenitora, a la autora de sus
días, o a su puta madre!!!!!
¡¡QUE MARAVILLA LA LENGUA CASTELLANA!!
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