miércoles, 30 de marzo de 2011

¡¡SOÑANDO CON LIBIA!!. LUIS DEL PINO.





POR LUIS DEL PINO (LIBERTAD DIGITAL)

Ayer, Rajoy estuvo brillante en el debate parlamentario sobre la
participación española en la guerra de Libia.

Le recordó a Zapatero las manifestaciones contra la guerra en las que
el actual presidente del gobierno participó.

Le recordó a Zapatero cómo se quedó sentado en un desfile ante esa
bandera americana bajo la cual combate hoy.

Le recordó a Zapatero que justificar la guerra de Libia diciendo que
Gadafi masacra a su pueblo, equivale a justificar la guerra de Irak
basándose en las masacres de kurdos que Sadam Hussein llevó a cabo.

Le recordó a Zapatero que Gadafi no tiene armas de destrucción masiva,
que es lo único que hubiera justificado, según el PSOE, la guerra
contra Irak.

Le recordó a Zapatero que Aznar llevó a Irak las tropas después de la
caída de Sadam, mientras que Zapatero nos ha metido de hoz y coz en la
mismísima guerra.

Le recordó a Zapatero que su gobierno es el primero que ha autorizado
que nuestros aviones bombardeen territorio de otro país.

Le recordó a Zapatero que España no se merece un gobierno que mienta.

Le recordó a Zapatero que ha decidido la intervención militar en Libia
sin antes pedir permiso al Parlamento, incumpliendo la promesa que
realizó en su primer discurso de investidura.

Le recordó a Zapatero los miles de millones de euros en armas que su
gobierno ha vendido a Gadafi.

A continuación, poniéndose irónico, le dijo a Zapatero que resultaría
muy fácil ser tan demagogo como el actual presidente lo fue en su día.
Y que, puestos a hacer demagogia, le podría señalar y preguntar
muchas cosas.

Le podría preguntar en qué parte de su proyecto de alianza de
civilizaciones encaja la actual guerra.

Le podría preguntar si el presidente cree que esta guerra nos sitúa en
el punto de mira del terrorismo islamista, teniendo en cuenta que los
talibanes afganos han expresado su apoyo a Gadafi.

Le podría preguntar a quién habría que culpar si mañana los islamistas
atentaran en España.

Le podría señalar la curiosa casualidad de que en Libia hay petróleo,
como lo había en Irak.

Le podría señalar que hay otros países donde los gobernantes violan
los derechos humanos tanto o más que Gadafi y en los que no se
interviene. Países que se diferencian de Libia en que en ellos no hay
petróleo.

Le podría preguntar qué tiene que ver la actual guerra con la burbuja
de deuda que amenaza con explotar en tantos países occidentales.

Le podría señalar que Zapatero está gastándose ahora en una guerra el
dinero que antes le ha quitado a pensionistas y parados con sus
recortes.

Le podría señalar que con los 10.000 dólares que cuesta cada hora de
vuelo de un bombardero, habría para dar de comer dignamente a una
familia española, de ese millón largo de familias que ya no
cuenta con ningún ingreso.

Le podría señalar que nadie nos ha mostrado imágenes de esas
atrocidades que Gadafi habría cometido contra su población.

Le podría señalar que no está claro ni el motivo de la guerra, ni la
estructura de mando de la coalición, ni los objetivos finales que se
persiguen.

Le podría señalar que la resolución de la ONU no autoriza el combate
directo a favor de uno de los dos bandos en conflicto.

Le podría preguntar a Zapatero si comparte las palabras de Bono y
prefiere morir a matar.

Le podría señalar que las bombas de los aviones que matan civiles en
Bagdad también son capaces de matarlos en Trípoli.

Le podría señalar que Zapatero ha enviado a nuestros soldados a una
misión en la que pueden morir niños libios.

Aquí, Rajoy hizo una pausa dramática, antes de rematar la faena.

Y en ese momento, cuando ya tenía acorralado dialécticamente a
Zapatero con su discurso, cuando ya había conseguido colocar al
presidente contra las cuerdas, una mano le sacudió el hombro. Era
Pedro
Arriola.

"Disculpa que te despierte, Mariano. Te traigo el discurso para el
debate parlamentario de mañana. Ya sabes: el coñazo de Libia".




 

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