Duos habet et bene pendentes
Prueba de masculinidad del Papa Inocencio X al asumir el pontificado.
El mito sobre el ritual se creó en relación a una famosa leyenda medieval, el caso de la Papisa Juana
. Numerosas obras, tanto eruditas como literarias, habían recogido dicha fábula, en la que supuestamente una mujer se hizo pasar por hombre y pudo ocupar el papado a mediados del siglo IX, durante unos dos años, hasta que en plena procesión desde San Pedro a San Juan de Letrán dio a luz un niño y su engaño se descubrió. Así, a partir de entonces se decía que el candidato a Papa debía ser sometido a un control para verificar su sexo. Para ello, presuntamente se sentaría en una silla especial, la sedia stercoraria, con un agujero en el medio por la que se deslizaban los genitales y un joven diácono comprobaría su virilidad.[1]Las versiones cambian sobre si la comprobación era solo visual o mediante el tacto, o si el ejecutante era un diácono o un joven cardenal. Una vez comprobado y enunciada la frase, Duos habet et bene pendentes (tiene dos y cuelgan bien) los asistentes a la ceremonia responderían Deo Gratias (‘Gracias a Dios’).[2]
El Papa Adriano VI aboliría la costumbre en el siglo XVI.[cita requerida]
En el Museo Vaticano se conserva la famosa silla sedia stercoraria, expuesta a los visitantes[3]
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SI ÉSTO ES ASÍ, ya no me creo que hubiese mas Papisas,....salvo fuese antes o después de esta costumbre.
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