Somos cervantinos, quijotescos, soñadores y seguramente tenemos una libido superior a gran parte de la raza humana. A los romanos les costó tela porque somos guerreros hasta el punto de que la palabra guerrilla se dice así hasta en inglés.
Cuando los pueblos antiguos llegaban a la península, ya desde los tiempos de Atapuerca y Altamira, seguramente se les ofrecería algún fermento embriagador y los genes de los supuestos invasores pasarían a formar parte de nuestro mestizo ADN... hasta el genial René Goscinny dejó claro que los íberos no dieron especial importancia a las evoluciones de romanos y cartagineses o a las guerras intestinas de los primeros hasta que trataron de imponernos sus costumbres, lo que derivó en que varios césares acabaron siendo de acá.
Luego vinieron los godos y se hicieron españoles, tampoco es que en esa temprana Edad Media nos importase mucho quién nos gobernase, y la cosa no fue mal hasta que en el 711 llegaron los árabes, que se naturalizaron tanto que tenían que invadirse periódicamente a sí mismos para seguir siendo musulmanes, y aún así los paramos aquí.
781 años después nos convertirmos en el primer y único país del mundo que fue invadido por los musulmanes y que acabó echándolos para volver a ser lo que era; luego vino lo de América: varias bandas de amigos terminaron con los crueles imperios aztecas e inca, además de que con escaso derramamiento de sangre se hispanizó y cristianizó para siempre el continente más mestizo que existe. La cosa siguió con Napoleón, por resumir la historia, al que se paró por primera vez en España (concretamente en Galicia) y al que se mandó a lamerse las heridas a Santa Elena, pese a que puso a su hermano de rey.
Lo del comunismo ya fue un órdago a la grande, que se ganó pese a que sin duda eran los buenos, como siguen siéndolo ahora gracias a partidos como el socialista y el popular, que no dudan en homenajear a esos que se daban autogolpes, que mataban a sus opsitores políticos, que quemaban iglesias, violaban monjas y decidieron que España no iba a ser cristiana ni española. Un gobierno ilegítimo se dio un autogolpe con el apoyo de la URSS y las simpatías del mundo libre. Y perdió.
Ahora un cursi pedante, su manceba, un canario porreta, un argentino fuñaño y un par de pijos de la complutense nos van a imponer el chavismo con la ayuda de Ferreras, el Gran Wyoming y Jorge Javier Vázquez, compinchándose con un andaluz regordete que defiende la supremacía de la raza catalana y por los admiradores de unos asesinos vascos que llamaban lucha armada a matar a traición a civiles indefensos, sin discriminar si eran mujeres, niños o ancianos.
¿Estáis de coña? ¿De verdad creéis que España se derrumba porque PP y VOX no concurren juntos a las elecciones? ¿De verdad creéis que van a imponeros unas creencias, un idioma, unas costumbres sexuales o cualquier cosa sin que vosotros queráis que lo hagan? ¿Ninguno de vosotros ha reflexionado sobre la educación, sobre la familia, sobre la religión o la moral?
No, no sois los herederos de los malos: Ellos lo son, independientemente de que se cometiesen tropelías en ambos bandos, a lo largo de la historia se han pretendido silenciar muchas cosas, y hasta hoy en día se descubren episodios que se pretendieron borrar, como la matanza de Katyn o el holodomor de Ucrania... ¿De verdad creéis que Paracuellos va a ser silenciado? ¿De verdad creéis que el mundo no se va a levantar contra esos cuatro desgarramantas?
Pues os diré que recientemente, José Luis Rodriguez Zapatero estuvo a punto de ser linchado en Venezuela y que tuvo que salir por piernas escoltado por la policía de Maduro, y ya os anticipo que no me extrañaría mucho de que el desmantelamiento del narcocomunismo del grupo de Puebla esté muy próximo, mucho más de lo que algunos pensáis.
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