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«Espero ver reconocido el Camino Español a nivel europeo antes de morirme» Entrevista al TG César Muro Benayas.
«Espero ver reconocido el Camino Español a nivel europeo antes de morirme»
Este militar retirado es uno de los creadores de la asociación Amigos del Camino Español de los Tercios que lucha por el reconocimiento que se merece uno de los despliegues logísticos más importantes de la historia
Corresponsal en BruselasActualizada 15:13
César Muro Benayas (Talavera de la Reina, 1952) es un teniente general retirado del Ejército español. Su carrera militar incluyó diversos destinos, como la Brigada Paracaidista, el Estado Mayor de la Fuerza de Acción Rápida, la Guardia Real y la Unidad Militar de Emergencias (UME) de la que fue jefe entre 2012 y 2015.
No hay militar que se precie que no sea un enamorado de nuestra historia. Muro lleva más de 15 años batallando entre gobiernos nacionales e instituciones europeas para que se reconozca el Camino Español como uno de los caminos culturales del continente.
Desde la asociación fomentan «la divulgación y el estudio de todo lo relacionado con su creación y su mantenimiento, así como todos aquellos aspectos relevantes sobre los motivos que llevaron otras personas, más allá de los Tercios, a recorrerlo, tanto durante su vigencia como, posteriormente, siguiendo, sin saberlo, una ruta abierta por otros».
Las rutas seguidas por nuestros compatriotas hacen más de 400 años supusieron un desarrollo económico sin precedentes para regiones poco habitadas. Hablamos con el teniente general sobre las razones del Camino Español y de su importancia más allá de la histórica.
— Todo el mundo conoce el Camino de Santiago. El Camino Español, no tanto. ¿Por qué es tan importante en nuestra historia?
— El origen del Camino Español fue una necesidad bélica. Se necesitaba desplazar a las tropas hacia las 17 provincias, como se llamaban en aquella época, a lo que actualmente es el Benelux. El contexto histórico es importante ya que la zona era un polvorín por las revueltas producidas por el conflicto religioso entre protestantes, calvinistas, etc. Incluso los historiadores holandeses reconocen que aquello fue una revuelta con muchos más factores que el religioso. Fue una revuelta social, política y económica.
Eran 1.200 kilómetros y aproximadamente 40 días de marcha atravesando los Alpes y otros muchos sitios que estaban bastante deshabitados La gobernadora de allí, que era María de Austria -hermanastra del rey Felipe-, le pide que vaya allí para hablar con los nobles y no lo hace. Como había hecho su padre unos años antes con los comuneros de Castilla, manda a lo mejor de su ejército comandado por su mejor general, el duque de Alba con los Tercios. ¿Qué ocurre? Que el camino habitual era el mar, pero para acceder a los puertos de las 17 provincias había que bordear Francia que era nuestro principal enemigo. Además estaba Inglaterra, muy interesada en este conflicto y, por supuesto, la flota holandesa, que era la más poderosa en aquella época de Europa.
Deciden la ruta que une el Franco Condado con Milán. Desde allí todo es fácil porque es llano. Eran 1.200 kilómetros y aproximadamente 40 días de marcha atravesando los Alpes y otros muchos sitios que estaban bastante deshabitados. Fueron intrépidos y osados, sin lugar a dudas.
Si nos vamos a los tiempos actuales, es como si un objetivo estuviera a 40 días de marcha por carretera de una unidad militar. Si yo hago esa cuenta de 40 días actualmente con autocares y camiones, nos vamos a Corea del Norte. Una auténtica locura. Es comprensible que los que se sublevaron pensasen que estaban muy seguros porque no creyeron que se pudieran llevar refuerzos, era impensable para la época. Menos para nosotros.
En 1567, el duque de Alba coge a los Tercios (lo más profesional y mejor que tenían la Monarquía hispánica) que estaban en el Mediterráneo contra el Turco y se pone en marcha. Cerca de 10.000 hombres con sus familias, una masa de gente tremenda. Tengamos en cuenta que Sevilla en aquella época estaba en torno a las 15.000 personas.
La ruta más rápida la realizó el maestre de campo Lope de Figueroa con su Tercio en febrero y con nieve. Llegó en 32 días, que es una media de 70 kilómetros diarios
Se plantea un problema importante que es el logístico y lo solucionan con empresas. Son los empresarios de la época los que se adelantan consiguiendo contrataciones a este y oeste de lo que iba a ser ese camino para abastecer el paso de las tropas. Es una conjunción de empresas y militares perfectamente elaborada.
Este camino estuvo abierto 65 años. La dirección era sur-norte, norte-sur. Hubo expediciones todos los años. Las expediciones más importantes solían ser en primavera cuando había deshielo. En aquella época no había puertos ni carreteras.
Con el tiempo estalla la guerra de los 30 años. El escenario se traslada a Europa y aquello acaba en tablas. Perdemos la parte norte, que es lo que actualmente son los Países Bajos, y mantenemos toda la parte sur, Bélgica. Luxemburgo, que siempre había sido una provincia muy proclive a la Monarquía hispánica, se mantiene inalterable.
— Nuestra presencia sirvió para desarrollar económicamente la zona en aquella época.
— La ruta más rápida la realizó el maestre de campo Lope de Figueroa con su Tercio en febrero y con nieve. Llegó en 32 días, una media de 70 kilómetros diarios. ¡Una auténtica locura, una barbaridad! Se necesitaba mucha logística y también profesionales que supieran arreglar los carromatos, por ejemplo.
Aparte está toda la ingeniería necesaria para abrir y arreglar caminos y puentes. Había que atravesar continuamente arroyos, puentes, afluentes, ríos… Eso lo hicieron los pueblos que se enriquecieron bastante con el paso de los españoles. La zona se industrializa para la época y se comercializó de una manera mucho más adelantada que el resto. Hoy es ese gran corredor económico industrial que discurre de norte a sur por toda Europa, acaba en Milán y va entre la cuenca del Rhin y la cuenca del Po.
— ¿De ese legado qué queda?
— Esto es mi lucha personal. Cuando yo empecé con esto del camino español en el 2007, lo primero que hice fue compararlo con otros ya existentes: el Camino de Santiago, los grandes caminos reales que hay en Europa… El Camino Español no tiene ninguna consideración, por desgracia.
En aquel tiempo, el ministro de turno -cuando estaba gobernando el Partido Popular- se lo tomó con cierto interés. Esto, que lo aprueba Europa para ser considerado camino cultural europeo, lo tienen que proponer las naciones. El problema radica en que es un derecho que está transferido a las comunidades autónomas. Cada región quiere que se apruebe algo en su zona y claro, como el Camino Español no está en España y no revierte ningún beneficio económico, fueron reacios.
Ellos mismos [los holandeses] reconocen que la leyenda negra es un bulo perfectamente manejado y utilizado que dio origen a la destrucción moral de España
Con el tiempo se cambia de ministro y Méndez de Vigo se enamora de la idea. Lo intenté mover por mi cuenta, más allá de la acción que pudiera hacer Exteriores. En cada expedición que hacemos, que suele ser una o dos año al año, me entrevisto con alcaldes de las zonas por donde pasa. Todos se mostraban absolutamente encantados con el proyecto. Primero, porque históricamente tiene un fundamento y, en segundo lugar, porque, como todo camino cultural, repercute económicamente en el turismo.
Méndez de Vigo no quiso hablar con sus colegas a nivel europeo, después llegó la moción de censura del PSOE y aquello se acabó. Al ir a entrevistarme con el nuevo gobierno me dijeron que no interesaba todo lo que fuera hablar de soldados, de los Tercios, etc. Me salté al gobierno, seguí moviéndolo por mi cuenta a nivel europeo y, aunque fui muy bien recibido, sin el apoyo del Ejecutivo nacional no tenía nada que hacer. Lo intenté de nuevo hace dos meses al iniciar la nueva legislatura pero la puerta sigue cerrada.
— Se reconoce su importancia mucho más en esas zonas que en España. Algo que ocurre con otros tantos aspectos de nuestra historia.
— En el Museo de Ámsterdam, durante una exposición por el aniversario del inicio de la guerra de los 80 años allá por 2017-2018, en un frontispicio había un texto en el que reconocían que se habían equivocado, que fueron traidores al Rey de España, a su Rey, y eso ha hecho que jamás pudieran ser de nuevo una potencia europea como fueron en aquella época.
Ellos mismos reconocen que la leyenda negra es un bulo perfectamente manejado y utilizado que dio origen a la destrucción moral de España. Han acabado reconociendo que aquello fue un error suyo. Es increíble.
Por otro lado, en toda esa zona queda un buen recuerdo porque trajo amistad y desarrollo económico. En Empel, donde el milagro, nos hicimos una foto en la que aparece toda una fachada de una comunidad de vecinos pintada con motivo de los Tercios. Fue una iniciativa suya pagada de su propio dinero. ¿Cómo vamos a olvidarnos de todo aquello si otras personas nos guardan en su memoria de esa manera?
—¿Alguna anécdota sobre Empel en sus visitas?
— En 2007 un amigo coronel destinado en Bruselas fue allí en moto. En un bar, el camarero reconoció que era español y le mostró cómo una sociedad particular de vecinos había reconstruido por su cuenta la misma ermita que nosotros, los españoles, construimos en su momento. Me llamó emocionado y me emocioné yo también, por supuesto. Es maravilloso ver cómo otros pueblos nos recuerdan.
— ¿Qué actividades promueve su asociación Amigos del Camino Español de los Tercios?
— Montamos rutas todos los años, ya sen en bici, caballo, coche, moto… También asesoramos a personas que deseen hacerlo por su cuenta. La logística es complicada porque en varias zonas no existen hoteles u hostales, por lo que es obligatorio desviarse del camino. Es factible hacerlo, sin lugar a duda (y muy recomendable).
La rutina es muy parecida a la del Camino de Santiago. Se sale pronto, se camina hasta la hora de la comida y luego se disfruta de la tarde haciendo turismo o con los amigos.
— ¿Qué esperan en un futuro? ¿Seguirán intentando el reconocimiento?
— Por supuesto, lo último es bajar los brazos. Veremos cuándo existe otra ventana de oportunidad, por el momento estamos promoviendo un monumento a los Tercios del escultor Salvador Amaya que se va a poner en el Paseo de la Castellana. Es de más de dos metros de alto y cada figura lleva cerca de seis meses. Calculamos que esté lista para 2025. Contamos con que sea un nuevo revulsivo. Espero ver reconocido el Camino Español antes de morirme, deseo que sea un camino cultural europeo como cualquier otro. Si es por paciencia, veremos quién aguanta más (risas).
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