domingo, 24 de octubre de 2021

LA REALIDAD DE 1714. Una visión clara, certera, verídica y desapasionada que ha sido totalmente manipulada por el nacional separatismo en su creación eugenésica( Video y artículo de José Crespo )

Felipe V

¿Y si hubiera vencido el archiduque Carlos?

La historia y los hechos fueron como fueron y poco sentido tienen los relatos imaginados de lo que hubiera podido ser. Lo que sí es cierto en base a los estudios biográficos de Carlos de Austria una vez que retorna a Viena y se convierte en emperador del Sacro Imperio Romano Germánico ponen de manifiesto que la personalidad de este monarca distaba muchos de la idea de ser partidario de fueros y constituciones, por lo que de haber gobernado España habría sido un monarca con posturas más cercanas al absolutismo, postura radicalmente opuesta a Felipe V. De hecho el archiduque contaba con jurisconsultos absolutistas como Francesc Grases i Gralla.

Además, sí está comprobado que durante el desarrollo de la guerra las quejas de la población catalana al archiduque por el incumplimiento de la constituciones fueron un hecho continuo, en cambio cuando Felipe V gana la guerra respetó a quienes no le traicionaron, respetó los fueros de Navarra, los de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya e incluso en Cataluña respetó la queromonia aranesa.

 

Amnesia y Anestesia.

El por qué y para qué de la celebración de la Diada

 

Se trata de un elemento histórico que a día de hoy no tiene el peso, ni el respaldo de la Historia, del propio discurso político pero que sirve como justificación dentro del mensaje victimista de maltrato, opresión y represión por parte del gobierno español y que sirve en realidad para retroalimentar el odio y el enfrentamiento entre españoles, dibujando una Cataluña fuera de España sometida en contra de su voluntad por un estado central opresor y una monarquía heredera de Felipe V para con ello argumentar continuamente la existencia de un conflicto a causa de una problemática de represión continuada en el tiempo.

Para ello, y a la vista de los hechos, tuvieron necesariamente que reinterpretar a su gusto y necesidad la historia y hechos de 1714 para poder emplearlos como una herramienta útil que alimentase el enfrentamiento y poder ser usados cada año durante la Diada, inventado todo un relato falso de una guerra entre Cataluña y España, de ocupación y represión, siendo para ello necesario esconder las fuentes oficiales, trabajos de peso como los de Nuria Sales (24) quien argumenta que no había razones para traicionar la fidelidad hacia Felipe V desde el punto de vista de los derechos y las constituciones. El rey Felipe juró las constituciones al ser coronado pero lógicamente castigó la deslealtad posterior por haberse rebelado en contra de los reconocimientos forales que había firmado para ellos. Entre 1700 y 1705 nada permitía concluir que un Habsburgo llegase a ser más respetuoso con las Constituciones que un Borbón.

A pesar de tener la realidad en contra el nazional-separatismo ha venido alimentando la idea de un continuo histórico que tiene como punto de partida en año 1714 para justificar el decidido separatismo que se viene esgrimiendo y ampliando con el absoluto silencio de los gobiernos de España, corresponsables de esta situación por su deslegitimación a causa de el no ejercicio de sus responsabilidades y competencias en defensa de la Soberanía Nacional y su único propietario, el pueblo español.

El comienzo de las celebraciones del 11 de septiembre es el inicio de construcción de una Cataluña irreal como nación, pasando por alto la realidad histórica, y tomando como base la construcción de un relato sobre un mito, explicándolo como una derrota frente a una opresora Castilla de la que solo se aspira a salir recobrando una libertad e independencia que en realidad nunca existió.

El duque de Berwick encargado de la toma de Barcelona

¿Por qué de una guerra?

 

El error de cálculo llevó a pensar que la victoria sería por el archiduque apostando a sus posibilidades como ganador equivocándose de forma evidente con las consecuencias que llevaron tal decisión.

El contrato firmado por el rey Felipe y las Cortes catalanas en 1702, fue roto unilateralmente, como hemos venido diciendo por la parte catalana, más bien por los que se hicieron pasar por sus dirigentes, en 1706 de forma violenta teniendo como resultado una guerra que perdieron con las consecuencias que acarrearon. La reflexión puede ser ¿de quién fue la responsabilidad de la pérdida de las instituciones en 1714? (25)

 

La tergiversación

 

¿Por qué los nacional-separatistas de hoy han tergiversado los hechos que los nacionalistas de ayer reconocían como ciertos? ¿Por qué historiadores radicalmente nacionalistas como Soldevila coinciden en su explicación de los hechos de 1714 con historiadores no nacionalistas, mientras hoy difieren totalmente e inventan unos hechos que no sucedieron?

No hubo enfrentamiento entre regiones. Al revés de lo que inventan hoy los nacional-separatistas, la Guerra de Sucesión, que no de secesión, no supuso el enfrentamiento entre Cataluña, Austria y España, o Castilla, y Francia. Ciudades y comarcas pertenecientes al antiguo reino de Aragón como Jaca, Castellón, Alicante, el valle de Arán, el interior de las provincias de Barcelona y Valencia, Calatayud o Tarazona, fueron partidarias de Felipe V, el rey Borbón. Y lugares como Madrid, Alcalá o Toledo se declararon fieles al aspirante austriaco, el archiduque Carlos. El enfrentamiento interterritorial de 1714 es o separatismo para negar el carácter de guerra civil que tuvo aquel enfrentamiento por la sucesión al trono.

Ningún ejército español tomó Barcelona. Las fuerzas que integraban el ejército de Felipe V estaban formadas por soldados procedentes de varias regiones españolas y aun de países europeos. De él formaban parte varios miles de soldados nacidos en Cataluña. En cuanto al bando supuestamente catalán, los soldados que se enfrentaron a Felipe V y fueron derrotados el 11 de septiembre de 1714 estaban mandados por un general, Antonio de Villarroel, que en su última arenga recordó a las fuerzas bajo sus órdenes que estaban luchando “por nosotros y por toda la nación española”.

El general Villarroel preparando la defensa de Barcelona

Los vencedores no destruyeron la identidad nacional de nadie. El fin del arcaico sistema foral que había estado vigente hasta 1714 fue abolido sin que en tal medida existiera la menor voluntad de acabar con una “identidad nacional” que solo se inventaría doscientos años después con personajes como Prat de la Riba. Es otra muestra más de supina ignorancia voluntaria de la Historia, cuando no de mala fe y de manipulación, sostener que semejantes argumentos podían encajar en la mentalidad y las estructuras políticas y jurídicas del siglo XVIII.

Felipe V juró en 1702 fidelidad a las leyes de Cataluña, cosa que no siempre habían hecho sus predecesores. Pero los sublevados de 1714 cometieron un delito de lesa majestad. Habían traicionado su juramento de fidelidad y eran culpables del peor de los pecados políticos de la época. No hay aquí relación jurídica entre estados pues solo existía uno, sino una traición a la lealtad debida expresada a través de compromisos personales y colectivos con la dinastía. De modo que los privilegios de las zonas derrotadas fueron abolidos como castigo a la traición dinástica, en modo alguno como procedimiento para destruir una nación que no existía.

Nadie persiguió la lengua catalana (26). Los decretos de Nueva Planta, a través de los cuales se articuló el Estado adaptándolo a los mismos criterios modernizadores que se estaban aplicando en otros países y que se consideraban esenciales para organizar con mayor eficacia el único país que existía, es decir, España, en ningún momento prohibieron el uso de la lengua catalana. Los nacionalistas no pueden mencionar ni una sola línea de aquel texto en que se prohíba el uso del catalán. Por la sencilla razón de que no era esa la intención de los decretos. Además el catalán no se utilizaba en la documentación administrativa, jurídica, etc., de las instituciones catalanas. La lengua de la administración, en Cataluña como en toda España, era el latín. Mal podía pues prohibirse el catalán.

Lo único que legislan en este sentido los decretos de Nueva Planta es que los documentos de la Audiencia de Barcelona debían abandonar el latín para usar el castellano. Y esa norma se adoptó en toda España. Se puede argumentar que fue una medida injusta.

Pero eso también será falsear la realidad porque supone juzgar con criterios actuales los códigos que regían hace 300 años.

Documento del duque de Popoli primer responsable del asedio a Barcelona

En absoluto hubo una reacción “nacional” catalana porque no hubo agresión españolista. Tras el 11 de septiembre de 1714 nadie en Cataluña lamentó los hechos en el sentido en que se plantea hoy. No hubo una reacción de carácter nacionalista, catalanista, frente a la toma de Barcelona. No existe un solo documento, del tipo que sea, que recoja la queja de un pueblo agredido, de una nación vejada y sometida, o la lamentación por la supuesta prohibición del catalán. Resulta un poco extraño, pero se entiende desde el punto de vista del victimismo como herramienta.

Si 1714 resultó una derrota de la “nación” catalana frente a España, ¿por qué ningún contemporáneo lo proclama? ¿Tal vez el miedo, la represión? Pero tampoco lo proclaman los hijos de los derrotados. Ni sus nietos. Durante 150 años nadie se queja del episodio del 11 de septiembre. De hecho no existe la menor protesta hasta que llegan los inventores del nacionalismo, a finales del siglo XIX. La fiesta del 11 de septiembre no se establece hasta 1901, es decir, cuando cuatro extraviados que defienden los intereses económicos de las clases dirigentes catalanas se han inventado ya lo de que Cataluña es una nación. ¿Dos siglos sin sentirse agraviados como nación? ¿No será que no hubo agresión nacional?

1714 supuso el despegue económico de Cataluña. Con el desmantelamiento de los últimos residuos arcaicos y feudalizantes de la anticuada sociedad española de la época gracias a leyes importadas de Europa como los decretos de Nueva Planta, la economía catalana quedó lista para iniciar su despegue y pudo convertir el Principado en la región más próspera de España. Las medidas políticas del rey Borbón sentaron las bases del desarrollo económico catalán de los siglos XVIII y XIX. Sin el fin de los arcaicos privilegios de la monarquía austriaca tanto en Cataluña, como en el País Vasco, como en el resto del país, España hubiera permanecido anclada quién sabe cuánto tiempo más en el pasado.

No hubo mártires en 1714. La represión que siguió a la toma de Barcelona fue del mismo tipo y alcanzó la misma intensidad que la desatada en cualquier otro episodio de guerra civil, con independencia de la región que lo viviera. La brutalidad de las represalias resulta espantosa contemplada desde nuestro actual punto de vista, pero no fue más sanguinaria por estar dirigida a los sublevados de Barcelona.

 

Rafael de Casanova con el pendón de Santa Eulalia, nadie llevaba la cuatribarrada aragonesa

Ni siquiera su supuesto líder, Rafael Casanova, se comportó como el héroe y mártir que hoy nos presenta el nacionalismo. Casanova, que no quería resistir frente al ejército de Felipe V sino negociar la entrada de las tropas en la ciudad, no mostró el menor ardor patriótico y falsificó el certificado de su propia defunción para huir de la ciudad disfrazado de fraile. Se instaló a pocos kilómetros, en Sant Boi de Llobregat, y ejerció tranquilamente su profesión de abogado. No perdió ninguno de sus bienes y a los pocos años fue perdonado públicamente por el rey Felipe V.

Ahora lo que hace falta es que la política nacional actué con la verdad en la mano dando fin a equívocos y falsas interpretaciones. Por nuestra organización social y política, cada cual puede creer y pensar como le parezca pero lo que no es de recibo es que desde el gobierno e instituciones españolas no solo se permita sino que se financie con el erario público toda esta feria del separatismo que aumenta sin freno a costa de todos los españoles. El que quiera ser separatista, que se lo pague. Nuestra organización política solo puede tener un objetivo la mejora de España y de sus ciudadanos libres e iguales, en ningún modo su destrucción o parcelación en pesebres territoriales separatistas basados en un victimismo y una etnogénesis falsaria cuando España es la construcción de españoles nacidos en las cuatro esquinas de nuestra piel de toro, sus islas e incluso de ambos hemisferios.

Si han llegado hasta aquí les invito a ver el resumen de estas líneas en este interesante video de La Associació d’Historiadors de Catalunya– Antoni de Capmany en colaboración con Societat Civil Catalana y dirigido por Óscar Uceda.

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