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El presidente de los Estados Unidos de América Lindon B. Johnson intentó internacionalizar la Guerra de Viet-Nam al máximo para "repartir" responsabilidades en caso de derrota. Mandó una carta al general Franco pidiendo la colaboración de nuestras tropas y éste le respondió (en una famosísima carta que pasó a la historia), que Estados Unidos jamás ganaría allí en una guerra de guerrillas, como a la postre así ocurrió. Aún así, debido a los pactos bilaterales de colaboración firmados pocos años antes, accedió a enviar un grupo de sanitarios (médicos y practicantes como antes se conocía a los ATS o enfermeros actuales) que se reclutaron, no en secreto, pero sí con extrema confidencialidad y se enviaron a Go-Cong (en el fin del mundo). Muchos de estos sanitarios fueron paisanos míos, andaluces y muchos de ellos fueron destinados desde el Africa español (Tropas Nómadas, Mehal-las...) de modo que en unos días pasaron del desierto a la jungla tropical.
Los sanitarios españoles fueron el único contingente que circuló libremente por el país, pues el enemigo (Vietcong) los respetaba y casi adoraba. Rápidamente los españoles supieron distanciarse del ejército americano (odiado por las tropas comunistas de Vietnam del Norte) y utilizaron su propio uniforme (cuando se lo permitieron) o el americano, pero con galones y parche español identificativo (el de la foto), a la vez que hablaban con la población en francés o con un intérprete llamado Baltasar.
Supieron atender las necesidades de las más de 180.000 personas en su área de trabajo con mucho sacrificio y los medios que podían utilizar. Salvaron muchas vidas, otros en cambio llegaban demasiado tarde, llenos de quemaduras de napalm o agujeros en el cuerpo (se solia ametrallar desde los helicópteros). Se calculó que el 70% de sus pacientes eran Vietcong o simpatizantes de ellos y nunca dejaron de ayudar obviando el bando al que pertenecían. Por eso, aunque hubo médicos muertos de muchas nacionalidades, el Vietcong siempre respetó a los españoles y les permitió el tránsito entre aldeas para atender a la población.
En la ofensiva del Tet de 1968, al estar los barracones españoles junto al edificio de Estado Mayor americano y de Vietnam del Sur, resultaron heridos leves dos sanitarios españoles. Una vez finalizado el ataque, a los pocos días, pararon en la jungla a un jeep español para, en nombre del Vietcong, pedir disculpas a los heridos, algo que no se ve en muchas guerras.
No nos equivoquemos, los españoles también disparaban y defendían su hospital de ataques a pesar de ser sanitarios. Los conocidos en España como los "12 de la fama" con sorna.
Famosa fue la frase de su primer comandante de la expedición, Argimiro García Granados (veterano de la guerra civil y de la Division Azul) cuando dijo aquello de "yo solo puedo decir que ni en las trincheras de Rusia sentí tanta sensación de riesgo como en Go-Cong".
Realizaron hitos en cirugía como, mientras operaban al paciente, transfundirle sangre del propio médico español que operaba (ante la escasez de sangre), por lo que despertaron también la admiración del personal americano.
A su regreso a España, tras cinco años de guerra, ninguna autoridad fue a recibirlos, sólo sus familias. Dejó de ondear así la bandera española en el patio del viejo y destartalado Hospital en donde tantas vidas se salvaron. Fue la primera misión internacional militar española tras las segunda guerra mundial.
Actualmente, en el Palacio Presidencial de la ciudad que se conoció como Saigón, hay un cuadro en el que aparece el número 12. Escasas personas saben a qué se refiere salvo el Vietcong, que fue quien lo colocó para honrar la memoria de los TAY-BAN-NAH: los doce primeros expedicionarios españoles que tantas vidas salvaron en la guerra de Viet-Nam y cuyo recuerdo aún perdura en la población local.
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El general Velázquez, Director del San Carlos de San Fernando, estuvo allí, y un enfermero destinado allí en tu tiempo que tuviste que conocer.
Saludos y abrazos, Juan.
Fernando de Arnáiz Núñez
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