Lucinda Williams es la reina de un género eterno, el rock norteamericano que no olvida sus raíces y es por ello la heredera cultural de las grandes cantantes country y blues. Una mujer hecha a sí misma que en sus comienzos conoció lo que es el desprecio de la poderosa industria de Nashville. Así tuvo que estar veinte años, hasta que en 1998 sorprendió al mundo del country rock con “Car WheelsOn a Gravel Road” y con “Blessed” nos mostro su faceta más reflexiva y calmada con alguna colaboración de lujo, como la de Elvis Costello.
Amante de la literatura, escribe desde niña, cuando su diario era un espacio para reflexiones y poemas, inspirándose en su padre, el poeta Miller Williams. En España fue una completa desconocida hasta que la Universal publicó, en 2002, su bello “Essence”. Hoy es la referencia indiscutible del rock americano femenino con raíces. No me canso de escuchar “Passionate kisses”, perteneciente a “Lucinda Williams” su tercer álbum de estudio una de esas canciones perfectas que luego popularizó Mary Chapin Carpenter.
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