miércoles, 15 de junio de 2022

La vaca y el burro. Por José Crespo.


La vaca y el burro.
 

“El hecho de estar gobernados por un mentiroso curricular, falso doctor en economía, me lleva a pensar en esa actual fábula de la vaca y el burro”

El otro día escuchaba a “colocador” de amigas en la administración pública reprochando a otro de su cuerda, el independentista valenciano Baldoví, que éste no había ejercido trabajo alguno y que él en cambio, el muy jeta, había trabajado en la Universidad, luego fue político, vicepresidente comunista para vergüenza de España, y que ahora ha vuelto a trabajar… Me gustaría saber cómo consiguió sus clases con qué remuneración, y cómo obtuvo la casa de Galapagar con ese sueldo y no digamos el de su pareja a la que hizo ministra con la única experiencia laboral de cajera en el Saturn de San Sebastián de los Reyes. Lo cierto es que muchos políticos nunca encontrarían trabajo en la empresa privada.
 
Un conocido bloguero recitaba la experiencia laboral “cero” de gandules podemitas, comunistas, y la verdad hierve la sangre que gentes con 39 años, entre otros más jóvenes, sin haber trabajado, gestionado, ni creado puestos de trabajo desembarquen en la política para llegar a embolsarse varios miles de euros al mes sin hacer absolutamente nada o haciendo el mal, y tras insultantes tomas de posesión insultantes e ilegales donde las haya, liderados en esta ocasión por un mentiroso curricular, falso doctor en economía, además de ejemplo de comportamiento con rasgos netamente psicopáticos tal como explicó acertadamente Rosa Díez al explicar “la tríada oscura” que define al innombrable.
 
Una triada compuesta por tres rasgos fundamentales, en primer lugar “no tiene empatía ni remordimientos y para los que la moral y las normas éticas son totalmente diferentes“. La segunda característica es “su maquiavelismo, es un cínico que adopta estrategias cuyo único fin es beneficiar sus propios intereses“. En tercer lugar se encuentra “el narcisismo, que define al vanidoso que fantasea con un poder ilimitado y cree merecer un estatus superior“.
 
Todo me lleva a pensar en esa amarga y actual fábula de la vaca y el burro: Érase una vez una vaca y un burro. La vaca alardeaba con el burro… ¡pues en la India somos animales sagrados y vamos donde queremos! A lo que el burro le contestó… ¡pues en España además de ser sagrados e intocables somos los que gobernamos!
 
Lo doloroso es que no es nuevo, en España no aprendemos, somos un país sin memoria donde prima el adoctrinamiento sectario. Muñoz Seca en “La casa de la juerga” lo recitó hace más de 100 años, precisamente en 1906, y seguimos sin aprender:
 
«Tengo un borrico canelo/
más sabio que un profesó,/
con orejas de ministro/
y ojos de gobernaó./ Rebuzna como si fuera/
asesor ministerial,/
y se come hasta el pesebre/
como cualquier consejal./
Yo quisiera que a mi burro/
lo sacaran diputao,/
porque otros, siendo más burros/
a ese puesto ya han llegao./
Pero temo que de serlo/
vaya a quedarme sin él,/
porque como allí habrá tantos/
no lo voy a conoser»

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