PUNTO DE ENCUENTRO DE AMIGOS, FAMILIARES, DE LOS ARNÁIZ QUE NAVEGAN EN SINGLADURAS PROPICIAS MUNDO ADELANTE, Y DE TODA LA GENTE DE BONHOMÍA, QUE LO DESEE, DISPONGA DE TIEMPO, GANAS DE EVADIRSE Y BUENA VOLUNTAD. LEMBRANZAS DE FAMILIA.
Las cosas son como son y como dijo Ramiro de Maeztu «ser es defenderse» y para ello es necesaria una actitud permanente de inquietud.
Resulta muy triste pero los españoles quedamos admirados por cosas que nos vienen de fuera mientras olvidamos nuestra propia historia.
Lamentablemente, tanto a izquierda como derecha, se tiene asumida la leyenda negra, cualquiera que sea su origen, ya sea de origen italiano, francés, inglés, alemán o de los Países Bajos, todas hechas a medida de cada uno.
Así esa interiorización nos lleva a quedar admirados por la historia de John Smith, el de Pocahontas, olvidando las odisea de Juan Ortiz, aquel marinero español cautivo por nativos americanos en Florida y que se convirtió en eficaz guía e intérprete durante el largo recorrido de la hueste de Hernando de Soto.
Nos sorprende el relato de Dafoe sobre Robinson Crusoe, pero ignoramos que se basó en la historia de Pedro Serrano, un capitán español que en 1526 sobrevivió a un naufragio en un banco de arena del Mar Caribe, sin olvidar otros naufragios como los sucedidos a principios del siglo XVI de Jerónimo de Aguilar, prisionero por los mayas del Yucatán entre 1511 y 1519, año en que fue rescatado por Hernán Cortés, a quien sirvió de intérprete en la lengua maya, y Gonzalo Guerrero en las costas de Yucatán, denominado Padre del Mestizaje, a quien también se le conoció como Gonzalo Marinero, Gonzalo de Aroca y Gonzalo de Aroza.
A muchos les gustó aquella película «Un hombre llamado caballo» protagonizada por Richard Harris e inspirada en una aventura española, pero muy pocos han leído la historia real que la inspiró que es la de Cabeza de Vaca, «Naufragios«, digna de una película, náufrago de la expedición de Pánfilo de Narváez y que con tres compañeros supervivientes recorrió desde Florida hasta el norte de Nueva España hasta llegar a Ciudad de México ocho años después (1528-1536), habiendo sido esclavos, médicos y brujos por donde pasaron. A Cabeza de Vaca debió parecerle poco pues repitió su odisea en Suramérica recorriendo a pie atravesando la selva desde la costa brasileña hasta las cataratas de Paraguanazú y llegar a la Santa Fé de Argentina.
Hemos visto o leído aquello de «Mr Livingston supongo…» pero sin suponer lo que descubrió estaba ya descubierto y documentado dos siglos antes por el misionero español Pedro Páez Jaramillo, primer conocedor de la bebida que hoy conocemos como café, y descubridor de las fuentes del Nilo siendo asesor y arquitecto del rey etíope, en cambio el mérito de haber descubierto esas fuentes de lo atribuyeron al escocés James Bruce, Páez nos dejó prueba de sus hechos en dos tomos de necesaria lectura.
Y si hablamos del Himalaya mucho antes que muchos europeos lo documentó el también misionero y amigo del anterior Antonio de Monserrat, Embajador en la Corte del Gran Mogol.
Conocemos el viaje de Darwin pero se desconoce que copió a Felix de Azara, que llevaba ya tiempo escribiendo y anunciando la teoría de la evolución de las especies y la selección natural; de hecho Darwin lo mencionó en su libro, pero lo borró en la versión final.
Darwin pudo atravesar en su viaje el estrecho de Magallanes gracias al diario de navegación de Sarmiento de Gamboa que le fue robado al ser capturado por piratas y encarcelado en la torre de Londres, y donde provocó la admiración de la reina inglesa y el de su carcelero Walter Raleigh:
“No puedo menos de alabar la paciente virtud de los españoles.
Raramente jamás nos es dado encontrar una nación
que haya sufrido tantas desgracias y miserias como
sufrieron ellos en sus descubrimientos de las indias,
persistiendo, sin embargo,
en su empresa con constancia invencible y logrando brindar
a su patria regiones tan maravillosas
que se pierde el recuerdo de tantos peligros pasados:”
Walter Raleigh-Historia del Mundo
Quizás por remordimiento o agradecimiento por el empleo salvador de ese diario que le fue arrebatado tras su captura, Darwin, a la salida del canal magallánico, dio el nombre de Sarmiento al inmenso cono volcánico que preside desde la margen izquierda la curva anterior a la salida del estrecho al océano Pacífico.
A cualquier español le suena Darwin pero ignora la expedición científica de Malaspina-Bustamante, la de Cuéllar a Filipinas, las más de treinta a la Patagonia, a las costas y selvas mejicanas o de Nueva Granada.
James Cook encontró a los hawahianos cocinando con cacerolas y manejando herramientas metálicas así como chapurreando palabras de sonoridad española pero la realidad es que Hawai fue descubierta por el malagueño Ruy López de Villalobosa mediados del XVI. Cook fue a esa parte del globo con los mapas que Alexander Dalrymple sustrajo en Manila en 1768 ofreciéndose él mismo a ir a descubrir pero finalmente se le dio el material a Cook quien escribió en su diario que no había encontrado las islas Mesa, Monges y Vecina, por lo que las dibujó hacía el este y se quedó tan ancho, renombrado su descubrimiento con el nombre de su patrocinador Sándwich, para luego pasar a llamarse Hawai.
Qué decir de la ira que mostró Vancouver cuando llegó a la costa Noroeste de América, hoy Canadá y Alaska y ver que todo estaba explorado y que la isla que hoy lleva su nombre ya había sido circunnavegada y que se llamaba Quadra. El caballeroso marino español Juan Francisco de la Bodega y Quadra le ofreció que llevase el nombre de ambos Quadra-Vancouver, pero cuando los españoles marcharon, le cambiaron el nombre.
Qué decir de la Antártida vista por el desconocido Gabriel de Castilla en 1601. Lo mismo pasa con el pasaje de Drake al sur de la Patagonia que en realidad debería llamarse mar de Hoces como así se nombre desde Chile, por ser el navegante español Francisco de Hoces quien lo descubrió y el primero en atravesarlo en 1526 durante la expedición a las Molucas de García Jofre de Loaísa.
La dejadez de nuestras autoridades llegó al extremo de mantener silencio cuando se decía que es descubridor de la bahía de San Diego en 1542 era portugués y no español, natural de Palma del Río, hecho que finalmente ha sido reconocido por los EEUU el pasado 28 de septiembre.
Mientras España, con sus provincias americanas estaban al borde de la emancipación, al saber que un inglés llamado Jenner había descubierto una vacuna contra la viruela, organizó la Real Expedición de la Vacuna llevando ese antídoto por América, Filipinas, China y alrededor del mundo, cosa que Inglaterra ni imitó ni hizo nada parecido. Jenner y Humboldt la calificaron como la mayor expedición humanitaria de la Historia. Muy diferente a esta actuación, en las Trece Colonias, durante la Guerra de Pontiac, el gobernador Anhert ordenó repartir mantas y pañuelos infectadas de viruela para con ello «eliminar de la faz de la tierra esa raza execrable«, acabando com la vida de miles de nativos. Anhert recibiría de su rey por sus éxitos el título de barón.
Lo que se conoce por las películas como el salvaje oeste no era salvaje, era el Septentrión Novohispano, donde vivían en paz apaches, comanches y utes entre otros gracias a Juan de Anza, se entendían en español como lengua franca y los caminos reales eran itinerarios de intercambio de doble dirección. Hasta el jefe apache Gerónimo, y uno de sus sucesores Vitorio, hablaban español y estaban bautizados.
En Nueva Zelanda y Australia había descendientes españoles cuando Tasman puso el primer pié en la isla.
Nos hemos criado con películas donde los piratas, los mendigos del mar, eran héroes que robaban los tesoros de los barcos de los saqueadores españoles, pero la realidad es que sólo un 3% de los galeones que llegaban de América fueron robados por piratas, y el mayor botín del mar lo consiguió Luis de Córdova y Córdova, que apresó 55 barcos británicos de una sola tacada cargados de oro.
Blas de Lezo doblegó a una flota británica en 1741 de 180 barcos con solo 6 naves y un puñado de soldados de regimientos de Infantería Española, Infantería de Marina, Artillería, Ingenieros e indios flecheros, derrota de la que se prohibió hablar en Inglaterra que tuvo que recoger las medallas conmemorativas de una victoria que jamás tuvieron, medallas que había enviado a Londres un arrogante y vanidoso Vernon en cuyo epitafio reza que llegó hasta donde los barcos le permitieron, lógico porque una vez desembarcados fueron machacados. Gracias a esa batalla y a la de Pensacola en 1781 de Bernardo de Gálvez, y al bloqueo español de Caribe y al servicio de espionaje dirigido por Juan de Miralles amigo de Washington, que murió en la casa del general siendo el primer extranjero en recibir honores militares en la nueva nación y los EEUU pudieron vencer en Yorktown. Y si no podemos olvidar a Gálvez menos a Luis de Unzaga y Amézaga otro olvidado y pieza fundamental en la independencia de los EEUU.
Antes, en 1589, los ingleses perdieron otra de más de 140 galeones al intentar atacar La Coruña, Lisboa y Azores, la «Contraarmada«, pero sólo hemos oído hablar de la mal llamada Armada Invencible, realmente «Felicísima Armada» y de Trafalgar y su victorioso Nelson, que había sido herido, capturado y curado en Tenerife por el general Antonio Gutiérrez de Otero que le liberó bajo condición de no regresar en nuevo intento de ataque.
Una Alaska explorada y autografiada con el asentamiento de Nutka y al otro lado del océano la actual isla de Taiwan, entonces isla Fermosa o Formosa en donde hubo asentamientos españoles.
Dicen que la isla de Inglaterra nunca fue pisada por extranjeros pero olvidan que entre otros muchos Pero Niño Lasso, hermano de leche del que sería rey Enrique III, agente secreto, corsario, conquistador y caballero, admirado en Francia, temido en Inglaterra, encarcelado por el Papa Luna, exiliado de España por desposar un amor prohibido, que entró por el Támesis hasta Londres, al contrario que Drake que en su frustrado ataque a los puertos caribeños huyó a nado dejando a su hermano y su flota entera, que fue hundida por los españoles en el mar Caribe.
Podríamos hablar de Juan del Águila y Kinsale, el monolito de las cabezas cortadas de Dingle o la batalla de Glenshiel, y así podemos desgranar un interminable etcétera de cosas y casos que casi ningún español sabe ni le han contado de lo que es tan culpable como las autoridades que en vez de cuidar, investigar y difundir la historia de España y el legado que es la Hispanidad, colaboran en su denigración con los que reescriben la del mundo que son los anglosajones, pricipalmente Inglaterra, y antes Holanda, ahora EEUU, y aquí la enseñan en los colegios tal como la escriben ellos y nosotros, por nuestra parte, hemos convertido tristemente el Museo del Ejército en un muestrario de una ONG, ocultando cuando no eliminando muchas de las gestas de nuestros ejércitos que se admiran fuera de España como, por poner un ejemplo, la defensa del Alcázar. Hechos que deberían ser permanente memoria de todos los españoles, memoria que ahora se reparten en jirones las taifas regionales.
Terminando diremos que las primeras acciones de gracias en los actuales EEUU fueron españolas, por Florida en 1565 sería Pedro Menéndez de Avilés y por Nuevo México en 1598 Juan de Oñate, antes que la de los Peregrinos de Plymouth Rock, teniendo en cuenta además que ambos en su condición de gobernador y capitán general son el referente más antiguo a la Guardia nacional en los EEUU. Hubo acciones de gracias españolas muy anteriores pero sus intentos de asentamiento fracasaron como Tristán de Luna y Arellano en la desembocadura del Mississippi, en Santa maría de Filipina, destrozada su expedición por un tornado, Ángel de Villafañe y antes Lucas Vázquez de Ayllón por el Atlántico.
Mientras tanto, nuestro legado se lo reparten 17 enanitos autonómicos ante una España anestesiada en manos de quienes ansían romperla. No quisiera terminar sin mencionar el mayor monumento jurídico de la Historia que son las Leyes de Indias.
Recientemente hemos tenido un empacho ad nauseam con las horas de TV dedicadas al fallecimiento de la longeva última reina de Inglaterra, razón por la que nuestra reina Isabel la Católica merece un muy superior reconocimiento.
Hoy que tanto se habla de lucha de derechos de la mujer que ya existen por parte de departamentos inútiles, la reina mostró esa radical igualdad en su lema «tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando«. Su testamento y codicioso es la semilla de las leyes de Burgos y de Valladolid y de las posteriores Ordenanzas de Poblamiento y de las Leyes de Indias. Allí quedó recogida la condición de súbditos en pie de igualdad de nativos, criollos y peninsulares, allí se recogieron los juicios de residencia que virreyes, adelantados, gobernadores y funcionarios sufrían antes de dejar el cargo.
Esta es la realidad que debe ser valorada con imparcialidad y no con el ridículo presentismo que se aplica solo a quien interesa. Todo eso desde el siglo XVI, motivo por el que debo recordar para terminar que cuando potencias rivales establecieron sus compañías de las Indias, la primera inversión que era la exploradora ya estaba hecha, y que esas compañías, que tenían como socio a su gobierno, ya sea holandés o inglés, actuaron como estados al margen de sus gobiernos, con ejércitos propios, dictando leyes sobre las tierras y las personas obligando a la explotación y a monocultivos que provocaron hambrunas como no se conocen.
Frente a eso Humboldt cuando viajó por América, así como viajeros, ingleses se admiraban de las riquezas incluso de los nativos propietarios, de las ciudades, catedrales, hospitales, caminos reales, jardines botánicos, mayores que los de Europa. Pensemos que la nobleza indígena de aquellos considerados como tales entre los suyos fue reconocida mucho antes que la del benemérito de Indias y que tanto Atahualpa como Moctezuma tienen su estatus como reyes y su puesto en el Patio de la Armería del Palacio Real de Madrid junto al resto de reyes de España.
Como dijo Maeztu, «ser es defenderse» y para ello es necesaria una permanente actitud de inquietud… Las cosas como son.
José Antonio Crespo-Francés. Soldado de Infantería Española, Doctor en Artes y Humanidades. Enamorado de Aranjuez la ciudad donde vivo, Colaborador en radio y publicaciones electrónicas, autor de trabajos históricos dedicados al Servicio Militar y Valores, y a personajes en concreto como Juan de Oñate, Vázquez de Coronado, Blas de Lezo o Pedro Menéndez de Avilés y en general a Españoles Olvidados en Norteamérica y Españoles Olvidados del Pacífico. Rechazo la denominación de experto, prefiero las de "enamorado de" o "apasionado por". Si Vis Pacem Para Bellum
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