domingo, 13 de noviembre de 2022

El libro de kells, una joya medieval de occidente. Por Susana del Pino.


El libro de kells, una joya medieval de occidente

«El libro de Kells es una auténtica joya de la cultura medieval de Occidente de la que debemos sentirnos orgullosos como parte de lo que somos»

El periodo comprendido desde mediados del siglo VII hasta el primer tercio del IX constituye una época culminante y con una intensa actividad en los scriptoria, lugares destinados a la copia de manuscritos en los monasterios medievales. Además de los textos clásicos y cristianos con los que se trabajaba, se llevaba a cabo el arte de la iluminación o decoración de éstos, una labor minuciosa y detallista en la que se realizaban hermosísimas miniaturas llenas de color y simbología que hacen de estos trabajos auténticas obras de arte.

Los libros iluminados fueron numerosos, pero citando algunos de los que más sobresalen por su riqueza decorativa, los más representativos son el Libro de Durrow y el Libro de Kells, este último, considerado como el más preciado de ellos constituye un auténtico tesoro irlandés y se expone en la biblioteca del Trinity College que forma parte de la Universidad de Dublín. Una obra excepcional, digna de ser admirada en un lugar digno de ser visitado.

El Trinity College fue fundado por la reina Isabel I en 1592 con la intención de proporcionar un lugar de estudio e investigación a los estudiantes protestantes como ocurría en otras universidades católicas europeas, no sería hasta 1793 cuando se permitiría el acceso a los estudiantes católicos.

El colegio forma parte de un conjunto de edificios que se disponen en torno a un gran espacio central ajardinado. Lugar frecuentado a lo largo de los siglos por grandes escritores, científicos o políticos, la Universidad de Dublín es la más antigua de Irlanda y figura entre las más prestigiosas de Europa.

Biblioteca del Trinity College, Dublín. Sala Long Room.

El Libro de Kells se realizó aproximadamente entre los años 770 y 820. Se comenzó a trabajar en él en el Monasterio de Iona, isla del archipiélago de Las Hébridas, al oeste de Escocia, sin embargo ante los continuos ataques de los vikingos, los monjes se trasladaron a un monasterio de la localidad de Kells, aproximadamente a sesenta kilómetros de Dublín en el condado de Meath. El libro permanecería allí hasta mediados del siglo XVII, que nuevamente hubo que protegerlo ante la situación caótica que se vivió en la época de Cromwell.

Según Los Anales de Úlster, que recopila crónicas de la Irlanda medieval, el Libro de Kells fue robado en el siglo XI y lamentablemente en este robo fue despojado de algunas páginas que contenían incrustaciones de piedras y metales preciosos, más adelante, el libro ya incompleto apareció abandonado.

Además de este desafortunado episodio, en el siglo XIX un no muy instruido encuadernador recortó algunos bordes y dibujos del manuscrito, sin embargo a pesar de ello su belleza junto al valor histórico lo hacen único y digno de admiración.

El libro contiene los textos en latín de los cuatro evangelios, cada uno de ellos con el retrato del autor y una página con los símbolos de éstos. La inicial de cada evangelio ocupa una página completa rodeada de una profusa ornamentación.

Los copistas eran distintos a los iluminadores. Los primeros dejaban espacio libre para que más tarde se realizara la decoración. En la iconografía del Libro de Kells, se ha encontrado cierta similitud con textos coptos y sirios lo que pone de manifiesto las relaciones existentes entre los monasterios irlandeses y Egipto.

Detalle del libro de Kells

Las representaciones carecen de perspectiva, lo que no resta valor a un trabajo refinado en el que la orfebrería celta se reproduce por un lado con la técnica del cloisonné, incrustando esmaltes, piedras preciosas y vidrios y por otro lado con la realización de líneas curvas y entrelazadas, características del periodo de La Tène, cultura celta de la Edad del Hierro, que en estos textos se despliegan y distorsionan formando figuras de animales, plantas o personas en posiciones acrobáticas o actitud combativa.

La caligrafía irlandesa constituye un arte en sí misma, por tanto, junto a la iconología cristiana y los símbolos celtas, el Libro de Kells es una obra suprema en cuanto a creación gráfica, donde el color y la fantasía logran su máxima expresión.

Una auténtica joya de la cultura medieval de Occidente de la que debemos sentirnos orgullosos como parte de lo que somos.

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