domingo, 21 de mayo de 2023

La Carolina, ejemplo del urbanismo de la Ilustración en España. Por Susana del Pino.


La Carolina, ejemplo del urbanismo de la Ilustración en España
«En este bonito pueblo,

La Carolina, en

cuanto a

política,

mucho

debían

aprender de

Carlos III, aquel

monarca

que le dio

nombre a la villa»

Carlos III funda colonias en Sierra Morena. Victorino López, s. XIX
Cartografía de las nuevas poblaciones de Sierra Morena

     En 1749, durante  el reinado de Fernando VI (1713-1759),

hijo de Felipe V (1683-1746) primer monarca de la Casa de Borbón

en España, existieron numerosos proyectos para la colonización de

las tierras de Sierra Morena, una zona abandonada y desértica desde

hacía siglos que se había convertido en refugio de bandoleros y

maleantes.

La colonización de Nueva Escocia a partir de 1707 por parte de los

británicos en tierras americanas,  despertó interés para plantear estas

colonizaciones en España.

 

         Comenzaron a desarrollarse diferentes proyectos en

colaboración con representantes españoles en La Haya como

el Marqués del Puerto que tomó contacto con las Compañías

contratistas e intermediarios que organizarían los viajes, el

reclutamiento de los colonos y el estudio de las tierras donde se

asentarían. Durante este período se presentaron varios proyectos

insistiendo en la conveniencia de poblar esta zona

argumentando los beneficios que ello traería para la Corona y

para los propios colonos que buscaban una vida mejor.

 

      De todos estos proyectos el ministro de origen genovés

Jerónimo Grimaldi (1720-1786) daba detallada información

al monarca acerca de  cómo se desarrollaban las negociaciones,

cómo se realizaría el  viaje para los colonos,  las poblaciones 

donde se ubicarían, los gastos del viaje y las condiciones en las

que comenzarían a trabajar, proporcionándoles instrumentos y

herramientas necesarias para construir habitaciones donde

vivir e iglesias y la necesidad de un párroco, un médico,

un boticario y un cirujano en cada localidad.

   A pesar de todo ello, el rey Fernando VI consideraba que al ser un

proyecto de envergadura no podía llevarse a cabo precipitadamente

por lo que no dio su aprobación, bien porque no quería embarcarse en

empresas muy costosas, bien por evitar problemas internacionales.

Sin embargo, ya se habían sentado las bases de lo que más adelante

se convertiría en realidad. La creación de las Nuevas Poblaciones en

Sierra Morena.

 

      A la muerte del rey Fernando, su hermano Carlos III

Carlo VII o Carlo de Borbone como es conocido en Italia, ha de

abandonar el trono de las Dos Sicilias tras veinticinco años de

reinado para ocupar el trono español.

 

          Hombre de ideas claras en cuanto a política, con un alto

sentido del deber y siendo para él prioritario favorecer al pueblo

y procurar su bienestar, el asunto de la colonización de Sierra

Morena le interesó e insistió en la elaboración de proyectos más

exhaustivos para finalmente poder ejecutarlos.

        En los primeros intentos de llevar a cabo la empresa, 

se plantearon algunas dificultades con la llegada de los primeros

colonos, el plan no contaba con la aprobación de algunos eclesiásticos

y se comenzó una campaña contra los recién llegados ya que algunos

eran desertores, no sabían nada de agricultura, estaban enfermos o

tenían una edad avanzada,  sin embargo, la fe en los planes proyectados

y la insistencia por parte de los ministros, propició que en 1767

comenzara ya a ser realidad este proyecto de colonización que 

formaba parte de la Reforma Agraria que plantea el gobierno de

Carlos III, siendo Pedro Rodríguez de Campomanes (1723-1802),

Miguel de Múquiz  (1719-1785) y el Conde de Aranda (1719-1798)

sus mayores defensores. Uno de los proyectos de mayor relevancia

en la historia de España.

Pablo de Olavide

      Se elige a Pablo de Olavide (1725-1803) para dirigir la empresa.

Nacido en Perú donde vivió hasta que terminó su formación, viaja al

viejo continente relacionándose con la aristocracia y la alta burguesía

europea. Gracias a su astucia, su formación y a ser buen conocedor de

los asuntos políticos, consiguió establecer excelentes contactos con los

más allegados a la corte española por lo que pronto fue un personaje

solicitado para ocupar cargos de responsabilidad, como la Intendencia

de Sevilla y más tarde la Superintendencia de las Nuevas Poblaciones

de  Andalucía.

 

           El Rey toma cartas en el asunto ya que su reputación está en juego.

Con los estudios precisos de las tierras y de las condiciones económicas,

sociales y administrativas se constituye el Fuero de Las Nuevas

Poblaciones de Sierra Morena, firmando el Rey una real cédula en 1767,

lo que permitió al fin que pudiera ser realidad un proyecto   que resultaría

provechoso para todos. 

 

               Se establecieron así tres grandes zonas con ciudades principales

como cabezas de partido, La Carolina (Jaén), La Carlota (Córdoba) y La

Luisiana (Sevilla), cuyos términos municipales englobarían varios pueblos

a su vez. Los colonos debían ser católicos y vivirían bajo las leyes españolas

integrándose totalmente en la sociedad. El reclutamiento lo llevó a cabo el

alemán Johann Kaspar Thuürieguel (1722-1800) trayendo  a la zona más

de seis mil colonos procedentes sobre todo de Alemania y Flandes, aunque

también llegaron algunos de Cataluña y Valencia. Aún hoy en día podemos

ver habitantes de esta zona con rasgos físicos característicos de esta zona

de Europa del norte y también perduran algunos apellidos con este origen.

 

      Los principales propósitos de este plan urbanístico, social, económico

y administrativo estaban claros, por un lado, crear una sociedad nueva con

una población próspera que generara riqueza cultivando nuevas tierras y

por otro lado, que fuera un camino seguro para comunicar el Sur con

Madrid, decisivo para el tráfico de mercancías procedentes de América.

La Carolina, Jaén

         Situada en la comarca norte de la provincia de Jaén, La Carolina

se fundó en 1767 con colonos europeos, estando finalizado el proyecto

urbanístico en 1770. Asumió la capitalidad de Las Nuevas Poblaciones

y constituyó la quinta circunscripción andaluza junto a Sevilla, Córdoba,

Jaén y Granada. Con un fuero especial para sus habitantes, fuero que sería

derogado posteriormente en varias ocasiones, con José I Bonaparte

(1810-1811), con las Cortes de Cádiz (1813-1814) y durante el

Trienio Liberal (1820-1823). Definitivamente en 1835 se suprimió

definitivamente.

 

         El lugar elegido fue un antiguo convento de carmelitas, que hoy

en día no se conserva, en un lugar llamado La Peñuela, donde en dos

ocasiones pasó varias jornadas San Juan de la Cruz. Según el diseño

de Simón Desnaux (1724-¿?) que ya había trabajado en el Reino de

Valencia y gozaba de gran prestigio. Para su trazado urbanístico se

utilizó el esquema de un campamento romano en el que hay dos ejes

de norte a sur y de este a oeste que se cruzan perpendicularmente,

siendo el punto central donde se sitúa el centro de la ciudad, en este

caso la Plaza del Ayuntamiento. Se divide en cuadrículas con avenidas

rectas y amplias.

 

        La ciudad experimentó un auge importante en el último tercio del

siglo XVIII  alcanzando su plenitud en  el primer del siglo XX con la

creación de fábricas de loza, seda o sombreros así como la actividad

agrícola con el cultivo del olivo. Se produjo un resurgimiento de la

industria minera con la extracción de plomo, algo que supuso prosperidad

para toda la comarca. Junto a Linares, el distrito La Carolina-Linares llegó

a ser el mayor productor de plomo argentífero (que contiene plata) del

mundo, esta circunstancia hizo posible un  destacado crecimiento

demográfico que en tan solo veinticinco años aumentó su población

en más del doble.

Palacio de Olavide La Carolina, Jaén

         Un lugar privilegiado, “…una ciudad con un elegante urbanismo,

limpieza, orden y rectitud …” en palabras de viajeros como el escritor

francés Jean Charles Davillier (1823-1883)  que dejó sus impresiones

en el libro Viaje por Españaviaje  que hizo acompañado por Gustave

Doré (1832-1883) encargándose éste último de las ilustraciones sobre

escenas tradicionales de diferentes lugares de España y  personajes

populares como El Quijote.

 

 La Carolina sufrió las importantes cargas económicas de las consecuencias

de la guerra contra los franceses a lo que hay que unir los problemas que ya

aparecían para la extracción en profundidad del plomo. En 1835 las Nuevas

Poblaciones, tras la abolición del Fuero, entraron a formar parte de otras

jurisdicciones, en el caso de La Carolina,  de Jaén.

 

     Durante los años sesenta del siglo XX se vivió una época de esplendor

después de años de difícil recuperación tras las décadas de posguerra.

La Carolina experimentó un auge económico importante gracias a la

reindustrialización, el turismo y el comercio que trajo consigo riqueza

y bienestar para todos, lo que a su vez propició un aumento demográfico;

este período continuaría hasta ya entrado el siglo XXI. 

Ayuntamiento La Carolina, Jaén

        Hoy en día, es triste contemplar cuando se pasea por las calles de

algunos pueblos y ciudades en España, ver negocios cerrados, que se

arrendan o están abandonados; lugares donde no llega el tren en pleno

siglo XXI y donde sus habitantes deben trabajar en otros lugares pero

no quieren renunciar a sus propias raíces, por lo que crean riqueza en

otro lugar y el apego a su tierra les hace no abandonarla del todo.

 

         Es responsabilidad de los gobernantes, cuya una de sus principales

características ha de ser la conciencia de servicio publico, trabajar para

incentivar la actividad en las comarcas estudiando sus posibilidades, lo

que traería consigo empleo y prosperidad, crear industria, favorecer el

comercio local, establecer relaciones con el exterior, crear museos,

embellecer las ciudades, facilitar las comunicaciones. No estaría mal

apostar por ello y trabajar con insistencia en recuperar lo perdido teniendo

en cuenta los cambios que se han producido con los años y adaptándose

a ellos. Se hizo un proyecto de repoblación en el siglo XVIII, sería posible

hacer ahora un proyecto de recuperación.

 

        En este bonito pueblo, La Carolina, en cuanto a política, mucho

debían aprender de aquel monarca que le dio nombre a la villa, que apostó

por esta ciudad, una ciudad nueva, ordenada y llena de posibilidades.

Hay mucho por hacer, se necesita el impulso y el deseo, como bien quería

Carlos III, de favorecer al pueblo y satisfacer sus necesidades. 

No perdamos la esperanza.

La Carolina, ejemplo del urbanismo de la Ilustración en España.

«En este bonito pueblo, La Carolina, en cuanto a política, mucho debían aprender de Carlos III, aquel monarca que le dio nombre a la villa»

     En 1749, durante  el reinado de Fernando VI (1713-1759), hijo de Felipe V (1683-1746) primer monarca de la Casa de Borbón en España, existieron numerosos proyectos para la colonización de las tierras de Sierra Morena, una zona abandonada y desértica desde hacía siglos que se había convertido en refugio de bandoleros y maleantes. La colonización de Nueva Escocia a partir de 1707 por parte de los británicos en tierras americanas,  despertó interés para plantear estas colonizaciones en España.

 

         Comenzaron a desarrollarse diferentes proyectos en colaboración con representantes españoles en La Haya como el Marqués del Puerto que tomó contacto con las Compañías contratistas e intermediarios que organizarían los viajes, el reclutamiento de los colonos y el estudio de las tierras donde se asentarían. Durante este período se presentaron varios proyectos insistiendo en la conveniencia de poblar esta zona argumentando los beneficios que ello traería para la Corona y para los propios colonos que buscaban una vida mejor.

 

      De todos estos proyectos el ministro de origen genovés Jerónimo Grimaldi (1720-1786) daba detallada información al monarca acerca de  cómo se desarrollaban las negociaciones, cómo se realizaría el  viaje para los colonos,  las poblaciones  donde se ubicarían, los gastos del viaje y las condiciones en las que comenzarían a trabajar, proporcionándoles  instrumentos y herramientas necesarias para construir habitaciones donde vivir e iglesias y la necesidad de un párroco, un médico, un boticario y un cirujano en cada localidad.

Cartografía de las nuevas poblaciones de Sierra Morena

   A pesar de todo ello, el rey Fernando VI consideraba que al ser un proyecto de envergadura no podía llevarse a cabo precipitadamente por lo que no dio su aprobación, bien porque no quería embarcarse en empresas muy costosas, bien por evitar problemas internacionales. Sin embargo, ya se habían sentado las bases de lo que más adelante se convertiría en realidad. La creación de las Nuevas Poblaciones en Sierra Morena.

 

      A la muerte del rey Fernando, su hermano Carlos III,  Carlo VII o Carlo de Borbone como es conocido en Italia, ha de abandonar el trono de las Dos Sicilias tras veinticinco años de reinado para ocupar el trono español.

 

          Hombre de ideas claras en cuanto a política, con un alto sentido del deber y siendo para él prioritario favorecer al pueblo y procurar su bienestar, el asunto de la colonización de Sierra Morena le interesó e insistió en la elaboración de proyectos más exhaustivos para finalmente poder ejecutarlos.

Carlos III funda colonias en Sierra Morena. Victorino López, s. XIX

        En los primeros intentos de llevar a cabo la empresa,  se plantearon algunas dificultades con la llegada de los primeros colonos, el plan no contaba con la aprobación de algunos eclesiásticos y se comenzó una campaña contra los recién llegados ya que algunos eran desertores, no sabían nada de agricultura, estaban enfermos o tenían una edad avanzada,  sin embargo, la fe en los planes proyectados y la insistencia por parte de los ministros, propició que en 1767 comenzara ya a ser realidad este proyecto de colonización que  formaba parte de la Reforma Agraria que plantea el gobierno de Carlos III, siendo Pedro Rodríguez de Campomanes (1723-1802), Miguel de Múquiz  (1719-1785) y el Conde de Aranda (1719-1798) sus mayores defensores. Uno de los proyectos de mayor relevancia en la historia de España.

Pablo de Olavide

      Se elige a Pablo de Olavide (1725-1803) para dirigir la empresa. Nacido en Perú donde vivió hasta que terminó su formación, viaja al viejo continente relacionándose con la aristocracia y la alta burguesía europea. Gracias a su astucia, su formación y a ser buen conocedor de los asuntos políticos, consiguió establecer excelentes contactos con los más allegados a la corte española por lo que pronto fue un personaje  solicitado para ocupar cargos de responsabilidad, como la Intendencia de Sevilla y más tarde la Superintendencia de las Nuevas Poblaciones de  Andalucía.

 

           El Rey toma cartas en el asunto ya que su reputación está en juego. Con los estudios precisos de las tierras y de las condiciones económicas, sociales y administrativas se constituye el Fuero de Las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena, firmando el Rey una real cédula en 1767, lo que permitió al fin que pudiera ser realidad un proyecto   que resultaría provechoso para todos. 

 

               Se establecieron así tres grandes zonas con ciudades principales como cabezas de partido, La Carolina (Jaén), La Carlota (Córdoba) y La Luisiana (Sevilla), cuyos términos municipales englobarían varios pueblos a su vez. Los colonos debían ser católicos y vivirían bajo las leyes españolas integrándose totalmente en la sociedad. El reclutamiento lo llevó a cabo el alemán Johann Kaspar Thuürieguel (1722-1800) trayendo  a la zona más de seis mil colonos procedentes sobre todo de Alemania y Flandes, aunque también llegaron algunos de Cataluña y Valencia. Aún hoy en día podemos ver habitantes de esta zona con rasgos físicos característicos de esta zona de Europa del norte y también perduran algunos apellidos con este origen.

 

      Los principales propósitos de este plan urbanístico, social, económico y administrativo estaban claros, por un lado, crear una sociedad nueva con una población próspera que generara riqueza cultivando nuevas tierras y por otro lado, que fuera un camino seguro para comunicar el Sur con Madrid, decisivo para el tráfico de mercancías procedentes de América.

La Carolina, Jaén

         Situada en la comarca norte de la provincia de Jaén, La Carolina se fundó en 1767 con colonos europeos, estando finalizado el proyecto urbanístico en 1770. Asumió la capitalidad de Las Nuevas Poblaciones y constituyó la quinta circunscripción andaluza junto a Sevilla, Córdoba, Jaén y Granada. Con un fuero especial para sus habitantes, fuero que sería derogado posteriormente en varias ocasiones, con José I Bonaparte (1810-1811), con las Cortes de Cádiz (1813-1814) y durante el Trienio Liberal (1820-1823). Definitivamente en 1835 se suprimió definitivamente.

 

         El lugar elegido fue un antiguo convento de carmelitas, que hoy en día no se conserva, en un lugar llamado La Peñuela, donde en dos ocasiones pasó varias jornadas San Juan de la Cruz. Según el diseño de Simón Desnaux (1724-¿?) que ya había trabajado en el Reino de Valencia y gozaba de gran prestigio. Para su trazado urbanístico se utilizó el esquema de un campamento romano en el que hay dos ejes de norte a sur y de este a oeste que se cruzan perpendicularmente, siendo el punto central donde se sitúa el centro de la ciudad, en este caso la Plaza del Ayuntamiento. Se divide en cuadrículas con avenidas rectas y amplias.

 

        La ciudad experimentó un auge importante en el último tercio del siglo XVIII  alcanzando su plenitud en  el primer del siglo XX con la creación de fábricas de loza, seda o sombreros así como la actividad agrícola con el cultivo del olivo. Se produjo un resurgimiento de la industria minera con la extracción de plomo, algo que supuso prosperidad para toda la comarca. Junto a Linares, el distrito La Carolina-Linares llegó a ser el mayor productor de plomo argentífero (que contiene plata) del mundo, esta circunstancia hizo posible un  destacado crecimiento demográfico que en tan solo veinticinco años aumentó su población en más del doble.

Palacio de Olavide La Carolina, Jaén

         Un lugar privilegiado, “…una ciudad con un elegante urbanismo, limpieza, orden y rectitud …” en palabras de viajeros como el escritor francés Jean Charles Davillier (1823-1883)  que dejó sus impresiones en el libro Viaje por Españaviaje  que hizo acompañado por Gustave Doré (1832-1883) encargándose éste último de las ilustraciones sobre escenas tradicionales de diferentes lugares de España y  personajes populares como El Quijote.

 

 La Carolina sufrió las importantes cargas económicas de las consecuencias de la guerra contra los franceses a lo que hay que unir los problemas que ya aparecían para la extracción en profundidad del plomo. En 1835 las Nuevas Poblaciones, tras la abolición del Fuero, entraron a formar parte de otras jurisdicciones, en el caso de La Carolina,  de Jaén.

 

     Durante los años sesenta del siglo XX se vivió una época de esplendor después de años de difícil recuperación tras las décadas de posguerra. La Carolina experimentó un auge económico importante gracias a la reindustrialización, el turismo y el comercio que trajo consigo riqueza y bienestar para todos, lo que a su vez propició un aumento demográfico; este período continuaría hasta ya entrado el siglo XXI. 

Ayuntamiento La Carolina, Jaén

        Hoy en día, es triste contemplar cuando se pasea por las calles de  algunos pueblos y ciudades en España, ver negocios cerrados, que se arrendan o están abandonados; lugares donde no llega el tren en pleno siglo XXI y donde sus habitantes deben trabajar en otros lugares pero no quieren renunciar a sus propias raíces, por lo que crean riqueza en otro lugar y el apego a su tierra les hace no abandonarla del todo.

 

         Es responsabilidad de los gobernantes, cuya una de sus principales características ha de ser la conciencia de servicio publico, trabajar para incentivar la actividad en las comarcas estudiando sus posibilidades, lo que traería consigo empleo y prosperidad, crear industria, favorecer el comercio local, establecer relaciones con el exterior, crear museos, embellecer las ciudades, facilitar las comunicaciones. No estaría mal apostar por ello y trabajar con insistencia en recuperar lo perdido teniendo en cuenta los cambios que se han producido con los años y adaptándose a ellos. Se hizo un proyecto de repoblación en el siglo XVIII, sería posible hacer ahora un proyecto de recuperación.

 

        En este bonito pueblo, La Carolina, en cuanto a política, mucho debían aprender de aquel monarca que le dio nombre a la villa, que apostó por esta ciudad, una ciudad nueva, ordenada y llena de posibilidades. Hay mucho por hacer, se necesita el impulso y el deseo, como bien quería Carlos III, de favorecer al pueblo y satisfacer sus necesidades.  No perdamos la esperanza.

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