Desde que Rusia se concibió a sí misma como un imperio, ha seguido un plan estratégico preciso, una política de memoria con el objetivo de revelar la existencia de un espacio histórico e identitario ruso que incluye a Ucrania y Bielorrusia. En los fundamentos de esta teoría geopolítica se encuentra la interpretación del legado de la Rus de Kiev (cuyos orígenes analizamos en este artículo), la primera entidad eslava oriental y la fusión de las poblaciones vikinga, finlandesa y protoeslava de la que Ucrania era el centro. El origen de la Rus –y por lo tanto de una concepción estatal eslava– ciertamente fue desencadenado por la aristocracia vikinga, la Rus, literalmente "aquellos que reman". Apoyados por su habilidad para dominar los instrumentos marítimos, los rus, principalmente guerreros vikingos suecos, explotaron la navegabilidad de la llanura europea central. Se asentaron en los territorios que incluyen las actuales Rusia, Ucrania y Bielorrusia, subyugando a las poblaciones locales; una multitud de realidades tribales desunidas debido a un modus vivendi definido por la práctica de la agricultura extensiva. En la base de este interés por las tierras eslavas estaba la posibilidad de facilitar los contactos entre los vikingos y el Imperio Romano de Oriente, el más rico de los sujetos políticos de la época. Si bien entre la aristocracia reinante se mantuvo mayoritariamente el origen vikingo, en el aspecto cultural se impuso el componente nativo eslavo: la lengua de la Rus era eslava y, a partir del rey Svyatoslav, los nombres de los soberanos también se eslavizaron. El origen nórdico de quienes administraban el estado de la Rus de Kiev (hipótesis historiográfica que toma el nombre de "normando") está confirmado por las fuentes arqueológicas de la época así como por registros escritos entre los siglos IX y X d.C. por bizantinos, musulmanes y eslavos. Por otro lado, la cuestión de la memoria histórica en disputa, y por lo tanto del legado de la Rus de Kiev, es más complicada. Comprender su historia es fundamental, porque las preguntas sobre muchas de las peculiaridades de la cultura eslava encuentran respuesta: desde la conversión al cristianismo ortodoxo, episodio fundacional de la civilización rusa –desprovista de conformidad del elemento étnico– hasta la adopción del cirílico, el alfabeto que permitió dar una forma escrita al eslavo antiguo, antes solo una lengua oral. Comprender la Rus de Kiev significa profundizar en la historia de Ucrania, Rusia y sus complicadas relaciones. Conocer la Rus de Kiev significa diferenciar entre la historia y la memoria histórica, especialmente en un momento en que esta última está siendo polemizada por los diversos pueblos eslavos. Si te ha parecido interesante esta newsletter, te dejamos a continuación otros reportajes relacionados: Y no te pierdas los últimos artículos que hemos publicado esta semana, te los destacamos un poco más abajo. Por cierto, ¿sabías que tal día como hoy se puso fin al bloqueo de Berlín? Descúbrelo en la foto del día que aparece al final de esta newsletter. |
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