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¿Por qué regalamos rosas en San Valentín? | |||
La rosa es, para muchos, un símbolo inequívoco del amor. Regalada en días como San Valentín y San Jorge, se ha convertido sin duda en un elemento muy presente en muchas relaciones sentimentales, pero ¿cuáles son sus orígenes? Fruto del incesto nació un niño tan bello como su madre llamado Adonis. Afrodita lo recogió y lo entregó a Perséfone, diosa del Elíseo, para que lo cuidara. Cuando este creció y se convirtió en un hombre ambas diosas se enamoraron de él, por lo que Zeus tuvo que intervenir dividiendo cada año en tres partes: una la debería pasar con Afrodita, otra con Perséfone y la tercera dependería de Adonis, quien eligió a la primera. Pese a que el drama parecía resuelto, Afrodita no contaba con los celos de su amante Ares, dios de la guerra, quien urdió un plan para vengarse por el amor de Afrodita hacia Adonis. Según cuenta la mitología griega, a Adonis le gustaba mucho ir de caza, algo que la diosa aborrecía. Agotada de correr por el monte, esta lo dejó una vez en compañía de sus perros para descansar, con la advertencia que tuviera cuidado de “no provocar a las criaturas que la naturaleza ha armado, o tu gloria se tornará en mi desgracia”, según palabras de Ovidio. El imprudente Adonis desoyó tal advertencia y se lanzó a por un enorme jabalí. Por desgracia este no era un simple animal sino el propio Ares transformado, que le atacó con fiereza. Al oír sus gritos, Afrodita se despertó y corrió a ayudarle, pero se enredó en un arbusto espinoso. Entonces la sangre que brotó de sus brazos cayó al suelo transformándose en rosas rojas, que así se convirtieron en símbolo de amor para griegos y romanos. Con la llegada del Cristianismo el mito se adaptó a la nueva religión: se asoció la rosa roja con la pasión de Cristo que, con infinito amor, se había sacrificado en la cruz, vertiendo su sangre para salvar a toda la humanidad. Santos como Jorge y Dorotea también hicieron suya la flor, el primero sacándola de la sangre de un dragón muerto para salvar a una bella princesa y la segunda como milagro ofrecido tras el martirio a su verdugo mediante un ángel a fin de conseguir su conversión. Tan omnipresente era la rosa en el imaginario cristiano que santo Domingo de Guzmán la empleó para nombrar el rosario, que significa "guirnalda de rosas". Un objeto imitado de las religiones orientales en el que cada cuenta pasó a ser una rosa ofrecida a la Virgen María por los fieles. Pese a todo, la flor nunca perdió las connotaciones románticas de época pagana, como demuestran los numerosos poemas medievales de amor cortés en los que la rosa es identificada con la mujer amada, usando su belleza y espinas como metáforas de un supuesto carácter femenino. Con el tiempo la progresiva laicización de la sociedad a partir de la Ilustración fue eliminado las referencias religiosas a la flor, y así la rosa ha llegado hasta nosotros convertida uno de los símbolos más universales del amor entre dos personas. Si te ha gustado esta newsletter, seguro que también te interesarán los siguientes reportajes: |
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