sábado, 4 de febrero de 2023

Resignificación: Un monumento de todos. Por José Crespo.


Resignificación un monumento de todos.

«Creo que la resignificación sería posible pues la esperanza es lo último que se pierde, pero he de reconocer que sería como pedir peras al olmo»

Hace unos días releía con interés dos artículos, uno escrito por un compañero más próximo en el tiempo titulado “Tumbas españolas en el exterior” refiriéndose a nuestros caídos a lo largo de toda nuestra Historia, al margen de cualquier tipo de ideología. Al final y tristemente solo hay tumbas olvidadas ya sean en la isla de Guam, Rusia, el norte de África, Dinamarca, Filipinas, Vietnam o las frías costas de Irlanda.
Como soldado me acuerdo tanto de nuestros soldados , de la División Azul, de los aviadores republicanos de Azerbaiyán, de nuestros soldados de Infantería caídos en las costas de la Isla Esmeralda, en las islas Carolinas, o los soldados de “la nueve” que liberaron París en la división Leclerc.
Si repasamos, solo encontramos tumbas olvidadas y descuidadas a lo largo del planeta, y frente a ello un puñado de idealistas que, comidos por los mosquitos, el frío, la lluvia y el calor, buscan tumbas en sus tiempos vacacionales, me refiero a la Fundación Indortes que tiene por finalidad: «Fomentar la memoria, conservación, vigilancia y ornato de los cementerios y tumbas de combatientes españoles o bajo bandera de España caídos en lucha, sin distinción de época, lugar, credo o ideología».
También leía, otras líneas tituladas “Sra Calvo su sitio está con los paladines del odio, el sectarismo y la miseria humana” en el que un viejo infante de marina ponía de manifiesto el bochorno y la hipocresía de una nueva Ley, ahora denominada de Memoria Democrática, con la finalidad de desarrollar la vigente y sectaria Ley de Memoria Histórica en la que, se reclaman fondos para la localización de fosas, exhumaciones e identificación de víctimas de la guerra civil, la ‘resignificación’ del Valle de los Caídos y la ilegalización de la Fundación Nacional Francisco Franco.
Veo con preocupación cuando se usa y abusa de la palabra “democrática” pues sea lo que sea y donde se emplea es precisamente todo menos eso lo que se preconiza. Recordemos esas “Repúblicas Democráticas y Populares…” donde encontramos cualquier cosa menos democracia, la prueba la tenemos en aquella ya desaparecida, la de las tres mentiras la República Democrática Alemana, que ni era república, ni democrática, ni alemana. Y ahora tenemos lo de “Memoria Democrática”…
«Creo que sería o debería ser posible pues la esperanza es lo último que se pierde, pero he de reconocer que sería como pedir peras al olmo». El guerracivilismo y no la reconciliación, realizada por nuestros padres y abuelos, es la tónica de los herederos de Zapatero. La señora Calvo se olvida de los bombardeos de su ciudad natal, Cabra, o de Oviedo… o hechos sórdidos y terribles como el de los mártires de Castellón.
Pero todo se olvida de la silenciosa y sencilla reconciliación de la posguerra. Lo puedo decir con orgullo pues soy hijo y fruto del amor de dos personas cuyos padres estuvieron en frentes opuestos. Mis padres, mis tíos, ni a mí ni a mis primos, nos transmitieron odio ni rencor como el que destilan estos niñatos nuevos ricos que desde sus ‘casoplones’ socaban la unidad de España y se ríen de la Soberanía Nacional.
Uno de mis abuelos, comunista convencido lo estuvo tanto que a punto quiso enviar a sus tres hijas al paraíso ruso, idea que su esposa, mi abuela, le quitó de la cabeza. Ese abuelo tuvo que abandonar su pueblo pues no deseaba participar en “la caza” de opositores. El otro tuvo peor suerte pues fue “cazado”, y no voy a dar detalles en estas líneas de la brutalidad que padeció, sí en cambio decir que en la carta de despedida que envió a mi abuela perdonaba a sus asesinos. Señora Calvo, mi abuelo está en una fosa común y en el pueblo todos saben dónde está y no quiero que lo muevan de donde se encuentra con toda la corporación municipal “evacuada” al completo durante el verano de 1936.
Jamás se me ha transmitido odio ni rencor y lo agradezco, no supe nada de lo ocurrido hasta superada la treintena, donde conocí el mensaje de reconciliación de mi abuelo vivo, y del perdón de mi abuelo muerto.
Creo que pedirles compresión a estos de la memoria de la revancha es como pedir peras al olmo. Se ha ignorado y se miente sobre el Valle de los Caídos, su gestación, su construcción y sus objetivos fundacionales, se ha realizado una perversión absoluta extendiendo un manto de mentira sobre ese legado.
Leo con auténtica preocupación lo de la “resignificación” del Valle de los Caídos y digo con preocupación, pues el sectarismo y el guerracivilismo no pueden tener ninguna buena intención. Hemos podido leer y escuchar propuestas como las de dejarlo al abandono para que el tiempo lo destruya o el volar la Cruz, objetivo de los comunistas recalcitrantes.
Siento una sana envidia cuando veo lugares como el cementerio norteamericano de Arlington donde el silencio, respeto y recuerdo a sus muertos preside cada segundo desde su apertura al cierre con solemnes cambios de guardia que admiran a cualquiera que los presencia.
Desde que era cadete siempre imaginaba que El Valle de los Caídos se convirtiera en ese “Arlington español” que nada envidiaría a ningún memorial del mundo. Un lugar donde se recordasen hechos, soldados y marinos, conocidos y desconocidos de todos los tiempos, desde la gestación de España hasta nuestros días. Hay interminables metros cuadrados de paredes, de muros donde recordar en piedra, el único material noble para el recuerdo, hechos realizados en toda Europa, el Mediterráneo, el Atlántico o el Pacífico. La Reconquista, América, la Circunnavegación, la Emancipación, La exploración de nuestros mares, la Real Expedición de la Vacuna, África, las dramáticas y dolorosas guerras civiles del siglo XIX y nuestra última guerra civil, esa guerra cuyas heridas están empeñados en reabrir el actual gobierno y sus aliados de la anti España y a lo que nos oponemos aquellos que nacimos fruto del amor, el perdón y la reconciliación.
En fin creo que sería posible pues la esperanza es lo último que se pierde, pero he de reconocer que sería como pedir peras al olmo.

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