miércoles, 8 de febrero de 2023

Palacio de Carlos V en Granada: Una joya del renacimiento español. Por Susana del Pino.


Fachada del Palacio de Carlos V en Granada

«El Palacio de Carlos V representa la herencia de Grecia y Roma, signo de identidad de nuestra cultura, algo que conviene tener siempre presente»

Tras la boda del Emperador y nieto de los Reyes Católicos Carlos V con Isabel de Portugal en 1526, la joven pareja decidió pasar su luna de miel en Granada. Los jardines y palacios nazaríes agradaron tanto al matrimonio, sobre todo a Isabel, que el emperador decidió construir sobre las antiguas caballerizas musulmanas un palacio, en principio con la idea de que fuera su residencia habitual, algo que por diversos motivos no fue posible. Está unido por uno de sus lados al palacio nazarí.

 

La concepción del edificio se basaba en un perfecto equilibrio entre sus formas combinando la planta cuadrada y el patio circular interior, los órdenes clásicos y una perfecta simetría.

 

El pintor y arquitecto toledano Pedro Machuca (1490-1550) buen conocedor de la obra de Miguel Ángel y Bramante tras su estancia en Italia, fue el encargado de dirigir el proyecto que comenzaría en 1527 y conduciría hasta su muerte, sucediéndole en la dirección de las obras su hijo Luis Machuca (1525-1572) y Juan de Orea (1525-1580).

 

La sublevación de los moriscos, conocida también como La Rebelión de Las Alpujarras, durante el reinado de Felipe II en 1568 y la escasez de fondos, provocaron que el proyecto se prolongara en el tiempo. Tras años paralizado, el arquitecto Juan de Herrera (1530-1597) y su discípulo y maestro de obras Juan de Minjares (1520-1599) colaboraron en la construcción hasta que las obras se abandonaron en las primeras décadas del siglo XVII.

 

Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) el palacio fue utilizado como almacén de artillería corriendo peligro de haber podido ser destruido, aunque no fue así, el deterioro era notable y fue en 1923 cuando el arquitecto Leopoldo Torres Balbás (1888-1960) abordó la restauración del palacio, terminando la cubierta y reformando otros espacios del entorno. Desde 1958 el Palacio alberga el Museo de Bellas Artes de Granada reformado en las últimas décadas y en los años noventa del pasado siglo se estableció también el Museo de La Alhambra.

 

Sobre este palacio se han realizado numerosos estudios acerca de la originalidad que presenta al combinar sus formas arquitectónicas, la influencia italiana, los planos y trazados etc… todo ello muy atrayente para cualquier persona interesada en arte y arquitectura, pero quizá lo más significativo es el simbolismo que encierra.

Palacio de Carlos V

Los palacios renacentistas tenían la finalidad de glorificar al monarca o podestá, es por ello que tendrán un doble valor, arquitectónico y simbólico, por tanto la decoración tiene una función paralela y en este sentido, el monarca quiso manifestar la paz y la victoria como se refleja en las portadas que llegaron a ejecutarse.

 

En cuanto al aspecto formal, el palacio, que en un principio se denominó Palacio Nuevo, se sitúa junto a los palacios nazaríes, es de planta cuadrada, solo achaflanada en una esquina donde se encuentra una capilla octogonal, consta de dos pisos y un magnífico patio circular en su interior con una impresionante galería de columnas en dos niveles, de estilo dórico en la planta baja y jónico en el piso superior.

 

En el exterior las dos plantas ofrecen una configuración diferente, el piso inferior presenta un almohadillado con pilastras entre las que se enmarcan ventanas rectangulares y sobre ellas otras circulares, óculos. Diez de las grandes argollas que se encuentran a lo largo de las fachadas, son cuarenta en total, van sujetas al muro por la cabeza de un águila, símbolo del escudo imperial; las treinta restantes se sujetan con cabezas de leones, animales también utilizados en los edificios para preservar la entrada, como se aprecian esculpidos también en el exterior. Estas argollas eran utilizados para sujetar las riendas de los caballos. En el cuerpo superior, sin almohadillar, los balcones y ventanas con dinteles decorados están encuadrados entre pilastras. En su conjunto se aprecia simetría y proporción.

Interior del Palacio de Carlos V. Fotografía de Lucas Gutiérrez Jiménez

En cuanto a las fachadas, en un principio se preveía decorar las cuatro pero sólo se realizaron dos. La horizontalidad del edificio se rompe con las bellas portadas llenas de elementos simbólicos. En la meridional, concebida a modo de arco de triunfo, se exalta la victoria del monarca en la conquista de Túnez con alegorías de la Fama y la Historia para ser recordada e inmortalizada. En la fachada occidental aparecen episodios de batallas con trofeos de guerra y mujeres sentadas sobre armas y una alegoría de la Paz Universal. En la parte superior, dos tondos con la representación de los Trabajos de Hércules aluden a las virtudes heroicas del monarca.

 

Aunque indudablemente el Palacio de Carlos V es uno de los edificios renacentistas de más belleza en España, debido a la lentitud de su ejecución no dejó una huella profunda en la arquitectura española en el sentido de no encontrar otros edificios directamente inspirados en él, sin embargo fue admirado por arquitectos como Giacomo Vignola (1507-1573) que adoptó la idea del patio circular en el Palacio Farnesio en Caparola, en la región del Lacio, Italia, que dotaba al edificio de una gran armonía enmarcándolo dentro de una planta pentagonal. La idea fue muy alabada en Italia y seguida por arquitectos manieristas.

 

Todo aquel que visita Granada queda fascinado por el encanto de esta ciudad fundada por los romanos con el nombre de Illibris y el rico patrimonio monumental fruto de su pasado cultural y su historia. La Alhambra, constituye un hermoso testimonio del arte nazarí y es uno de los edificios más visitados en España, sin embargo la ciudad posee extraordinarios ejemplos de lo que ha sido nuestra cultura, la cultura de Occidente. La Catedral y Capilla Real, San Jerónimo, La Real Chancillería o La Cartuja son buenos ejemplos de ello.

 

El Palacio de Carlos V representa la vuelta al arte clásico, herencia de Grecia y Roma, signo de identidad de nuestra cultura y esto es algo que conviene tenerlo siempre presente.

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