FRANCISCO G. VALENCIA
Ayer se nos fue Amancio. Otro caballero del fútbol, otra leyenda del deporte rey del que para millones de entendidos es el mejor equipo del mundo. No porque sea el mas laureado de la Historia, cosa que es irremediablemente cierta y no se puede reescribir, sino porque es una realidad absoluta escenificada en las grandes hazañas que representan los triunfos y las victorias.
Quienes no lo conocieron harán bien en estudiarlo, quienes no lo vieron jugar, que lo busquen y disfruten, y quienes les da igual que respeten los galones del futbol en blanco y negro. Esas jugadas, esas triangulaciones y esas definiciones propias de un astro, se confunden y solapan con la sencillez del que en su última intervención pública solo pudo, agradecer, su suerte.
“El equipo”, dijo, “el equipo” y nombró a Di Stéfano, Puskas, Gento, Zoco, Santillana o Pirri, y alguno más como si de unos cualquiera se tratara pues eran sus amigos y compañeros como el decía con naturalidad.
Compartía abrazos mientras lo recordaba tal y como hizo el día que nos dijo adiós a los aficionados y a los terrenos de juego. Gorrillas aparte, y con la sabiduría que da la edad a cuestas y enrollado en la historia que escribió por bandera, se marcó un último saque de honor y en honor de todos ustedes –pensaría el delantero gallego–, para mayor gloria del deporte, del fútbol, de la España cañí, del Real Madrid y de los miles de aficionados que no sabrían quien era ni viendo las imágenes del recuerdo proyectadas en el videomarcador.
Descanse usted en paz, don Amancio y gracias por existir.
Feliz día de Santa Margarita de Cortona.
Españistan 22|02|23
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