«¿Qué podía esperar el felón del rey de un país vecino, que ve como la parte ausente del gobierno que lo visita está en contra del regalo del Sahara?»
Después de un pequeño paréntesis, obligado por razones que no vienen al caso, vuelvo con mis desahogos, que tienen mucho campo porque el desgobierno no cesa y sus despropósitos, nacionales e internacionales, siguen creciendo.
Se cumplía el pasado lunes, 30 de enero, el tercer aniversario de lo que fue el detonante del que se valió el sistema, para, siguiendo instrucciones de ese tinglado conocido como Organización Mundial de la Salud —que no se sabe, a su vez, de quién las recibe—, OMS por sus siglas, cuya M, bien podría responder a “mentirosa” y algún otro. No estaría muy lejos de esos términos, comunes en la izquierda, aunque no exclusivos, si tenemos en cuenta que su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, fiel servidor del chino Xi Jinping, es más bien del color del mar que baña la costa oriental de su país, Eritrea.
Me refiero al primer caso de lo que se vino en llamar COVID 19 —que curiosamente empieza en 2020 y del que ya había datos (y, al parecer, hasta “vacunas”) en 2017—, detectado en un turista alemán que pasaba sus vacaciones en la Isla de La Gomera. Aquello de lo que “En España habrá dos o tres casos, como mucho”, que decía aquel “sabio” epidemiólogo que respondía al nombre de Fernando Simón, de triste recuerdo, porque desde entonces no dio una a derechas, ni en sus pronósticos ni en sus informaciones, asesorado por un inexistente “comité de expertos”, al que nombraba primero a diario, después semanal o mensualmente y que un buen día desapareció de la faz del ministerio que encabezaba entonces el no menos “prestigioso y experto” en temas sanitarios, Salvador Illa, hoy “salvador” en Cataluña de los presupuestos de ERC, en devolución regional del favor nacional que esas siglas le hicieron meses atrás a su presimiente, Pedro “Antonio Pinóchez”, para que sacase adelante sus PGETA, en su viaje a ninguna parte, salvo al desastre, pero, eso sí, en Falcon siempre, y gratis total.
No entraré de nuevo, por conocidas y repetidas, en las muchas falsedades de estos tres años de empecinamiento en la falacia, especialmente los dos primeros, en los que padecimos varios confinamientos y atentados contra las libertades de movimiento y relación, como el Tribunal Constitucional ha dejado claro al declarar inconstitucionales los encierros a los que nos llevaron los decretos al por mayor, del “todo a cien”, del desgobierno socialcomunista Frankenstein.
Sí quiero llamar la atención sobre lo que, parece, pueda ser última falacia de esta banda de irresponsables —el “ejemplo”, el malo especialmente, crea escuela— al respecto. En este caso, la “aprendiza” falaz, ha sido la sucesora del antes citado Illa, Carolina Darias, en su despedida de un ministerio incompetente y sin competencias que, pese a ello, le viene tan grande o más que a su antecesor. Anunciaba hace más de una semana que, en el contubernio de ministros, ministras y “ministres” del próximo martes, 7 de febrero, “presentaría la propuesta de supresión de la obligatoriedad del uso de mascarillas en el transporte público”. Tal vez se quiera despedir de su puesto, con esta “valiente decisión”, antes de irse a su campaña para la alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria, cuya candidatura parece que va a encabezar, para desgracia de los palmenses. Lo que no ha dicho la ministra saliente es que, el día 8, siguiente al de su osada decisión, vencerá el plazo impuesto por la Audiencia Nacional para presentar el informe de justificación de la obligatoriedad, hasta hoy, de llevar el “bozal” en dichos medios de transporte, como pedía LIBERUM—Asociación Nacional para los Derechos Humanos— en su recurso interpuesto ante dicho órgano judicial Yo le pediría a Dª Carolina un paso más en su audacia: que se despidiera diciendo que, en España, los hospitales sobran porque no hay enfermos, sino “sanos discontinuos”. ¡Ánimo Carola! Tú, puedes.
Mención aparte merece, en mi opinión, la patética Reunión de Alto Nivel, como, en uno más de esos eufemismos hiperbólicos que tanto les gusta, han calificado, los voceros y medios gubernamentales, la reciente excursión masiva a Marruecos del presimiente Falconeti y los “doce del ridículo”, que al final parece que fueron once más “el plantao”. Como primer resumen de esta R.A.N., para los amantes de las siglas, se podría decir que le salió “RAN…A” a Pinóchez, sobre todo si tenemos en cuenta que el sultán marroquí dio un “soberano” plantón —nunca mejor dicho— a nuestro showman y permaneció de vacaciones en Gabón —“en train de boire”, que dirían los franceses—, para recibir al aspirante a “sultanito”. Un jefe de Estado no se rebaja a reunirse con un simple primer ministro, por mucho que éste anuncie, a bombo y platillo, viajar arropado por doce de los suyos y por la grandiosidad de una “cumbre histórica” que no se celebraba desde hacía ocho años. Eso sí, para que el disgusto fuera menor, el sultán le ha dicho que ya “lo recibirá otro día”, cuando encuentre un hueco entre vacaciones y vacaciones, supongo, y “el plantao” se ha quedado tan contento. Se conforma con poco nuestro “héroe”.
Al final, la cada día más irrelevante, a nivel internacional, España, parece que se trajo del reino alauita el “compromiso” de reducir el 25% de pateras que, como no sabemos cuanto es el 100%, es como un brindis al Sol de los que tan bien se le dan a nuestro “in…dignatario”. ¿Qué podía esperar, nuestro déspota narcisista, del rey de un país vecino, que ve como la parte ausente del gobierno que lo visita está en contra del regalo del Sahara, dictado por cierto en una carta redactada por el propio gobierno anfitrión? Un regalo, tal vez compensatorio por la admisión del líder polisario, que rompió las relaciones comerciales con Argelia y supuso el cese de la entonces ministra de Exteriores, Arancha González Laya, hoy asesora independiente de Danone —parece que cambió la “mala leche” del cese por el yogur—. Regalo que no ha sido el único, tras votar en contra de una resolución del parlamento europeo por el respeto a la libertad de expresión —no muy presente en nuestro vecino del sur—. Pero de la indiscutible condición española de Ceuta y Melilla, anteriores ambas al propio reino de Marruecos, no debió hablar mucho el escuadrón hispano.
En definitiva, como diría la simpática ministra portavoz, Isabel Rodríguez, en otra coz a nuestro sabio Refranero: «Para este viaje, no hacía falta tanta “forja”» (sic). Escuchen el vídeo completo, porque no es la única “perla” de esta joya manchega.
Y seguimos sin respuesta, por parte del doctor Fraude cum Laude ni explicaciones de estos “reyes de la transparencia”, sobre qué contenían las 2,6 gigas que los servicios de inteligencia marroquíes trasegaron de su teléfono móvil y lo que se filtró de los de sus ministros de Defensa e Interior, que puede que tenga algo que ver en la sumisión al sultán. Tampoco, de qué chanchullos hay detrás de lo dicho sobre el Sahara y el sentido de su votación en el parlamento europeo o qué negocios, si los hubo, son los que se relacionan con su pareja, Begoña Gómez, en el país vecino. Con una última pregunta, la del millón: ¿hasta cuánto está dispuesto Sánchez a ceder, por qué y a cambio de qué? Si no responde, sólo nos queda recurrir de nuevo al Refranero español: “el que calla, otorga”.
Sobre los datos económicos con los que sacan pecho nuestros próceres, “la menor inflación de la Unión Europea”, en palabras de la cada día más “Nadie” Calviño; “las mejores cifras de empleo de la historia”, que dice mi querida Marisú Montero tras la última EPA, pese a que los parados disfrazados como fijos discontinuos se han disparado un 558%; la pasada por la izquierda —por dónde si no— a los empresarios, de la vicechulísima Yolanda Díaz y sus sindicatos afines, subiendo de nuevo el salario mínimo interprofesional; los insultos a algunos empresarios que lideran la creación de empleo y las cifras de cotización e impuestos, por parte de la facción morada del ejecutivo, etc., me limito a dejar una cuestión: ¿Adónde se dirige un país que, para crecer 1€ de PIB, sube 9€ su deuda pública? Ahí lo dejo para economistas expertos.
Termino con las últimas cifras de la aberrante ley del “Solo sí es sí”, que ya ha elevado a casi 340 los casos de reducción de condenas a delincuentes sexuales y a cerca de 40 las excarcelaciones de algunos de esos “angelitos” violadores y/o abusadores de menores, si no se han sobrepasado ya esas cifras para cuando se lea esto. Una ley que ha abierto grietas importantes entre las dos facciones del gobierno, hasta el punto de que ya se habla de que la parte socialista va a proceder a la reforma unilateral de la misma. Pero no se preocupen, que, si eso se llegara a producir, no se romperá el gobierno Frankenstein porque ¿Dónde iban a encontrar un chollo mejor esta banda de irresponsables y/o indocumentados, en buena parte analfabetos funcionales, que no tendrían donde caerse muertos?
Y, me despido, con un poco de humor, tras conocerse la infiltración de un policía en una comuna de los antisistema catalanes que, al parecer, mantuvo relación carnal con algunas de sus “inocentes” componentes —“ocho oficialmente y hasta veinticuatro en cifras extraoficiales”—, al que la imaginación, que no falta, ya ha bautizado como “RaboCop69”.
Lo curioso es que, como dice Alfonso Rojo «las ‘beneficiadas’ no se quejan de la relación, al parecer plenamente consentida y satisfactoria, sino de la ocultación de la condición policial del ´’benefactor’». Las CUP y Pablo Iglesias hablan ya de “Violencia sexual institucionalizada” y ERC, BILDU, Junts, BNG y PdCat, han pedido la comparecencia en el Congreso del ministro “Pequeño” Marlaska que, de momento, no se sabe si lo hará o propondrá al policía para una medalla al esfuerzo.
Como dice siempre un buen amigo “que ustedes hagan mucho bien y que no reciban menos”. Buen fin de semana.
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