El interior de la pieza 1, el fortín de telemetría y el puesto de dirección de tiro
Una de las atracciones turísticas más espectaculares de La Coruña son los dos enormes cañones Vickers de 381 mm de la antigua Batería B-8 del Monte San Pedro, al oeste de la ciudad.
Ésta de la ciudad herculina es, sin duda alguna, la batería de artillería fuera de servicio mejor conservada de las que hay en Galicia. Estos últimos años le he dedicado varias entradas, incluyendo un reportaje sobre sus zonas exteriores y también una serie de fotos del interior de algunos fortines. Sin embargo, tenía algo pendiente: poder ver el interior de alguna de las torres que albergan los cañones Vickers, y poder visitar los túneles cerrados de la batería. Esa oportunidad se me presentó el pasado 5 de agosto, casi de casualidad, cuando visitaba la batería para asistir a una de las recreaciones del certamen de recreación histórica militar Ariete 2018.
Esta batería empezó a construirse durante el directorio militar de Primo de Rivera. Los cañones se compraron en 1929. Tienen tubos de 17 metros de largo y un alcance eficaz de hasta 35 kilómetros. El primer disparo se hizo en 1933, y el último en 1977. Estos dos enormes cañones sólo efectuaron 19 disparos en toda su vida operativa. Hay que tener en cuenta que, según nos comentó el guía, cuando se hacía un disparo a menudo se rompían los cristales de los alrededores a causa de la tremenda onda de presión. Según me han comentado testigos de la época, cuando la batería abría fuego, el temblor provocado por el disparo se sentía en toda la ciudad de La Coruña. Estas piezas, junto a otras dos similares situadas en Ferrol, cubrían todo el Golfo Ártabro, de tal forma que en la Segunda Guerra Mundial los buques aliados no se atrevían a penetrar en estas aguas.
La visita del 5 de agosto empezó por un pequeño edificio de una planta, situado detrás de la pieza número 1 (es decir, la situada en el lado oriental de la batería). Creo recordar que el guía nos dijo que esa construcción había servido como cuerpo de guardia. Ahora se usa como un pequeño centro de interpretación en el que se conservan algunos mecanismos de la vieja batería, desde motores a cajas de emisión de mensajes. Sin duda, una de las piezas más llamativas de este pequeño museo es este cierre de uno de los cañones Vickers de 381 mm:
Otra pieza interesante es este telémetro de base vertical López Palomo de comienzos del siglo XX, una invención del entonces teniente coronel Juan López Palomo:
A continuación visitamos el interior de la torreta de la pieza número 1, donde destaca la parte posterior del enorme cañón Vickers con su gran cierre:
Fotografié un detalle del número de registro de cañón, situado en el extremo superior, donde vemos que está numerado como la octava de estas piezas servidas a España en aquel plan de artillería de costa.
El guía nos comentó que el interior de la torreta se había pintado hace unos años, pero la humedad de la costa gallega ya hacía sus estragos en el interior:
A continuación visitamos la Estación Telemétrica Principal, situada a media distancia entre las dos piezas y en un estado bastante bueno, gracias a que permanece cerrada. En su interior nos encontramos con un Telémetro Barr and Stroud Modelo F.T 19, con una longitud de 9,14 metros. El número de serie es el 26264. Este aparato servía para calcular la distancia hasta el blanco.
Esta estación estaba dirigida por un sargento, que tenía a su cargo a un telefonista, un cabo telemetrista y un apuntador de dirección. Desde esta estación se pueden distinguir bien las dos piezas que la acompañan. Aquí vemos la pieza número 1 vista desde el interior del fortín de telemetría:
En el interior de la Estación Telemétrica Principal se conserva un plano esquemático de un cañón Vickers de 381 mm:
Sobre la estación de telemetría hay un puesto de observación, que estaba servido por seis personas, entre ellas un cabo primero observador con un pequeño telémetro y un cabo segundo con un inclinómetro. Aquí vemos la vista desde este puesto:
Finalmente, nos adentramos en el “cerebro” de la batería: la Dirección de Tiro.
Sólo se pueden visitar dos de las estancias de estos túneles. La primera es la sala de motores, en la que se conserva este cuadro eléctrico. Obsérvese que tiene el nombre de la batería y una granada llameante, que era el símbolo del Arma de Artillería en aquella época.
En esta sala de motores también se conserva un generador, en muy buen estado:
Pasamos a continuación a la sala de dirección de tiro, desde la que se hacían los cálculos con los datos procedentes del fortín de telemetría y se emitían las órdenes de disparo. Lo más llamativo de esta sala es esta mesa calculadora fabricada por Vickers-Armstrongs en Londres en 1931, un auténtico ordenador de la primera mitad del siglo XX:
Según el panel indicador colocado por el Ayuntamiento y por el Cuartel General de la Fuerza Logística Operativa, la finalidad de esta mesa calculadora es “obtener los datos de tiro partiendo de los telemétricos, teniendo en cuenta la velocidad y rumbo del blanco, las condiciones atmosféricas y particulares de cada pieza por situación y desgaste, permitiendo también introducir las correcciones correspondientes a los datos de observación”. Esta mesa está formada por un reloj de alcances y direcciones y dos correctores de piezas, uno por cada cañón.
El reloj de alcances y direcciones (bajo estas líneas) “genera de forma continua y automática la distancia y ángulo de dirección referidos en cada momento al punto de origen de los datos. Partiendo para ello de los datos telemétricos y de las condiciones de marcha del blanco (rumbo y velocidad) y realiza las correcciones)”.
A su vez, los correctores de piezas (el de la pieza 1 estaba en el centro de la mesa, y el de la pieza 2 en el extremo de la mesa más cercano a la pared) tienen como fin “introducir en los datos proporcionados por el reloj de alcances y direcciones las correcciones correspondientes a cada una de las piezas, debidas a la distinta posición, cota y variación de la velocidad inicial, según su estado de desgaste, deriva tabular y desvíos que se observen en el tiro”. Los datos obtenidos con la mesa calculadora se transmitían a esta mesa trazadora:
Nuevamente, copio lo que decía el panel: “Obtiene, de manera gráfica, la ruta seguida por el blanco, para deducir de ella la velocidad y rumbo. Es accionada mecánicamente por la mesa Calculadora, de la que recibe los datos de distancias y direcciones actuales. Representa el campo de tiro de la Batería. E centro del semicírculo es el punto de origen de los datos y en él se materializará la línea de situación del blanco. El tablero estaba cubierto con una chapa de xilonita, donde se grababan, por medio de un punzón, los detalles del sector de fuego de la Batería, como el perfil de la costa, escolleras y canales de entrada a puerto. El lápiz que forma parte del conjunto se desliza siguiendo la ley de variación de distancia y traza sobre el tablero una línea que representa la ruta de su movimiento”.
Las órdenes se transmitían desde la Dirección de Tiro a las piezas mediante estas cajas de emisión de mensajes, que contenían diversas órdenes preestablecidas.
Además, la sala de Dirección de Tiro contaba con esta estación de comunicaciones.
Tanto la sala de motores como la sala de dirección de tiro estaban protegidas por puertas blindadas, de tal forma que podían quedar bien protegidas en caso de que la batería fuese atacada con bombas o con gases. Hay que decir que fuera hacía mucho calor, pero en este túnel se estaba muy fresquito.
Si quieres visitar estas zonas ocultas de la batería, las visitas están disponibles hasta el 15 de septiembre. Puedes encontrar más información sobre cómo visitarlas en la web del Ayuntamiento de La Coruña (pulsa aquí).
Por si te has quedado con ganas de más fotos, aquí puedes ver la serie completa de fotos que he subido a mi cuenta de Flickr:
Y a continuación os dejo la ubicación de esta batería en Google Maps:
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