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El misterio que rodea a Nefertiti | |||
El 6 de diciembre de 1912, el arqueólogo alemán Ludwig Borchardt se hallaba en Amarna, donde desde 1907 estaba excavando por encargo de la Sociedad Oriental Alemana. Hacía unos días que había descubierto el taller del escultor real Tutmosis, y bajo la arena del desierto aparecieron diversos bustos de la familia real amarniense. Ese 6 de diciembre, Borchardt se hallaba en su casa del yacimiento, "poco después de hacer un alto para almorzar", cuando uno de sus colaboradores acudió corriendo a solicitar su presencia en la excavación. En el taller del escultor había aparecido algo sorprendente. Cuando Borchardt llegó se encontró con el famoso busto de la reina Nefertiti, una hermosa pieza de 50 centímetros de alto tocada con una increíble corona azul. La escultura conservaba prácticamente intacta su policromía original, aunque tenía dañada una oreja y le faltaba el ojo izquierdo. Incrédulo y lleno de entusiasmo, Borchard escribiría en su diario: "Teníamos en nuestras manos la obra de arte egipcio más llena de vida". A finales del pasado 2022 celebramos el aniversario de dos grandes acontecimientos relacionados con el mundo de la egiptología: los doscientos años del desciframiento de la escritura jeroglífica por Jean-François Champollion, el 27 de septiembre de 1822, y el centenario de uno de los descubrimientos arqueológicos más impresionantes de todos los tiempos: el de la tumba de Tutankamón por Howard Carter el 4 de noviembre de 1922. Sin duda, la importancia de este último es trascendental y merece un punto y aparte en la larga lista de descubrimientos arqueológicos que el mundo ha visto. Pero el pasado 6 de diciembre se cumplieron 110 años del descubrimiento de Borchardt, un aniversario que, sin ser un número redondo, sin duda también vale la pena recordar. Pero desde que salió a la luz, el espectacular hallazgo no ha estado exento de controversia. De hecho, se ha dicho que el propio Borchardt lo minimizó ante Gustave Lefevre, inspector del Servicio de Antigüedades de Egipto, para poder llevarse el busto a Alemania sin trabas burocráticas. Sin embargo, aunque fue enviada de inmediato al país germano, curiosamente la pieza no sería mostrada al público hasta 1924, doce años después de su descubrimiento. De hecho, la polémica acerca del modo "irregular" en que salió de Egipto el busto de Nefertiti, y que ya tiene a sus espaldas varias décadas, ha llegado hasta nuestros días, y las actuales autoridades egipcias siguen reclamando la pieza al considerar que salió de Egipto de un modo ilegal, cosa que, como es de esperar, los alemanes continúan negando. El busto más famoso de la historia se exhibió en Alemania hasta que el estallido de la Segunda Guerra Mundial puso el mundo patas arriba. Como es bien sabido, museos de todo el mundo se aprestaron a salvaguardar sus tesoros e implementaron planes de contingencia para ponerlos a salvo de posibles bombardeos. Nefertiti fue en principio ocultada en la bodega del Banco Gubernamental de Prusia, y en 1941 fue trasladada a un búnker antiáereo en Berlín. Algunos años después, en 1945, casi al final de la contienda, el busto fue llevado a una mina de sal en Turingia. Allí sería descubierto por el ejército norteamericano y llevado a Fráncfort. Finalmente, el busto de Nefertiti se expone en el Museo Nuevo de Berlín, donde sigue siendo la pieza estrella de la colección egipcia. Pero parece que las polémicas no han querido abandonar nunca al icónico busto. Su espectacular belleza y su aire de modernidad han llevado a ciertos investigadores a sostener que se trata de una falsificación. Es lo que manifiestan el historiador del arte suizo Henri Siterlin y el historiador Erdogan Ercivan, que alegan que precisamente por eso no se expuso al público hasta 1924. Evidentemente, tanto las autoridades culturales egipcias como las alemanas han rechazado siempre de plano estas afirmaciones. Hoy en día, el avance de las modernas técnicas de análisis está contribuyendo a desvelar los secretos que esconde el busto de Nefertiti. En 2009, el objeto fue sometido a una tomografía computerizada en Berlín que permitió determinar que la escultura posee un núcleo de piedra caliza sobre el que se acumularon distintas capas de estuco de diferente grosor. Ello ha hecho posible, según los investigadores, contemplar el verdadero rostro de Nefertiti en este núcleo de piedra, con unos pómulos menos prominentes y pliegues en las mejillas y la comisura de los labios. ¿Idealizó el escultor Tutmosis la imagen de la reina? Pues muy posiblemente. La revista científica Science News afirmó tras el completo estudio que esta "cara oculta" demostraba a todas luces que el busto más famoso de la historia era auténtico. Pero ¿dónde está la verdadera Nefertiti? ¿hay alguna posibilidad de localizar su momia y saber realmente qué aspecto tuvo la influyente esposa de Akhenatón? Hace algunos años, la egiptóloga británica Joan Fletcher afirmó que la momia de Nefertiti era la Dama Joven, una momia descubierta en la tumba KV35 del Valle de los Reyes, aunque la mayoría de egiptólogos, encabezados por el mediático Zahi Hawass, no estuvieron de acuerdo con sus conclusiones. De hecho, Hawass está convencido de que Nefertiti es una de las dos momias femeninas que se localizaron en otra tumba del valle, la KV21, descubierta por Giovanni Battista Belzoni en 1817. En 2010, los análisis de ADN en una de ellas confirmaron que era la madre de los dos fetos momificados hallados en la tumba de Tutankamón, por lo que casi con total seguridad se trata de Ankhesenamón, la esposa del rey e hija de Akhenatón y Nefertiti. ¿Y la otra? ¿puede ser realmente Nefertiti? En octubre del año pasado, el egiptólogo anunció que ciertas dificultades en la obtención de ADN iban a retrasar la tan deseada identificación, por lo que habrá que esperar. Si después de todo se confirma que se trata de Nefertiti podremos decir que la reina habrá hecho honor a su nombre y proclamar finalmente que "la bella ha venido". |
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