“Lo que echo en falta es un coloquio abierto en alguno de los grandes medios sobre estas opiniones de expertos que son catalogadas como fake news”
No hay día en que, unas veces con acierto y otras porque así lo decide la censura oficial del sistema, no se oiga hablar de alguna noticia que califiquen como falsa. Así, se oye de continuo el término “fake new”, que queda mejor que “noticia falsa” o “bulo”, como se diría en nuestro rico idioma Español. Ya saben, eso de los anglicismos que ”molan” tanto a algunos, y cada vez más frecuentes en nuestro argot cotidiano. Los “anglicanismos”, que “dixit” con su “expertitud” Carmen Calvo “Pixie”.
En el primer caso, porque las propias redes sociales lo propician, dada la rapidez irreflexiva de solape entre “informaciones” y comentarios que alimentan la “imaginación” del pueblo, en el ADN de los hispanos. También, porque, las no pocas contradicciones de los medios de manipulación masiva que maneja ese sistema y nos dominan –para eso los manejan–, ayudan mucho. En el segundo, porque ese mismo sistema que domina las redes, contrata empresas para que censuren y filtren lo que se publica y decidan qué es “verdad” –su verdad, obviamente– o mentira –lo que no se ajusta al mensaje que hay que transmitir–. Entre ellas merece lugar destacado la conocida como NEWTRAL, subliminalmente “neutral”, es decir objetiva, a la que Facebook/Twiter y puede que alguna más, le otorgan la infalibilidad sobre lo “verdadero” o no. Pero se da la circunstancia de que esta “startup” –más anglicismos–, la funda en 2018 –creo que es su única accionista– Ana Pastor García, señora de Antonio García Ferreras, el que repetía en la Cadena SER aquello de las “tres capas de calzoncillos” de los supuestos terroristas relacionados con el 11-M. Dos destacados “periolistas”, caracterizados por su “objetividad informativa” desde La Sexta TV, que se ha ganado con creces citada como “La SeCta”. Regalo en 2005 –recién llegado– de José Luis Rodríguez “Zapatero”, el beneficiado por la masacre de Atocha de 2004, a su amigo Jaime Roures, creador, entre otras “joyas” del prosocialista diario Público. Una cadena que también sabemos quién la salvó de la quiebra y la “inoculó” al grupo Atresmedia al que, lentamente, va colonizando, como buen “virus”. La citada empresa, Newtral, se dedica a calificar como falsas todas las noticias que no se ajustan a la consigna oficial. Que no digo que no puedan serlo –algunas o en parte–, pero que vienen de profesionales de la ciencia, sobradamente conocidos y acreditados, cuyas documentadas opiniones son omitidas o ninguneadas sistemáticamente por los medios oficialistas –casi todos–. Algo que cuando menos, da que pensar. Pero, afortunadamente, esas noticias que, en sentido coloquial se dice que “fuck”, “jo…roban” o fastidian, a ese poder casi omnímodo que dicta sus normas para manejar al rebaño, llegan por otros medios menores o por plataformas no del todo controladas por los de siempre,.
Vamos con tres de esas noticias que nos ocultan los medios y nuestros políticos. Por su interés –al menos para mí lo tienen– las voy a reproducir casi íntegras. Podría relatar muchas más de los cientos que llegan sobre este tema y que pueden encontrarse a poco que uno se interese por el tema en las redes y se indague por Telegram y plataformas como YouTube.
En primer lugar, recojo unas declaraciones del Dr. Robert Malone, conocido virólogo e inmunólogo estadunidense, se dice que inventor de las vacunas ARNm, que la citada Newtral desmiente, al tiempo que lo califica de “arma de los antivacunas”. Decía el Dr. Malone en Washington, hace unos días, ante miles de ciudadanos que “no deberíamos haber politizado la respuesta de salud pública al SARS CoV-2 y al Covid-19. En cuanto a las vacunas genéticas de Covid, la ciencia está decidida. No son completamente seguras. Ahora tenemos Omicron y estas vacunas fueron diseñadas para la cepa Wuhan original, un virus diferente. Si tenían sentido para proteger a nuestros ancianos y más débiles del virus original, ahora es irrelevante. Así que dejemos de discutir sobre eso. Debemos mirar hacia adelante. Estas vacunas no previenen que Omicron provoque infección viral, ni la replicación o transmisión a otros. En nuestra vida diaria, con nuestros amigos, con nuestras familias, sabemos que esto es cierto. Estas vacunas genéticas tienen fugas, tienen poca durabilidad. Incluso si todos los hombres, mujeres y niños, en los EE. UU., fueran vacunados, estos productos no podrían lograr la inmunidad colectiva y detener el Covid-19. No son completamente seguras y la naturaleza de los riesgos permanece desconocida. Por el contrario, la inmunidad natural de los sistemas inmunológicos saludables, después de la infección y recuperación del Covid, desarrolla una inmunidad de larga duración, que es altamente protectora contra la enfermedad y la muerte causadas por este virus. Si hay riesgo, debe haber elección”. En mi opinión, estas manifestaciones pueden creerse o no, pero en ningún caso se deben despreciar y, mucho menos tildarlas de negacionistas o de antivacunas, dos términos muy socorridos para el sistema y sus altavoces mediáticos.
Me llegó también una información sobre el abogado que derrotó a Volkswagen, Reiner Fuelmich, experto en defensa de consumidores frente a las grandes corporaciones. Dice que “ha demandado a los líderes de la Organización Mundial de la Salud –la M podría ser de Mafiosa o Manipuladora– por haber organizado la pandemia y la vacunación masiva por vía de urgencia. Demandas internacionales puestas en EE. UU. y en Europa, donde avanza más rápidamente”. Fuelmich asegura que demostrará ante los jueces que no hay motivo para esta vacunación, salvo el enriquecimiento de la Farmaindustria. También ha llevado a los tribunales a los responsables del gobierno de Israel por haber forzado a sus ciudadanos a vacunarse sin información. Se le llama ‘el nuevo juicio de Nuremberg’, en el que se condenó a los líderes nacis por obligar a personas a participar en experimentos científicos contra su voluntad. Estos procesos judiciales están en marcha, pero nunca aparecen en los medios de comunicación. Sólo están en medios independientes. Es real, pero no lo cuentan. Búscalo. Otras asociaciones de médicos y de ciudadanos han recurrido a los jueces, denunciando lo que consideran un atentado contra la práctica médica y los derechos humanos. Por eso, algunos no quieren vacunarse hasta ver cómo se resuelve esto en los tribunales. No sería la primera vez que los políticos terminan en la cárcel”. Insisto, puede creerse o no, pero, al menos, se podría abrir el debate y ser investigado por esos medios que se esmeran en investigar otros temas menores, como los tres trajes de Francisco Camps o las cremas “distraídas” de Cristina Cifuentes.
En esa línea, el Profesor Christian Perronne, se manifestaba al respecto en una comparecencia ante la comisión correspondiente del Parlamento francés. Este profesor, ha sido entre otras cosas vicepresidente de la comisión de Enfermedades Infecciosas y asesor de diferentes gobiernos durante 15 años, así como presidente del comité técnico de vacunación y ha presidido la política de vacunación en Francia. Comenzaba su intervención diciendo “No soy antivacunas, como algunos medios de comunicación han dicho, sino un loco convencido de su utilidad”. También dice haber sido vicepresidente en la OMS del grupo de expertos de la zona OMS, que incluye Europa, Rusia y todas las republicas del Asia Central, Turquía e Israel. Y lanzaba dos mensajes sobre esta crisis: ”Hemos burlado la ciencia y hemos burlado el derecho”. “Hemos burlado la ciencia, porque todas estas decisiones de nuestros políticos están basadas en expertos que, desgraciadamente y es público, tienen intereses mayores con la industria farmacéutica cuando toman decisiones a escondidas y proporcionan cero referencias científicas. Conozco bien a Jean François Delfraissy, presidente del Consejo Científico del Palacio del Elíseo, desde que era interno en 1978. Lo llamé y le dije que no estaba de acuerdo con lo que decía. Le pedí que hubiera un debate contradictorio ante el montón de opiniones que daba sin explicaciones de su origen y rechazó el debate. Estoy muy enfadado después de dos años de lucha en los medios de comunicación franceses y de haber escrito dos libros que no han sido refutados nunca en base científica. Todo lo que digo en mis libros está demostrado y no he cambiado jamás mi discurso en estos dos años y nadie ha corregido ni una sola de mis palabras. Incluso si los medios dicen que soy un conspiracionista, que es la única palabra que tienen contra mí, puesto que no pueden aportar ningún argumento científico… …Cuando hemos tenido estas llamadas “pruebas científicas”, vimos como se acumulaba el fraude. Las publicaciones en los mejores periódicos del mundo eran fraudulentas: se acordarán ustedes del The Lancet Gate cuando quisieron descreditar la cloroquina y los lobbies pagaron a un equipo y a un periódico para que sacaran un estudio fraudulento que bloqueó su uso en el mundo entero. Más recientemente, en el British Medical Journal hubo un Pfizergate que mostró que una parte de los estudios de Pfizer para obtener la autorización de esta mal llamada vacuna, era fraudulenta. En Francia, los medios de comunicación no nos hablaron nunca de esto, excepto un pequeño artículo en Le Figaro. Esto es realmente escandaloso, puesto que cuando The Lancet sacó su estudio, todos los medios hablaron de ello. Los conflictos de intereses son mayores, ya sea con los expertos o con los medios, esto se sabe que es público. No son ‘fake news’ y no soy yo quien lo dice. El gobierno francés, además de los miles de euros que da cada año a los medios principales, desde hace dos años le ha dado tres billones de euros a los medios de comunicación. O sea, que los fondos de Francia están vacíos, pero con esos tres billones de euros se podrían construir muchos hospitales. Además, estos productos que se llaman ‘vacunas’, yo he sido considerado durante años un especialista en vacunas en Francia, en el mundo, y creo que el mayor escándalo de esta epidemia es habernos hecho creer que son vacunas cuando no los son en absoluto. La prueba la tenemos ya, puesto que no funcionan, no previenen la contaminación y no previenen resultados severos. Ahora, en los países que tienen más vacunados, podemos ver que más del 90% de los ingresados en cuidados intensivos son personas doble o triplemente vacunadas, es decir, que no impiden la transmisión. Yo no he visto jamás algo así, esta es la prueba formal de que no son vacunas. Tenemos que parar este delirio de querer vacunar por una enfermedad que ya casi no mata, ¿Dónde están los muertos? Muchas cifras han sido infladas porque con esta PCR que amplifica lo que está científicamente autorizado, hemos inflado las cifras de la epidemia, hemos inflado el número de muertes. Porque la gente que llegaba al hospital por otro motivo, como tuvieran un test positivo se decía que habían muerto por Covid, cuando en realidad habían muerto por otra causa completamente diferente. Además, lo que me ha chocado enormemente como especialista en vacunas, es que una vacuna normal necesita 10 años para que sea autorizada, incluso cuando veo el escándalo de las mujeres embarazadas. Y normalmente se tardan 10 años después de dar la autorización definitiva para que se autorice el uso comercial en mujeres embarazadas. Y aquí, en unos meses se habían autorizado. Lo que me choca es la ausencia de estudios científicos sobre las decisiones. Cuando nuestros gobiernos dices ‘pónganse 3 dosis, 4 dosis, 5, 6, y después será 7 dosis o no sé cuántas, hay cero estudios científicos detrás para apoyar estas decisiones. Lo que más me sorprende es que la EMA (Agencia Europea del Medicamento), el verano pasado, todavía no conocía la composición total de estas vacunas y con todo y con ello las autorizaron. Lo que sabemos ahora mismo, tras los datos oficiales, es que las vacunas han causado 36.000 muertes en Europa, 25.000 en EE. UU., incluyendo cientos de deportistas. Los oncólogos en EE. UU., han mostrado que hay un aumento en las muertes por cáncer después de la vacunación. Y creo que el mejor ejemplo es que los países que no han vacunado o que han parado la vacunación son los países donde la epidemia ha terminado. Esto es muy fuerte, podemos ver el ejemplo de la India. Y mis últimas palabras son sobre el derecho, diré que todo es ilegal. Como bien acabo de exponer hace un momento, una autorización condicional sólo se podría obtener si hubiéramos demostrado que no hay otros tratamientos efectivos. Tenemos cientos de publicaciones científicas, tenemos el ejemplo de la India y de otros países que han demostrado que hay tratamientos efectivos. Y, sobre todo, lo más importante es que estamos todavía en fase 3 experimental y que, en los tratados internacionales, incluyendo el Código de Núremberg, está totalmente prohibido imponer una obligación sobre un producto experimental. Todo parlamentario que vote para una obligación de un producto experimental, puede ser acusado penalmente a título personal por un tribunal internacional, por un error extremadamente grave, como es poner en peligro la vida de seres humanos. Y, hablando de los niños, los hay que están muriendo por las vacunas y ahora sabemos que los que fallecen por ella son más numerosos que los que fallecen por Covid, puesto que hay prácticamente cero niños muertos por Covid. En mi entorno personal, conozco una joven de 17 años y otra de 20, que fallecieron un día después de ponerse la vacuna, por un infarto de miocardio. No había visto en mi carrera un infarto de miocardio en una persona con 20 años. La otra murió por un embolismo pulmonar. Por todo ello, pido una moratoria en estos productos que no son vacunas, los cuales no han sido evaluados de una forma correcta. Para que tengamos una evaluación definitiva, harán falta muchos años”.
Podríamos ampliar estas opiniones con las del Premio Nobel Luc Montagnier, o la de acreditados científicos y médicos como el Dr. Vladimir Zelenko, el Dr. Vernon Coleman, la Dra. Martínez Albarracín, el Prof. López Mirones o el Dr. Luis Miguel Benito, entre otros muchos, que invito a buscar, pero alargaría más de lo que ya me he extendido.
Lo dicho, se puede estar o no de acuerdo con estas opiniones y declaraciones, pero lo que echo en falta es un coloquio abierto en alguno de los grandes medios. Que científicos acreditados y de prestigio real de una y otra opinión, den a conocer sus razones en pro o en contra de esta “vacunación” indiscriminada, sin prescripción médica individualizada y con el correspondiente consentimiento informado. Después, que cada cual decida.
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